Podemos continúa abriéndose hueco dentro de Sumar. El partido morado, que forma parte de la coalición pero que se encuentra "silenciado" por Yolanda Díaz desde la noche electoral, ha reclamado una portavocía adjunta en el Congreso y poder intervenir en el debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo, que se celebrará de martes a viernes. La estrategia es la misma desde hace semanas, marcando perfil y buscando tener voz propia al margen de las vías oficiales que impone la vicepresidenta.
"Las decisiones que se han tomado en Sumar se han tomado de forma unilateral. Seguimos reivindicando una portavocía adjunta y nos gustaría intervenir en el debate de investidura, todavía no sé si podremos hacerlo", ha reclamado este lunes Pablo Fernández, portavoz nacional de los morados, en una rueda de prensa en la sede de Podemos. En paralelo, ha dado a entender que Yolanda Díaz no permite tener "espacios para tomar decisiones de forma democrática y colectiva".
Esta división a la que alude Fernández es uno de los grandes deberes de Sumar, que aglutina a un total de siete partidos políticos (entre ellos Movimiento Sumar, el de Díaz) en un mismo grupo parlamentario, pero sólo tiene una voz para representarlos a todos en la investidura "fallida" del PP. Sobre todo, sería una oportunidad para reforzar su mantra de que el 23-J las urnas dieron como ganadora a "la mayoría plurinacional", como llevan pregonando desde entonces. Podemos, de momento, no ha recibido comunicación de ningún tipo.
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El portavoz de campaña de Sumar, Ernest Urtasun, niega que haya este tipo de divisiones y asegura que "las decisiones siempre las hemos ido tomando de forma consensuada, de forma democrática y así seguirá siendo". "Iremos ampliando además nuestra capacidad de ir tomando estas decisiones a medida que vayamos construyendo Sumar, indicó esta mañana.
Los primeros meses del curso político —y estas semanas previas a la inminente investidura de Pedro Sánchez— son clave para delimitar quién es quién a la izquierda del PSOE. Movimiento Sumar, el partido de Yolanda Díaz, lo tiene fácil: controla a 10 de los 31 diputados del grupo parlamentario, la portavocía, a la mayoría de caras visibles y el nombre del espacio. Podemos, en cambio, lo tiene más difícil.
Podemos ha pasado de tener 23 diputados a sólo 5, todos ellos subyugados a la voluntad de Sumar a pesar de ser el partido con más representación en el espacio (junto con IU y los comunes), y no cuenta con una portavocía adjunta en el Congreso de los Diputados. Más que un cargo anecdótico, esto les permitiría tener más visibilidad, intervenir en las ruedas de prensa, ocupar espacio en los Plenos y, sobre todo, registrar iniciativas parlamentarias.
La distribución impuesta por Díaz, en cambio, ha optado por dividir las portavocías entre sus cargos de máxima confianza y los partidos de ámbito regional (Catalunya en Comú, Compromís, Chunta Aragonesista y Més per Mallorca). No así ni Podemos, ni Izquierda Unida, ni Más Madrid, que son los tres actores principales de la coalición, que cada vez se sienten menos representados por el equipo de la vicepresidenta segunda.