Apoteosis de Milei en la gran corrida ultra de Abascal con Le Pen y Meloni de teloneras
"Aquí hay de todo, hay gente que si la vieses por la calle, dirías: me cruzo de acera", comentó un simpatizante a la salida del acto de Vox en Vistalegre.
20 mayo, 2024 02:50La expectación era máxima, pero Javier Milei no había provocado aún una crisis diplomática. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, no había tenido que llamar a consultas al embajador de Buenos Aires. Tampoco la Unión Europea se había pronunciado. Sin embargo, algo en el ambiente que se respiraba en el interior del Palacio Vistalegre Arena, donde tuvo lugar el acto internacional de Vox este domingo, sugería que podía llegar ese momento. La gran apoteosis ultraderechista.
"¡Que no me da la gana una dictadura como la venezolana!". Un afiliado de Vox había iniciado este cántico desde su butaca. Toda la grada le siguió. Mientras, hablaba desde el escenario José Antonio Kast, líder del partido republicano y ultraderechista chileno. "Kast es muy cercano a nosotros", explica este afiliado de Vox a EL ESPAÑOL. "Aquí hay de todo: argentinos, venezolanos o chilenos. Si te fijas, lo que viene por aquí no tiene nada que ver con el PP. "Hay gente que si la vieses por la calle, dirías: me cruzo de acera".
Y tanto. En el interior del acto Viva24 te podías cruzar con gente de todo tipo. La cola para entrar al complejo, ya a las diez de la mañana, daba la vuelta a la manzana. El activista Bertrand Ndongo grababa con su teléfono móvil a quienes aún esperaban. Por allí desfilaron enseñas nacionales, algunas con el aguilucho. También banderas con el rostro de Miguel Ángel Blanco, a la espera sus dueños de escuchar a Ortega Lara. "¡Viva España!", era el saludo estándar. Los vivas a Franco tenían menos éxito, pero estaban presentes.
Anti-socialismo y la Buena Muerte
Mientras se desarrollaban los primeros discursos de los distintos líderes internacionales, la gente entraba y salía de la arena. Lejos del ruido, a lo largo del complejo se habían colocado puestos para la venta de 'merchandising'. Cada uno de ellos pertenecía a grupos vinculados a Vox. Uno pertenecía al canal dirigido por Javier Negre, otro, al del activista Kake Minuesa.
El género era el siguiente: camisetas con el lema "Anti-socialismo", un cartel a tamaño real de un Santiago Abascal sonriente junto a un capote de torero e imponentes esculturas del Cid Campeador y el Cristo de la Buena Muerte. Soldado de la Legión incluido. En uno de los puestos, el que llevaba por nombre Fachers, se sorteaba un libro de la presidenta italiana Giorgia Meloni firmado por Abascal.
A medio camino de vuelta al ruedo podías encontrarte con algunas caras conocidas, como con el periodista Julio Ariza a las puertas de la entrada VIP, o la colaboradora de Telecinco Isabel Rábago.
De nuevo en la grada, el ambiente se había tornado más tenso tras la salida del ministro para la diáspora de Israel, Amichai Chikli, y su mención a la matanza de Hamás. "¡Hijos de puta!", era la respuesta más común del público. La llegada de Milei se percibía cercana. Pero antes saldrían Marine Le Pen y Giorgia Meloni.
La efervescencia del público llegó a su punto álgido con la aparición del presidente de Argentina, Javier Milei. Apareció cantando su versión de Panic Show. El español de a pie asistía a una réplica del 'trumpismo' americano en pleno barrio madrileño.
Los más radicales, que antes se habían mantenido camuflados entre la gente, se animaban a partir de ese momento a lanzar sus consignas. "¡Fuera los rojos!", gritaban. "¡Putos comunistas!".
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El mandatario argentino no respondía a ellos, pero sus frases los precedían. "El socialismo conduce a la pobreza y la muerte", advertía desde el escenario. Su mención a la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, y a los cinco días de "reflexión" del presidente del Gobierno, desataron el mayor de los abucheos.
A la salida, ya en el vestíbulo y tras escuchar el himno nacional, algunos diputados de Vox se despedían sonrientes de la gente. Era el caso de la portavoz en el Congreso, Pepa Millán, y de José María Figaredo.