¿A qué sabe el helado 'Oso y el Madroño'? La heladería 'estrella Michelin' que lo vende en un mercado

¿A qué sabe el mítico monumento del Oso y el Madroño en la Puerta de Sol? ¿Y una nariz? Los helados con las formas y figuras más inimaginables se venden en un puesto del Mercado de San Miguel de Madrid, en Rocambolesc, a precios que van desde los 3,25 hasta los 4,95 euros. 

Lo mejor de estos helados es que también saben a alta cocina. Los sabores proceden de los postres de El Celler de Can Roca, el prestigioso restaurante de tres estrellas Michelin, más una verde, de los hermanos Roca, en Girona.

Polo Oso y Madroño. Rocambolesc

La idea original de Jordi Roca, el hermano pequeño de los hosteleros triestrellados, encargado de la repostería del restaurante familiar, era recorrer las calles de Girona ofreciendo en un carrito de manera ambulante sus postres en forma de helado. Eso sí, pero no muy helado, porque son suaves y menos fríos que los helados comunes, para saborearlos mejor, según apuntan desde Rocambolesc. El resultado final fueron dos tiendas en Girona, una en Barcelona, otra en Madrid (aunque fueron dos, la de El Corte Inglés de Serrano cerró) y una en Houston, Estados Unidos.

De esta manera, los toppings de los helados de Rocambolesc se convirtieron en la alternativa perfecta para que devinieran la versión completa de los postres de Jordi Roca, reconocido como Mejor Pastelero del Mundo por 'The World’s Best Restaurants', en 2014, y Mejor Chef Pastelero del Mundo por 'World Pastry Stars', el año pasado. Un paseo, un paisaje, un olor, una historieta, un ruido, una transgresión, una emoción, cualquier camino, dicen en Rocambolesc, puede convertirse en un helado.

Los sabores favoritos de los madrileños

En esta heladería del Mercado de San Miguel trabajan con productos de temporada. Por esta razón, según la estación, van creando sabores especiales adaptándonos a la temporalidad de cada ingrediente. Aun así, disponen de sus sabores clásicos durante todo el año que van acompañados de toppings elaborados de manera artesanal en su obrador de Girona.

[Esta es la heladería de Madrid que prepara un inesperado helado: no lo pueden comer los niños]

Los sabores que más gustan en Madrid, según informan desde la heladería a día de hoy, son el de chocolate y el de coco y violeta. Entre sus toppings estrella destacan la galleta sablé de mantequilla recortada a mano, las rocas efervescentes de lima, la explosión de peta-zeta de chocolate, la esponjosidad del bizcocho de chocolate, el dulzor de la guayaba... Además, hay otros sabores como el láctico, el de vainilla y el de manzana al horno.

Polo Rocanas. Rocambolesc

Pero sin duda, sus propuestas más 'locas y fresquitas' están en los polos 3D que hacen en su obrador manualmente, utilizando moldes a medida. Difícilmente se encuentran polos con forma 3D, debido a su complejidad a la hora de su elaboración, pero en Rocambolesc encuentras de diversas formas y sabores.

Desde conseguir con un molde 3D a escala real las medidas de la gran nariz de Jordi, para obtener el polo Rocanas, de fresas y agua de rosas, a crear uno en homenaje al Oso y el Madroño de Madrid, elaborado con madroño y melocotón. Otras formas divertidas son el helado oscuro, la mano dorada, el velencoco, el cul de la lleona, el dedo y el polo feliz.

Otra de las creaciones que más gustan en esta heladería es el panet helado. Un brioche relleno de helado y toppings, que insertan dentro de una máquina diseñada por ellos mismos para que les proporcione la temperatura perfecta para obtener un brioche frío por dentro, y tostado y sellado por fuera. El helado perfecto para los días de frío o lluvia. 

Rocambolesc en el Mercado de San Miguel de Madrid. Rocambolesc

Desde un cucurucho pequeño a una tarrina grande, pasando por el panet, sus productos no son más caros que los de una heladería tradicional. Los precios van de los 3,25 hasta los 4,95 euros. 

En esta heladería todo es extraordinario e inverosímil, empezando por su nombre: Rocambolesc, procedente del apellido Roca, y el resto de su significado lo dejan a la imaginación del cliente.