Mónica García, en su trabajo como anestesista en el Hospital 12 de Octubre, en Madrid.

Mónica García, en su trabajo como anestesista en el Hospital 12 de Octubre, en Madrid. Mónica García

España

Mónica García, la anestesista que ha parado en seco la aventura de Iglesias con su ‘no es no’

La candidata de Más Madrid a presidenta de la Comunidad compagina su trabajo en la Asamblea con el de médico en el Hospital 12 de Octubre.

17 marzo, 2021 03:39

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No está en su ADN dejarse conducir. Por eso dijo no, en 2013, a los recortes en Sanidad, y el consejero de Sanidad dimitió. Dijo no a dejar la medicina por ser diputada, y compatibilizó las dos cosas. Luego le dijo que no a Pablo Iglesias, la primera vez, cuando Podemos tuvo que decidir entre él e Íñigo Errejón, y se fue con el perdedor. Ahora le ha dicho que no por segunda vez: no a ir con él a las elecciones. Ahora ella apuesta por sí misma.

Es un rasgo que caracteriza a Mónica García (Madrid, 1974), candidata de Más Madrid a la presidencia de la Comunidad de la Región. Dentro del torbellino político en que se han convertido las elecciones autonómicas ella transmite seguridad, ya sea en la Asamblea como gran opositora frente a Isabel Díaz Ayuso o como anestesista en el Hospital 12 de Octubre, su trabajo “de verdad”, aquel que nunca ha abandonado a pesar de llevar seis años como diputada. 

A pesar de todo, parece que nadie la esperaba como candidata. Ni siquiera Pablo Iglesias, que despegó el pasado lunes como aspirante “estrella” al puesto de Ayuso. Él, vicepresidente del Gobierno, le tendió la mano. Y ella, líder de facto de la oposición regional, volvió a decir que no. Que ya estaba cansada de hacer el trabajo sucio para que en un momento histórico llegase un hombre a pedirle que se apartara. Que no necesita a nadie que la tutele. Deformación profesional, la de calmar los ánimos.

Mónica García

Mónica García Más Madrid

Política y anestesista

Mónica García no es una política al uso, tampoco dentro de la izquierda. Frente a los aparatos y los arribistas que vieron en las instituciones un trampolín con el que solucionar sus carreras, ella era -es- médica desde 2004. Si entró en este mundo es, como dice, por activismo e implicación; en este caso, durante la Marea Blanca que inundó las calles entre 2012 y 2014 para protestar contra los recortes sanitarios.

En Madrid, ella fue una de sus caras más visibles. Portavoz de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), una de las “madres” del 15-M, plantó cara al consejero de Sanidad madrileño, Javier Fernández-Lasquetty, y logró su dimisión en 2014. Años más tarde se lo volvería a encontrar, pero ya no en la calle, sino dentro de la Asamblea de Madrid.

Hija de dos psiquiatras, la actual candidata de Más Madrid a la presidencia de la Comunidad siempre tuvo claro que quería seguir los pasos de sus padres. “Cuando me empeño en algo, me empeño de verdad”, suele decir, un lema que aprendió de su madre, ya fallecida. 

Y se empeñó. Compaginó los estudios de Medicina con el atletismo, que practica desde los 15 años, y se especializó en Anestesiología y Reanimación vía MIR. Luego, por si acaso, se doctoró en Dirección médica y Gestión Pública en la Escuela Nacional de Sanidad e Instituto de Salud Carlos III. Desde 2004 trabaja en el Hospital 12 de Octubre. Porque trabaja, así, en presente. Nunca dejó su puesto. Ni siquiera cuando la política le ofreció un escaño en la Asamblea. Tampoco cuando fue madre por tercera vez, en medio de la legislatura, y se llevó a su hija a la cámara.

Más Madrid presentará una candidatura propia en la Comunidad de Madrid encabezada por Mónica García

Última de la fila

En realidad, si se mira en perspectiva, su trayectoria hasta ser candidata a presidenta de  la Comunidad de Madrid no se explica sin el empeño. Al contrario que otros líderes de la izquierda, Mónica no estaba marcada desde el inicio. Nadie apostaba por ella como líder, no tenía un “padrino” político que la aupara, no había fundado ninguna organización ni su nombre aparecía en los carteles electorales. Pero ella siempre apostó por sí misma. 

En 2015, Podemos llamó a su puerta para rellenar las listas a la Asamblea, y sacó el escaño por poco. Ella iba de número 26. El partido sacó 27. Detrás sólo quedaba Eduardo Fernández Rubiño, el más joven del elenco, que actualmente se desempeña como senador de Más Madrid. Al poco, pasó de ser una de las últimas de la fila a portavoz sanitaria del grupo parlamentario.

Mónica García, al frente de una Marea Blanca en la pandemia.

Mónica García, al frente de una Marea Blanca en la pandemia. Mónica García

Volvió a ocurrir, lo de ir de última, en 2017, el año en que sonaron tambores de guerra interna en la formación morada. Pablo Iglesias e Íñigo Errejón colisionaron en Vistalegre II, el campo de batalla asambleario que decidiría el rumbo del partido para los próximos años. Un juego de tronos en que, parecía, se ganaba o se moría. Iglesias ganó la batalla. Errejón ganó a Mónica García, que para entonces ya era presidenta del grupo parlamentario.

El suyo fue, de nuevo, el nombre en el que nadie reparó. Aparecía de número 61 en una lista de 62 posibles, los 62 socios de Errejón. Debajo de ella sólo estaba el actor Pepe Viyuela, el simbólico para cerrar los titulares. Encima, el filósofo Santiago Alba Rico, que nunca se ha dedicado a la política. Todos terminaron por abandonar a Iglesias.

Candidata inesperada

La creación de un nuevo partido por parte de Íñigo Errejón fue un gran impulso para la anestesista, mucho más cercana al exdiputado que al secretario general Iglesias. Para cuando llegaron las elecciones, en mayo de 2019, García había subido del puesto 26 que tenía en Podemos al 10 en la lista de Más Madrid. Sacaron 20.

Entonces empezó la verdadera escalada. Primero como diputada, luego como portavoz de la Comisión de Sanidad y, finalmente, como coordinadora del grupo. Al contrario que en otros sectores de la izquierda más propensos al aparatismo, de ella dicen que el reconocimiento partió de algo mucho menos deslumbrante que el discurso fácil y el titular atrayente: el trabajo. 

Gesto de la polémica de Mónica García en la Comunidad de Madrid.

Gesto de la polémica de Mónica García en la Comunidad de Madrid. Efe

“Incluso cuando estaba en Podemos, a pesar de no ser de los de Pablo [Iglesias] se barajó que sustituyera a Lorena [Ruiz Huerta] como portavoz del grupo”, comenta un antiguo diputado de la formación morada. El empeño y esas cosas. 

Ahora, en su andadura en Más Madrid, ha llegado a la cima. La que hace menos de dos años era la ‘número 10’ ha terminado por convertirse en la candidata a presidenta. También en la cara y voz de la oposición a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad. Así ha sido reconocida por la propia líder del PP, que ha dirigido muchos más dardos contra la anestesista que contra el que, por números, debería ser líder de la oposición, el desaparecido Ángel Gabilondo (PSOE). Por si había alguna duda, la pandemia terminó de aupar su perfil sanitario que, ya de por sí, estaba en alza.

“Me enfrenté al virus y me enfrentaré a Ayuso”, recitaba hace un par de días, cuando anunció su candidatura. Para curar Madrid, dice.

Hacer historia

Este lunes, el vicepresidente Pablo Iglesias anunció que dejaría el Gobierno para ser el candidato de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid, y tendió la mano a García. Lo hizo en público, sin negociaciones previas y retándola a unas primarias conjuntas para decidir quién debía liderar el frente. Ella prometió pensárselo. 

Mónica García.

Mónica García. EFE

Tardó 24 horas en tomar la decisión, y el veredicto fue que así no se hacían las cosas. Que hubiera sido mejor hablarlo primero. En resumen, que no. Y lo pudo hacer más alto, pero no más claro.

“Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos [...] Sabemos frenar a la ultraderecha sin que nadie nos tutele, no podemos sumar a la frivolidad de Ayuso más espectáculo y más testosterona”, precisó en un mensaje de Twitter, en clara referencia a la irrupción política de Iglesias en el panorama regional. 

Por contra, la que quiere hacer historia es ella. Ella ha hecho el trabajo sucio; ella ha sido la líder de la oposición; ella es quien ha combinado su trabajo en el hospital con el de enfrentar a una Asamblea polarizada. Y ella no se va a apartar porque vuelva ÉL