Vuelve a Málaga en verano / la travesía del puerto / y al embalse y al pantano / la travesía del desierto:
la sequía no descansa / aunque no queramos verlo / entre olímpicas medallas / y un rebosante aeropuerto
que nos quiere recordar / cuando éramos normales / y no te pedían para entrar / un pasaporte en los bares.
Trescientos setenta y cinco / millones de anteproyecto. / Consultas, más de doscientas, / habitaciones, ochocientas. / Bonito, bueno y moderno / el ensueño que nos quiso
presentar Juanma Moreno / para así apuntarse un tanto. / El hospital será un sueño, / pero no sabemos cuándo.
Torres más altas cayeron / y no eran todas de arena. / Marifé, la trianera, / presta al alcalde estos versos:
“Como una fuente callada y sin vida, / como el barquito que pierde el timón, / como flor del rosal desprendida, / está dolorida mi pobre ilusión”.
Permita Dios, por ventura, / para la horterada el veto: / que el informe de cultura / ponga traba al mamotreto.
Gallardean las banderas / rojigualdas en Japón. / Tampoco faltó Bandera / en la gran celebración
de una taberna que fuera / de serrín y taburetes / convertida ahora en templete / con mando en plaza señera
donde se rinden honores / a quienes parten la pana, / de Alcazabilla señores / de lo que les da la gana.
De nuevo la otra pandemia, / la tapada, la invisible, / la que mete bajo tierra / con aliento inasequible
a mujeres a decenas / con vileza insoportable, / vuelve de nuevo a la escena / por capricho de un cobarde.
Ojalá sean vacunados / de la variante machista / y Dios perdone el pecado / a esos sus negacionistas.