El catecismo de Vox en Vistalegre: el PSOE es un "partido criminal" y Sánchez quiere "derrocar a Felipe VI"
Vistalegre Plus Ultra se convirtió en un alimento de doctrina para convencidos: un catálogo de grandes frases, frentismo y 'vivaspañas'.
7 octubre, 2019 02:54Noticias relacionadas
"El futuro nos pertenece a nosotros, a los patriotas, no a los globalistas ni a los autonomistas". Así cerraba Santiago Abascal el happening de Vox en su particular Vistalegre II. Una sede que algunos de los oradores habían reivindicado haciendo bromitas con guiños y sonrisa de medio lado, reconociendo que se la querían arrebatar a Podemos, "ésos que alguna vez pincharon aquí", mientras que el partido conservador radical "lo desborda con 12.000 personas".
Y es que esa frase final del líder lo que hacía era resumir los mensajes desgranados durante un par de horas en la mañana de este domingo en Carabanchel, "la sede de la España que madruga, que ahora está con nosotros", como decía Iván Espinosa de los Monteros, portavoz parlamentario. La sentencia aunaba dos acusaciones, la "resistencia frente a los enemigos exteriores e interiores".
A saber, los exteriores son el multimillonario George Soros, la Unión Europea, las grandes multinacionales y las "pseudo ONG subvencionadas". Los interiores, Pedro Sánchez, el PSOE "traidor y criminal", el "consenso progre" que comparte "con todos los demás partidos", las autonomías y, de nuevo, las "pseudo ONG que colaboran con la trata de personas".
Vox consiguió, con habilidad dialéctica, darle la vuelta a lo que muchos piensan de ellos, que es un partido xenófobo, o racista, o ambas cosas a la vez. Todos sus oradores -desde Jorge Buxadé a Javier Ortega Smith, pasando por Macarena Olona-, y de un modo u otro, dijeron que sí a los inmigrantes legales, pero que no a los ilegales "porque los obligan a dejar su patria prometiéndoles que en Europa harán fortuna, les hacen jugarse la vida y después los prostituyen y explotan en España".
Incluso Espinosa, de nuevo él, maestro de ceremonias del acto, puso la guinda: "Cada vez hay más inmigrantes que entienden, apoyan... y votan a Vox los que tienen la nacionalidad". Arrancó aplausos de los concurrentes con ese alegato, nombrando al negro de Vox, Bertrand Ndongo, y al "diputado obrero", David García, parlamentario autonómico valenciano de la formación.
La celebración del primer aniversario del mitin que los puso en las portadas fue una ceremonia magníficamente organziada, con focos de colores, enormes pantallas, banderas de España para todos y hasta senyeres catalanas o valencianas recosidas con cruces de San Andrés y aplausos atronadores. Pero, sobre todo, fue un catálogo de grandes frases, verdades de brocha gorda a grito pelado -de ésas que sus rivales llaman posverdades-, y sentencias. En su tercera acepción del Diccionario de la Lengua: Declaración del juicio y resolución del juez.
Llamarás al PSOE "partido criminal"
La principal fue de Abascal, que era, claro, quien cerraba el acto. El guionista le guardó para su speech la acusación más grave para el PSOE. Todos lo habían calificado de traidor de diversas maneras y formas, y por distintos motivos y causas. Pero el presidente de Vox lo condenó por "criminal".
Éste fue el desarrollo del alegato: "El PSOE es el único partido de los que se presentan a las elecciones que tienen las mismas siglas que hace más de un siglo: y claro, cuando uno tiene esos años, tiene una historia. ¡Una historia criminal! Desde su fundador Pablo Iglesias, amenazando de muerte a la oposición en el Parlamento, pasando por el golpe de Estado contra la República en 1934, el pucherazo de las elecciones de febrero de 1936, o el asesinato del líder de la oposición a manos de la escolta socialista.
Parecía que terminaba ahí la cosa, "pero aún no he acabado", dijo Abascal, quedaban más pruebas de cargo. "Con el oro del banco de España que se llevaron a Moscú, con la petición de amnistía en los primeros años de la democracia para los terroristas, que luego cambiaron por el terrorismo de Estado que deslegitimó a nuestros guardias y a nuestros policías, y más tarde con la corrupción, el latrocinio de los ERE, y la legitimación de los golpistas de Cataluña".
Tanta carrerilla y tantas ganas le tenía el líder a los socialistas que se quedó casi sin voz. "No sé si podré seguir", advirtió. Pero a fe que pudo. Aún le quedaban más sentencias que dictar. Por ejemplo al propio Sánchez.
Pondrás muros en las fronteras
Pero antes de seguir con el líder socialista, debemos volver por esos "enemigos", los que vienen del exterior y llegan al interior de la mano de las ONG. Reyes Romero, diputada en el Congreso, lo dejó muy claro. Hay que defender a la Guardia Civil y a la Policía en las fronteras de Ceuta y Melilla, "y si hace falta llevar al Ejército". Pero, sobre todo, "hace falta construir muros en las fronteras, que nos sirvan de parapeto para evitar que entren los inmigrantes ilegales. Porque si no nos sirven como frontera, ¿para qué las queremos?".
La parlamentaria presumía de haber presentado "una proposición de ley en el Congreso para la expulsión inmediata de los inmigrantes que entren de forma ilegal en España".
Junto a ella, Jorge Buxadé desplegó sus rollos de la ley -de la de Vox se entiende- con gran habilidad oratoria y capacidad dramática. Llenando el escenario. Suyas fueron frases como "la UE es una institución enferma, y sus oligarcas no asumen su fracaso, nos culpan a nosotros, nos acusan de egoístas por amar España y por defender nuestras fronteras mientras ellos avalan y financian desde sus despachos a esas ONG de tráfico ilegal de seres humanos en el Mediterráneo".
¿Financiación? No. Abolición autonómica
Pero el eurodiputado era, en realidad, el encargado de recuperar para los titulares una de las señas de identidad de Vox.
Cuando en el diciembre pasado, tras las elecciones de Andalucía, se le preguntó a Abascal por la incongruencia de haberse presentado a esos comicios abogando por un Estado centralista y unitario, el presidente del partido alegó que jugaban con las reglas que hay, "no con las que queremos". Y admitía que "no podemos imponer nuestro ideario... por ahora". Porque, claro, "todavía" no habían ganado las elecciones.
Desde entonces, la reclamación de abolir el estado de las Autonomías había quedado en un segundo plano. Hasta este domingo, cuando el asunto provocó aplausos atronadores, incluso de quienes llevaban esas senyeres valencianas y catalanas que decíamos más arriba.
"Es lo que a mí me toca más la fibra", dijo orgulloso Buxadé. "Por primera vez se ha escuchado en el Congreso de los Diputados, al tratar la reforma del sistema de financiación autonómico, que el problema no es cómo hacemos un mejor sistema de financiación para las autonomías, sino cómo acabamos con las autonomías".
Dirás que Sánchez quiere "derrocar a Felipe VI"
Ese revisionismo de Vox con el modelo de Estado chocaba con su rechazo al mismo revisionismo del que ellos acusaban al PSOE y a sus "socios de la dictadura progre".
Hubo para todos, PP, Podemos, Cs... pero lo cierto es que quien más palos se llevó fue Pedro Sánchez: "traidor", "criminal", "falsario"... y "totalitario depravado" por querer hacer campaña electoral "para destruir la reconciliación de los españoles, reescribir la historia, deslegitimar la Monarquía, y derrocar a Felipe VI". ¿Cómo? Eso dijo, sí, derrocar al Rey. "Y nosotros nos hemos dado cuenta", sentenció.
Porque según Abascal, la idea de exhumar a Franco no es más que la excusa para todo eso. "Nos presentaron una ley de Memoria Histórica con la excusa comprensible de sacar a los muertos enterrados en fosas y a los desaparecidos", dijo, añadiendo que nadie podría estar en contra de eso. "Pero la cosa concluye en que quieren sacar a un soldado muerto hace medio siglo en contra de la voluntad de su familia y no dejar a su familia enterrarlo donde quiere". Y que esa operación, en plena campaña electoral, sirve al objetivo último arriba descrito.
Mandarás a Puigdemont a prisión
"¡Puigdemont a prisión!", bramaba la concurrencia. E Iván Espinosa de los Monteros fue el jaleador del cántico en las gradas: "Naturalmente que sí, los autores del mayor crimen sin sangre de España, la traición, deben ir a prisión. Algunos están dentro y otros lo harán pronto... ¡gracias a Javier Ortega Smith!", líder del partido en Madrid ciudad y jefe del departamento jurídicio. "El valiente que hizo lo que Rajoy no hacía, llevar la rebelión de los golpistas a los tribunales".
Ortega, el más duro de la mañana, el que más epitafios esculpió, recordó los aniversarios del 5 y el 6 de octubre, los 1.400 muertos de hace 85 años en la "mal llamada" huelga revolucionaria de Asturias. Y los "8.000 españoles que mandó fusilar Lluís Companys en el golpe de estado de la Generalidad". Y recordó que "todavía ni unos ni otros han pedido perdón".
Ilegalizarás a los independentistas
Pero no sólo Ortega habló de los indepdendentistas. También lo hizo Ignacio Garriga, diputado catalán que confiesa ir "con escolta" en su tierra. "Sólo Vox tiene la valentía de decir que lo que hay que hacer es ilegalizar a todos los partidos independentistas".
Porque, dijo, "en Cataluña, por desgracia, siguen en absoluta rebeldía y en absoluta impunidad", prueba de cargo por la cual daba por demostrado que partidos nacionalistas no deberían estar en las instituciones: "Es un absoluto disparate", consecuencia -otra vez- del Estado de las Autonomías, "que es el mayor instrumento para el separatismo, porque avala el expolio fiscal para crear desigualdad entre españoles".
Junto a él, la también diputada Macarena Olona señaló de nuevo al "traidor" Sánchez: "El PSOE está expulsando a nuestra siempre honrada Guardia Civil de Cataluña, Navarra, País Vasco y Galicia", transfiriendo las competencias de Tráfico... "¡con el acuerdo del PP!".
Ortega abundó luego en el asunto destacando que el secesionismo, la ruptura de octubre del 17, fue simplemente la consecuencia de "la dejación de funciones del Estado, desde Felipe González y Aznar hasta el traidor Rajoy... y del que se lleva la palma de la traición, Pedro Sánchez". Porque, dijo, "un tercio de todo el dinero que hay en España se está entregando a Cataluña", aunque no citó la fuente de tamaña acusación.
Rechazarás la invasión por sustitución
Luego explicó su teoría de cómo "los enemigos" quieren cambiar España, desestabilizarla política y económicamente. Es la llamada "invasión por sustitución". Según su teoría, "las mafias de tráfico de personas están fianciadas por Soros, y tienen de cómplices a los Gobiernos, que financian a esas pseudo ONGs que se benefician de la tragedia ajena, y a los partidos que miran para otro lado".
Porque, según su visión de las cosas, "todo aquél que salta la valla, sabe que tarde o temprano recibirá una ayuda social y un piso subvencionado. Con dinero que no hay para los españoles más necesitados". Y es que el objetivo está "muy claro", es la desestabilización de toda Europa. "Y si lo denunciamos, encima somos reos de delito de odio".
Cree Ortega que todos esos culpables están confabulados. "Los mismos que fomentan el aborto son los que se sacan la solución mágica de la chistera: abran ustedes de manera irresponsable sus fronteras para que vengan a pagarnos nuestras pensiones". Y aquí sí citó la fuente: "Como dijo el dictador Gadafi, nos invadirán no con armas, sino con el vientre de sus mujeres".
Y elegirás entre "ellos o nosotros"
Abascal se rió durante su discurso del buenismo imperante, de que ahora todos los partidos abrazan la palabra España, "menos Errejón que ha puesto 'país'... pero ya está cerca, ya llegará". El líder regaló el mérito a los suyos, aduciendo que España está de moda porque los seguidores de Vox la han puesto sobre la mesa "y porque los otros se han asustado, se han dado cuenta de que tampoco sus votantes quieren perder su patria".
En todo caso, el héroe de la mañana de domingo asumió sus limitaciones y dejó claro que él es "realista", que sabe que "no se puede contentar a todos". Así que, al igual que había hecho antes Rocío Monasterio, presentando las ideas de Vox como las de un partido frentista -es decir "frente a todos los enemigos de España"-, él dejó claro que no tiene miedo a la dicotomía de "O ellos o nosotros".
"Nosotros sí lo decimos: o lo de siempre, o algo nuevo; o el consenso progre o Vox; o la división autonómica o la unidad nacional; o la tiranía izquierdista o la libertad; o el estado de bienestar de los partidos, los sindicatos y las ONG o el Estado de Bienestar de los españoles y de la España que madruga; o las autonomías o las pensiones; o la repoblación del mundo rural o la competencia desleal de los que producen con mano de obra esclava".
Tantas palabras gruesas juntas, tantos focos, tantas banderas al viento, tantas ovaciones, jaleos, pantallas, aplausos, vivaspañas... Tanto, tanto contra los "enemigos de la patria", los de dentro y los de fuera, las veletas, los sumisos, los traidores y los demás... que resonó en las conciencias de los 12.000 fiscales de la patria que allí exigían defenderla la frase con la que había cerrado su discurso de la musa de Vox, la lideresa Monasterio: "Nos llaman herejes. Pues bien, seremos los herejes ante el buenismo imperante y ante la dictadura progre".