Así se monta el belén del Ayuntamiento de Málaga: un mes de trabajo, andamios y kilos de escayola
Fernando Wilson lleva 28 años encargándose de este clásico nacimiento. Su equipo y él pasan el mes de noviembre encerrados en el patio de Banderas del Consistorio para ponerlo a punto.
3 diciembre, 2023 05:00Noticias relacionadas
Un mes de trabajo a destajo, litros de pintura y pegamento y mucha paciencia, así como un equipo humano brillante y más de medio millar de figuras. Esa es la pócima mágica que permite sacar hacia adelante, año tras año, el clásico belén del Ayuntamiento de Málaga.
Ir a visitarlo es, sin duda, uno de los planes navideños por excelencia, sumado a ver las luces de Navidad de la ciudad, comprar detalles en los mercadillos navideños y comer churros o buñuelos en cafeterías o puestos. Situado en el patio de Banderas del Consistorio, es uno de los nacimientos de referencia en la capital, pues incorpora una innovadora iluminación que recrea el día y la noche, e incluso agua que brota de diferentes puntos del nacimiento como fuentes.
Cuando una persona visita uno de estos tan trabajados belenes, pocas veces se para a pensar cómo se crean las escenas, si estas varían de un año a otro, o quiénes son los que colocan una a una las diferentes figuras que las conforman. Para responder a estas preguntas, EL ESPAÑOL de Málaga se reúne con Fernando Wilson, la cabeza del equipo de Arte del Ayuntamiento de Málaga.
De su imaginación sale el júa de San Juan, el boquerón del Carnaval, pero también la organización del belén de la Navidad del Ayuntamiento, así como el diseño de decenas de carteles informativos de la Casona. En concreto, Wilson lleva ya 28 años detrás de este proyecto navideño, un trabajo que le llena casi tanto como le desespera el tiempo que le quita.
A comienzos de noviembre, junto a su equipo de trabajo, Wilson llega al patio de Banderas del Ayuntamiento de Málaga, normalmente, utilizado para convocar ruedas de prensa, para convertirlo, poco a poco, en una gran “caja negra” donde cuentan, cada año, “la misma historia, pero de diferentes formas” a través de varias escenas que él mismo 'malagueñiza'.
El primer paso del proceso de montaje es el diseño del belén, que se desarrolla en 150 metros cuadrados. El hecho de que este se desmonta completamente al finalizar las fiestas, es uno de los mayores obstáculos que el equipo de trabajo se encuentra. “En el fondo, es un hándicap, pero también un punto positivo, pues eso hace que cada año sea un belén novedoso, cambia hasta la orografía, se desmonta entero, cambia todo. Donde el año pasado había un río, probablemente este año haya una montaña. Siempre es diferente”, concreta Wilson.
Una vez diseñado –Wilson adelanta que se ha inspirado mucho en los Montes de Málaga y, concretamente, en el Acueducto de san Telmo–, inician el proceso de andamiaje para colocar las estructuras, como se suele hacer en cualquier construcción. “Sin estructuras todo se desmorona”, dice. Por eso, cuenta, hay que tener claro el diseño de las alturas, dónde irán los lagos, dónde irán las montañas… “Esa estructura luego se tapa y se comienzan a colocar las viviendas, templos, el mercado... para, a continuación, construir alrededor de ello toda la urbanización. Se adecua todo al territorio. Una vez conseguido esto, utilizamos escayola y corcho natural y se tapa todo de nuevo. Construida toda la orografía, pasamos a la policromía, montamos todas las escenas y colocamos todas las figuritas”, explica.
Wilson atiende a este periódico vestido cómo cualquier miembro del personal de mantenimiento, con polito oscuro y pantalón cargo, ambos con manchas de pintura y pegamento. Aunque sea el diseñador, él está, como se suele decir coloquialmente, metido en el ajo de principio a fin, y lo mismo pinta una montaña que posiciona figuras o soluciona cualquier problema técnico.
Junto a él están Juan López, que se encarga de la iluminación, Jesús Agüera y Antonio Cornejo, fontaneros responsables de que el agua corra bien por los ríos y fuentes del belén, Christian Barroso y Daniel Robles, así como Rafael Simón y Manuel Castillo, belenistas y montadores. Orgulloso, Wilson les mira y asevera que “ellos son una prolongación mía”. El veterano diseñador saca el pecho con orgullo por los suyos. "Sin ellos esto no sería posible", comenta.
Además, asegura que en el belén trabajan muchas más personas que el equipo de montaje. “Dependiendo de cómo se quiera mirar, al final también lo forma mucha gente del exterior que nos traen cosas para añadirlas”, declara.
En el momento que EL ESPAÑOL de Málaga visita el belén, este parece un planeta al que hace falta llenar de vida. Wilson bromea: “Está como las calles en el confinamiento”. Y se empieza a llenar de “humanidad”, de dentro hacia fuera. “Porque si tienes que ponerte a colocar figuras desde la parte externa, después no veas la que liamos para entrar. Es complicado. Aunque hay un secreto en este belén: siempre montamos unos pasillos ocultos para poder entrar, sin tirar todo, en caso de que haya un problema”, confiesa.
Respecto a las escenas, hay de todo. Hay una parte marinera –con espetos, cenacheros y hasta salazones de pescado–, pero también, cómo no, el clásico portal de Belén. Aunque siempre varía año tras año, cuando el visitante entra al belén (que se visita de izquierda a derecha a través de una pasarela) siempre encontrará una lectura cronológica: “Empieza por la Anunciación de la Virgen, a la que después se ve pidiendo posada. Después está el portal y finalmente se puede ver la huida a Egipto. Esas cuatro ideas siempre están ordenadas aunque ellas en sí mismas cambien. Este año el portal está bajo unas rocas y tiene el mar de fondo”.
Wilson asegura que pueden tener más de 500 figuras. 350 de ellas de la Colección de Arte Cristiano de Olot. "Esas son buenas, poderosas", dice con una sonrisa. Luego completan el medio millar cientos de muñequitos y animales de menor valor, pero que según el diseñador "siempre son bienvenidos". "Todos los años, al final, compro pollos y gallinas chiquitinas para rellenar, sobre todo, el fondo. Esto es cuestión de pura perspectiva. Generamos profundidad. Las figuras del fondo son más pequeñas y las primeras más grandes", zanja.
La idea es que esté listo para los malagueños de cara al próximo puente de diciembre, aunque de momento el Ayuntamiento de Málaga no ha puesto una fecha oficial para la inauguración.