En sus horas más bajas, con el espacio a la izquierda del PSOE jugándose su supervivencia para los próximos cuatro años, Podemos sacrifica a su "principal activo político" antes de empezar la carrera electoral. La formación morada ha anunciado este sábado que aceptará el veto de Yolanda Díaz a la ministra de Igualdad, Irene Montero, para no poner más palos en la rueda a la inminente coalición de Sumar.
Así lo anunció primero la secretaria general del partido, Ione Belarra, quien dedicó la práctica totalidad de su discurso en el Consejo Ciudadano Estatal a alabar a su compañera de filas apenas 48 horas antes de que se cierren las listas. En realidad, la decisión llevaba tomada desde hace una semana, cuando los morados estamparon su firma en el documento de coalición y se quedaron sin cartuchos con los que negociar.
"En estos nueve años han sido muchas las ocasiones en que esta formación política ha tenido que tomar la decisión más difícil en el momento más complicado: elegir el camino correcto aunque, como ahora, sea el más doloroso", ha arrancado Belarra en su discurso. "A veces, para ganar hay que saber perder".
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Belarra temía encontrarse este sábado a un Consejo Ciudadano Estatal desunido, afectado por las presiones de los territorios en las últimas semanas por un acuerdo de coalición que nunca llegaba. Al final, la secretaria general tomó las riendas de las conversaciones tras pedir el aval de sus bases y acabó por firmar el pacto con Sumar.
Esto significaba no sólo relegarse a un papel secundario en las listas electorales (Podemos tiene sólo 8 de 35 puestos de salida), sino aceptar los vetos personalísimos que Yolanda Díaz imprimió sobre varios de los dirigentes morados. En la primera lista, que nunca se ha hecho oficial por parte de Sumar, se incluían los nombres de Irene Montero, Ángela Rodríguez Pam, Victoria Rosell, Pablo Echenique y María Teresa Pérez.
"El veto de Yolanda Díaz a Irene es un error. Si hemos decidido firmar es porque esta es la única oportunidad de revalidar el Gobierno de coalición: poner el interés colectivo por delante del interés de nuestro partido", se ha lamentado Belarra. "Irene, esta formación política no te va a soltar la mano, vamos a seguir haciendo política juntas, en equipo".
El sacrificio de Irene Montero no cambia demasiado la situación con respecto a lo que se firmó la semana pasada, cuando Podemos aceptó unirse a la coalición pese a los vetos y los desprecios del resto de pequeños partidos. Lo que sí cambia es la posición de los morados dentro de la alianza, donde a partir de ahora aceptarán un papel secundario.
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"A partir de ahora, Podemos asume su papel en esta candidatura. Esta vez no marcaremos la estrategia de la campaña. Nuestro trabajo es ponernos detrás de Yolanda Díaz y estar ahí donde se nos pida", señaló. "Si hemos decidido firmar es porque es la única oportunidad de revalidar el Gobierno de coalición: poner el interés colectivo por delante del interés de nuestro partido. Algunos han intentado aprovecharse de eso", ha lamentado.
En Podemos existe la sensación de que sus socios tienden a olvidar e infravalorar el sacrificio político y personal que durante años han hecho –siguen haciendo– los líderes morados, en especial la ministra de Igualdad, a la que consideran injustamente perseguida hasta la extenuación. Ceder el nombre de Montero ante Sumar, piensan, es legitimar que esta estrategia dé sus frutos.
De hecho, la propia ministra tomó la palabra durante la Ejecutiva. Hasta este sábado, no había precedentes de que ningún otro dirigente, salvo quien ostenta en ese momento la secretaría general morada, protagonizase una intervención en abierto durante el Consejo Ciudadano Estatal. Sobre todo en uno que llevaba dos meses sin reunirse, antes de la debacle electoral, de la campaña y antes incluso de que Díaz presentase Sumar en sociedad.
Una vez más, la excepción volvió a ser Irene Montero. La formación lleva semanas defendiendo su valor como icono feminista y ese mismo discurso encarnó la líder morada: "No podemos parar ni quedarnos calladas. Vamos a hablar, y vamos a luchar, porque es lo que mejor sabemos hacer", afirmó.
"Nunca caminamos solas. Estoy orgullosa de Unidas Podemos y de ser de Podemos, la formación política que bajo un sol radiante o bajo una noche sin luna está dispuesta a cambiar nuestro país", soltó, visiblemente emocionada y con la voz quebrada. Sólo nombró una vez a Díaz, para hablar de su "veto injusto".