El brutal atentado terrorista perpetrado el jueves por Estados Islámico en el aeropuerto de Kabul, que se cobró la vida de 183 personas, ha impedido evacuar a varios cientos de colaboradores afganos del Gobierno español que se han quedado ahora desamparados en territorio talibán.
El Ministerio de Asuntos Exteriores, que dirige José Manuel Albares, tenía en su poder un listado de casi 900 colaboradores afganos (y sus familiares más directos) de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que canalizaba la ayuda humanitaria de nuestro país a Afganistán.
Entre ellos hay numerosos intérpretes, pero también profesionales como médicos o ingenieros, que colaboraban en los proyectos de reconstrucción del país castigado por dos décadas de guerra contra los talibanes.
De los miembros de esta lista, el Gobierno apenas había logrado traer a España a 150 personas, cuando el atentado del jueves obligó a poner fin a los vuelos de evacuación puestos en marcha por el Ejército del Aire.
El resto permanecen hoy en Afganistán junto a sus familias (algunos estuvieron en el aeropuerto de Kabul hasta tres días, intentando tomar un vuelo de rescate) y piden desesperadamente al Gobierno español ayuda para abandonar el país, pues saben que su vida corre peligro en manos de los talibanes.
"Tengo mucho miedo"
Uno de ellos es Sayed Fakhdurin Sadat, ingeniero agrícola de nuestro programa de desarrollo rural, quien confirma a EL ESPAÑOL que "la mayoría de colaboradores de AECID siguen en Afganistán" y su situación "va a peor": "Estoy en Kabul y tengo mucho miedo de las consecuencias, espero que haya alternativas para escapar".
También siente miedo Taiyiba, una de las mujeres que trabajaba en el proyecto de cría doméstica de pollos impulsado por la agencia española. La mujer, viuda y con dos hijas, se encuentra en la calle porque no tiene dinero para pagar un hotel en Kabul: "¡Por favor, sáquennos de aquí. Nos están matando. Estamos muertas de miedo!".
En la capital afgana, las tarifas de hoteles y casas de huéspedes se han multiplicado "hasta por tres" en las últimas semanas, según relata Abdul Rahman Turkmen, que estuvo intentando durante días entrar en Abbey Gate, la puerta sur del aeropuerto donde se produjo la primera detonación del atentado que asesinó a casi 200 personas (entre ellas, el hijo de una exempleada de la AECID) y provocó que se detuviera el proceso de evacuación desde ese acceso.
"Sabemos lo mucho que trabajó el Gobierno de España para sacar la mayor cantidad de gente posible, pero la fortuna no estuvo del lado de muchos de nosotros. Esperemos que encuentre ahora nuevas alternativas que nos permitan trasladarnos a España y gozar por fin de seguridad", zanja el colaborador afgano.
La matanza de Kabul
Las tropas españolas ya han abandonado el país de Oriente Medio, pero el Gobierno de Pedro Sánchez se ha abierto a negociar en casos puntuales con los talibanes para el rescate de aquellos afganos que sirvieron al país durante los veinte años que duró la misión.
"Nos quedamos días y noches en el aeropuerto con niños y mujeres, pero, debido a la mala coordinación de los militares españoles, no pudimos escapar y estuvimos cerca de morir en la explosión", narra Sayed, que espera que "el Gobierno español tome medidas cuanto antes": "Nuestras vidas están en peligro; ni siquiera podemos salir a la calle".
Quien sí ha podido escapar es Najiba Faiz Helmandi, colaboradora afgana de AECID que se encuentra en Zaragoza junto a su familia tras sufrir toda una odisea hasta su evacuación en el aeropuerto de Kabul. Najiba denuncia ahora que sus colegas han sido tratados de una forma "inhumana" porque "niños y mujeres estuvieron durmiendo durante días en el canal sin que las tropas españolas les rescataran". Por todo ello, Najiba se plantea irse de España "a modo de protesta". "Si no podían ayudarles, ¿por qué les dieron esperanza?", se lamenta.
Escuelas y hospitales
Todos ellos eran colaboradores locales de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que en 2005 se comprometió a invertir 220 millones de euros en labores de ayuda y humanitaria y reconstrucción de la provincia de Badghis (que tenía 400.000 habitantes).
Se trata de la misma región en la que se concentraba la presencia de las tropas españolas, en torno a los cuarteles de Qala-e-now y Herat, integradas en la coalición internacional que luchaba contra el Ejército talibán.
Gracias a la ayuda de estos colaboradores afganos, la AECID invirtió casi 20 millones de euros en la rehabilitación y ampliación del hospital provincial de Qala-e-now, construyó tres institutos de educación secundaria para 2.344 alumnos, seis escuelas primarias en zonas rurales para 2.313 niños e invirtió otros 7,2 millones en la construcción de pozos de agua e infraestructuras de alcantarillado.
La AECID también aportó a otros organismos internacionales (como el Programa Mundial de Alimentos y la Cruz Roja) 5,9 millones de euros en ayuda humanitaria destinada a Afganistán y desarrolló en la región programas de mejora de cultivos, producción animal y gestión de los recursos naturales para incentivar la agricultura.
La huella española
La huella española en Afganistán no se limita, por tanto, a la presencia durante casi dos décadas de tropas militares, en una guerra contra los talibanes que la comunidad internacional ha dado por perdida.
Pero ahora más de 700 colaboradores afganos de la Agencia Española de Cooperación (incluyendo sus familiares directos) piden ayuda al Gobierno para poder abandonar el país, donde los talibanes se disponen a instaurar un régimen islámico radical.
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