Hace alrededor de 48.000 años, un grupo de neandertales que habitaba la región de Siegsford, al sur de Alemania, salió de caza. En la zona cercana a un lago, identificaron a un león de las cavernas (Panthera spelaea) de tamaño mediano y en malas condiciones: era ya basta mayor y existían menos probabilidades de que pudiese ofrecer una defensa efectiva o incluso escapar. Probablemente se acercaron a la presa de forma sigilosa por detrás, mientras descansaba, y le clavaron una lanza de madera en el lado izquierdo del bajo abdomen. Los humanos despiezaron y consumieron la carne y las vísceras del félido en el mismo sitio y abandonaron la carcasa. Fue una exitosa jornada para su supervivencia, un pulso ganado a uno de los animales más peligrosos de Eurasia.
Los restos del león fueron hallados en 1985 y los arqueólogos ya identificaron una serie de marcas de corte en algunos de los huesos, incluidas dos costillas, varias vértebras y el fémur izquierdo, que concordaba con la escena de una carnicería neandertal. Ahora, un nuevo estudio del animal ha sacado a la luz una herida punzante registrada en el interior de otra costilla, provocada seguramente por una lanza con punta de madera. Según los investigadores, se trata de la evidencia directa más antigua de la historia de humanos matando y despiezando un león.
Las pruebas directas de caza de grandes depredadores son extraordinariamente escasas en el registro arqueológico. En el yacimiento de la Gran Dolina, en Atapuerca, se han identificado los restos de un león datado entre hace 350.000 y 250.000 años que representaría el ejemplo más antiguo de explotación y consumo de un carnívoro por los primeros homininos. Fueron probablemente encuentros fortuitos útiles para conseguir comida y pieles. Pero hasta ahora no se había documentado un caso de actividad cinegética tan evidente. "Nuestros análisis demuestran por primera vez que los neandertales fueron capaces de cazar activamente leones de las cavernas usando simples lanzas de madera", destacan los investigadores, liderados por Gabriele Russo, de la Universidad de Tubinga.
En el estudio, publicado este jueves en la revista Scientific Reports, los autores presentan además el hallazgo de unas falanges de otro león de las cavernas mucho más antiguo, de hace unos 190.000 años —esta especie, Panthera spelaea, se extinguió en Europa central a finales del Pleistoceno, hace unos 12.500 años—, en una cueva de Einhornhöle, en las tierras altas del centro de Alemania. Sería la prueba más antigua de que los neandertales usaron el pelaje de uno de estos carnívoros.
Los huesos descubiertos en una galería de la cavidad durante unas excavaciones en 2019 presentan marcas de corte consistentes con las generadas cuando se despelleja a un animal. Según los investigadores, este hecho sugiere que se adoptó un enfoque cuidadoso durante el proceso de desollado para garantizar que las garras permanecieran preservadas dentro del pelaje.
"La interpretación más parsimoniosa sugiere que los restos esqueléticos fueron sometidos a un transporte selectivo al interior de la cueva. Las evidencia indican que la carcasa fue desollada en algún lugar y solo el pelaje, o como mínimo las garras, fueron conducidas al sitio para ser utilizadas y luego abandonadas", escriben los expertos, que creen que se trataría de un león recién fallecido, aunque no pueden asegurar si fue cazado por los humanos o se lo encontraron ya muerto.
¿Cuál pudo ser el uso de la piel del león? Los investigadores barajan varias posibilidades: que fuese utilizado para un uso práctico, como calentarse, o por razones culturales. En cualquier caso, el descubrimiento conecta la cueva con un espacio residencial de los neandertales.
"Los restos de Siegsdorf y Einhornhöle proporcionan nueva información sobre el comportamiento de los cazadores-recolectores del Paleolítico Medio, añadiendo más complejidad a la cultura neandertal", afirman los autores en sus conclusiones. "Creemos que los neandertales fueron capaces de interactuar con depredadores no humanos como los leones no solo por razones económicas, sino también culturales, como hizo el Homo sapiens más tarde". Para los humanos anatómicamente moderno, los leones fueron un motivo recurrente en las imágenes de sus grabados. Sin embargo, este depredador también tuvo un importante significado en el mundo de los neandertales.