Yolanda Díaz no deja nada al azar y ya prepara su blindaje frente a dirigentes de otros partidos aliados. En las próximas semanas, Movimiento Sumar, dará sus primeros pasos para formar una estructura propia —y tradicional— con "más peso" que el resto de fuerzas de la alianza electoral, entre las que se encuentran otras como Podemos, Izquierda Unida o Más Madrid. La idea, aseguran fuentes cercanas, es que todas convivan "bajo el mismo paraguas", eso sí, controlado por ella.
El precario equilibrio con el que Díaz mantiene unida Sumar (no confundir con Movimiento Sumar, su partido) empieza a pasarle factura. La vicepresidenta lleva semanas dando pistas sobre cómo coordinará la alianza electoral en la próxima legislatura; esto es, nutriendo los órganos de dirección con sus cargos de confianza y "silenciando" al resto de partidos de la coalición, acusan fuentes de estas formaciones.
La primera de las pistas surgió antes incluso de las elecciones generales, con el veto encubierto a Irene Montero y Pablo Echenique, pero la más clara se dio a principios de septiembre. Hace apenas tres semanas, al inicio del curso político, Díaz maniobró para dejar a Podemos, Izquierda Unida y Más Madrid fuera de las portavocías del grupo parlamentario en el Congreso, un puesto clave para obtener visibilidad y poder registrar iniciativas.
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Más aún, los pequeños pasos para dirigir la coalición también van por el mismo camino de aupar a un pequeño grupo confiable por encima de los políticos de mayor renombre, pero de otras siglas. El modelo territorial, el proyecto de Estado del Bienestar, la posición internacional y la visibilidad parlamentaria estarán fiscalizados por Díaz.
Todos estos movimientos están encaminados a un mismo objetivo: el congreso fundacional que Sumar organizará en las próximas semanas para elegir a su cúpula. Ahí es donde las fuentes dicen que los afines a Yolanda Díaz tendrán "más peso" que el resto, esto es, para blindarse de que los posibles militantes de Podemos o Izquierda Unida puedan controlar la coalición desde dentro.
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Doble militancia
Fuentes cercanas aclaran que Díaz tiene pensado abrir la militancia de Sumar a otras formaciones; dicho de otro modo, que no sea incompatible tener el carnet de Sumar y, por ejemplo, el de Izquierda Unida. El problema con este tipo de reglamento, que es el que usó Podemos en sus inicios para atraer afiliados de otras fuerzas, es que tiene que funcionar en los dos sentidos.
La mayoría de las formaciones que integran la coalición no permiten la doble militancia –tampoco Podemos, desde 2017– e incluso la castigan con la expulsión del partido. En los últimos días, tanto Podemos como Izquierda Unida han evidenciado su malestar con el rumbo marcado por Yolanda Díaz, lo que da a entender que no van a abrir su militancia: quien quiera pertenecer a Sumar tendrá que elegir una sola sigla.
Este caso es especialmente crítico para los dirigentes morados que han tomado partido por Sumar como portavoces, como Alejandra Jacinto o Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales. Ambos tienen cargos en la Ejecutiva de Podemos y representaron a Sumar en campaña, pero no ocupan ningún cargo oficial en el partido de Díaz, todavía en pañales.
Díaz decidió construir Movimiento Sumar como un cascarón electoral "instrumental" para sus diputados, pero ahora quiere convertirlo en un partido tradicional. Previo al 23-J, la líder de la coalición llevaba más de un año poniendo tierra de por medio entre la que era su "plataforma" —así llamaba a Sumar— y el resto de formaciones políticas, separándose de ellas y de su forma de actuar.
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El latiguillo de "instrumental" no es nuevo en la política española. La exalcaldesa Manuela Carmena constituyó en su día Ahora Madrid bajo esta fórmula simbólica, incluyendo bajo su paraguas a otras formaciones, como un mero vehículo para presentarse a las elecciones. Al igual que ocurrió entonces, partidos como IU, Más Madrid o Podemos no tendrían que renunciar a sus siglas para presentarse con ella.
Esos mismos partidos, aseguran fuentes de sus direcciones, esperaban poder convivir "como iguales" junto a Sumar, un extremo que ahora todos dan por imposible debido a la "mano de hierro" con la que Díaz dirige la alianza.
Las mismas personas afean cómo, en aquellos primeros compases, Yolanda Díaz no pudo ser más clara al rechazar la idea de una "sopa de siglas". Esa fórmula de la coalición, decía el verano pasado, ya la había "conocido en Castilla y León y en Andalucía", donde la izquierda a la izquierda del PSOE cosechó dos sonoros fracasos pese a presentarse unida a las elecciones. Su tesis actual es que la unión sólo funciona si ella y los suyos la comandan.