A finales de los 90, un equipo de investigadores realizó una serie de intervenciones arqueológicas en la Cova Simanya (Sant Llorenç Savall), situada en el Parc Natural de Sant Llorenç del Munt i de l'Obac (Barcelona). En una estrecha galería de la cavidad, que cuenta con más de 300 metros de recorrido, se recuperaron una serie de materiales depositados desde entonces en el Museo de Arqueología de Cataluña. Ahora, la revisión de esos hallazgos ha revelado que se trata de una colección de 53 restos de neandertales que habitaron el lugar hace unos 50.000 años. Una nueva excavación efectuada en 2021 sacó a la luz otro diente de un individuo de esta especie.
Cova Simanya, una de las cuevas más conocidas y visitadas de Barcelona, se acaba de convertir en un enclave único para el estudio de la vida de los neandertales. Ese excepcional conjunto de 54 restos correspondientes al menos a tres individuos, una mujer adulta, un joven de unos 11-12 años y un niño de alrededor de siete, se ha dado a conocer este martes en un artículo publicado en la revista Frontiers in Earth Science y en un acto celebrado en el citado museo. Se trata de la colección de restos neandertales "más importante de Cataluña y una de las más relevantes de la Península Ibérica".
La investigación ha estado liderada por Juan Ignacio Morales, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), Artur Cebrià, de la Universidad de Barcelona, codirectores de la excavación, y por el paleoantropólogo Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
"De todo el conjunto destaca especialmente el individuo adulto, del cual se han identificado restos de ambos brazos, entre ellos hay un húmero entero y una mano prácticamente completa, y también de los pies, además de diferentes vértebras y costillas", detalla Antonio Rosas, director del Grupo de Paleoantropología del MNCN-CSIC. También se han identificado hasta 10 piezas dentales y un fragmento de mandíbula. Dos de estos dientes pertenecen al individuo juvenil y los ocho restantes pueden ser compatibles con el individuo adulto, aunque "no se puede descartar la posibilidad de que correspondan a más individuos".
Juan Ignacio Morales explica que "las primeras dataciones realizadas indican que la presencia de neandertales en la Cueva Simanya es más antigua que el límite del carbono 14; es decir, anterior a los 50.000 años". Actualmente se están llevando a cabo técnicas de datación alternativas que deberían permitir determinar la antigüedad de los restos con una mejor precisión.
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Según Rosas, "los fósiles de la Cova Simanya ayudarán a esclarecer el papel que ha tenido la Península Ibérica en la compleja historia evolutiva de los neandertales". En este sentido, el investigador, uno de los máximos expertos internacionales en neandertales, asegura que "hoy empezamos a saber que hay diferentes linajes de esta especie extinguida, pero, en estos momentos, todavía no conocemos los motivos de cómo y dónde se originaron". "Iberia y la Cova Simanya tienen mucho que decir en este sentido", aventura.
Según han explicado los científicos en una nota de prensa, la proximidad de la Cueva Simanya con otros yacimientos arqueológicos del Paleolítico medio, como las Coves del Toll (Moià), el Abric Romaní (Capellades) o la Cova Gran de Collbató, evidencia claramente que la Cataluña central fue un territorio clave para las actividades y asentamientos de los neandertales durante el Pleistoceno superior.
El conjunto hallado en el yacimiento barcelonés presenta rasgos anatómicos inequívocos que permiten adscribirlo a los neandertales y diferenciarlos de otras especies del género Homo. Además, estos restos permiten entender mejor la filogeografía de los neandertales que poblaron Europa antes de la llegada del Homo sapiens. Las herramientas de piedra recuperadas, los huesos de animales procesados por los neandertales y las hogueras documentadas sugieren que la Cova Simanya fue un enclave significativo para las poblaciones del Paleolítico medio.
Junto con el uso de la cueva por parte de los neandertales, los trabajos de campo han permitido constatar que el lugar también sirvió de refugio de hibernación tanto para el oso pardo como para el oso de las cavernas; un uso que se prolongó como mínimo hasta hace 42.000 años. "Mucho tiempo después, la cueva fue utilizada de manera esporádica desde el Neolítico hasta tiempos mucho más recientes", recuerda Morales.
En las próximas campañas de excavación, el equipo de investigación tiene previsto continuar con los trabajos en el complejo kárstico de Simanya, incluyendo la Cova del Triangle y la Cova de la Canal, situadas a escasos 50 metros, con el objetivo de conocer con más profundidad el poblamiento prehistórico en este territorio clave.