Estado Islámico ocultó a terroristas como exiliados políticos para organizar desde España atentados en Francia
Un joven afincado en País Vasco e integrado en un programa de ayuda a chicos marginales terminó en Turquía recibiendo un pendrive con instrucciones para activar los ataques.
9 agosto, 2018 03:01Noticias relacionadas
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El Estado Islámico infiltró en 2013 al menos a dos presuntos terroristas en Europa como refugiados políticos represaliados del régimen marroquí. Y con esa coartada, según las investigaciones judiciales abiertas en varios países europeos, consiguió que se movieran libremente entre Portugal, Francia, Turquía, Holanda, Reino Unido, Italia y España para reclutar muyahidines, estudiar objetivos y organizar atentados.
Su presencia en España fue tan importante que en 2016, un joven captado en el País Vasco mientras participaba en un programa de ayuda a personas en exclusión social viajó hasta la frontera con Siria para encontrarse con un emir del Estado Islámico y obtener un pendrive. El dispositivo contenía instrucciones para activar las células que el grupo terrorista tenía operativas en Francia y Bélgica. Su objetivo era atentar de nuevo en suelo galo el 1 de diciembre de 2016 y sembrar el terror con fusiles de asalto zonas como el mercadillo navideño de los Campos Elíseos.
Las pruebas de la existencia y el funcionamiento de esta presunta red terrorista, vinculada también con los atentados de la sala Bataclán en 2015 en la que fallecieron 137 personas, se encuentran diseminadas por media decena de sumarios en distintos países de la Unión Europea y han sido recopiladas y analizadas por un equipo de periodistas internacionales en el que ha participado EL ESPAÑOL.
A la cabeza de esta presunta red, se encontrarían un expolicía marroquí llamado Abdesselam Tazi, detenido en Portugal el 23 de marzo de 2017 y un presunto discípulo suyo llamado Hicham El Hanafi, preso en Francia desde noviembre de 2016. Según las investigaciones judiciales, El Hanafi recibía en suelo europeo órdenes directas de Walid Hammam, muerto en diciembre de 2016 en un ataque estadounidense en Raqqa (Siria), buscado por planear los atentados frustrados de noviembre de 2015 en Bélgica y vinculado a Abdelhamid Abaaoud, el terrorista que organizó de los atentados de la sala Bataclán.
Ellos eran, según la Inteligencia estadounidense, la correa de transmisión para Boubakeur El Hakim, el emir del Estado Islámico que coordinaba desde Siria y hasta su muerte en 2016 los ataques yihadistas en Europa.
El asilo político
Fue el 21 de septiembre de 2013 cuando el policía marroquí Abdesselam Tazi, apodado Salim Adam, llegó a suelo luso. 13 días antes, Tazi abandonó Marruecos y comenzó un periplo por varios países del África subsahariana con documentación falsa. A su llegada a Portugal, el presunto yihadista pervirtió un sistema que sirve para que miles de personas puedan escapar de las torturas, la persecución o el trato inhumano que todavía hoy se le da a los disidentes políticos en muchos países del globo. Abdesselam Tazi pisó Portugal y pidió asilo político como represaliado de la monarquía marroquí.
Para quedarse en la Unión Europea, Tazi explicó que como militante del movimiento Partido de la Justicia y el Desarrollo, la coalición que ganó las elecciones legislativas en Marruecos en 2011, y tras su paso por la policía, volver a su país pondría en peligro su vida. Por eso viajaba con un pasaporte falso francés a nombre de Pascal Fernand Josehp Dufour en un vuelo desde Guinea. Tras solicitar el estatuto de refugiado, Portugal le concedió un permiso de residencia válido hasta octubre de 2019.
Sin embargo, Tazi no estaba solo en aquel vuelo. En ese mismo avión viajaba también Hicham El Hanafi, detenido en Francia tres años después y acusado -entre otras cosas- de intentar comprar fusiles de asalto para atentar en suelo galo. El Hanafi viajaba con un pasaporte falsificado de nacionalidad rumana. Portugal le aplicó también la condición de refugiado político, un subsidio de 254 euros y el permiso de residencia hasta 2019.
Según la documentación consultada por EL ESPAÑOL, son varios los testimonios a lo largo de esta investigación que dibujan un modo de operar parecido. El sumario abierto en Portugal refleja incluso la metodología concreta: comprar un billete para un país tercero con escala en el espacio de la Unión Europea (Rusia en varias ocasiones), pedir asilo tras su llegada a territorio Schengen alegando persecuciones políticas y “durante el periodo de permanencia en territorio nacional en el que aguardaban por la decisión de las autoridades sobre la concesión del estatuto, Abdesselam Tazi prestaba asistencia y apoyo monetario, dando inicio al proceso de adoctrinamiento y de reclutamiento de los migrantes para su adhesión a la organización terroristas Estado Islámico”.
Para financiar este sistema, utilizado presuntamente al menos en otras seis ocasiones tanto en Portugal como en Turquía y Alemania, Tazi y sus colaboradores se surtían de una red de tarjetas falsificadas. Las investigaciones españolas enumeran el uso de al menos siete de ellas, abiertas en su mayoría en bancos alemanes.
Viajes a España y América Latina
Una vez en Portugal, Tazi y su discípulo -que confesó a sus familiares haber estado dos meses en Siria adiestrándose sobre el uso de armas de fuego- fueron integrados en un programa de acogida a refugiados y se alojaron en una vivienda de alquiler en la ciudad lusa de Aveiro, en el norte del país. Sin trabajo conocido, ambos emprendieron una serie de viajes por toda Europa que les llevó a Alemania en agosto de 2015, regresando a Portugal en un vuelo procedente de Barcelona, a Turquía una semana después con regreso a Atenas, de nuevo a Barcelona el 31 de agosto de 2015 y otra vez a Alemania en diciembre de 2015, Reino Unido en febrero de 2016, Holanda en mayo de 2016 desde donde viajaron a Brasil. Incluso saltaron a países como Panamá o Nicaragua.
Entre esos movimientos, Hicham El Hanafi comenzó a viajar a España. Al país vasco en concreto, donde asegura que tenía un amigo de la infancia al que acudía a visitar desde Italia. En el avión, le acompañaba Elmosthapha Azouggah, afincado en Italia y considerado por la policía gala como un experto en falsificación de documentos que sería el encargado de proporcionar pasaportes falsos al grupo.
Las investigaciones policiales revelan que el primer viaje a España de los presuntos captadores del Estado Islámico se produjo en verano de 2014, al regreso de un viaje a Francia, Bélgica y Alemania. En esa ocasión El Hanafi y su compañero Tazi se quedaron en San Sebastián dos días. El 20 de junio de 2015 se produjo un nuevo viaje desde Milán, de nuevo a San Sebastián. Y en agosto de 2016, se organizó un nuevo encuentro, donde El Hanafi se hospedó en una vivienda de la localidad guipuzcoana de Ordicia. Allí coincidió según él mismo reconoce en sus declaraciones con un joven llamado Yhayua Nouri, un inmigrante marroquí que entró en España de forma ilegal cuando era menor y se encontraba en un programa para ayuda a los jóvenes desfavorecidos vinculado con el boxeo.
Solo tres meses después, en noviembre de 2016, ese mismo chico era detenido en Marruecos tras escapar de la frontera con Siria pasando por Grecia. En territorio del Estado Islámico había recibido un pendrive con información para lanzar una cadena de atentados en suelo galo solo una semana después.
Por suerte, su viaje desde el País Vasco había hecho saltar las alarmas para la policía antiterrorista de media Europa, que seguía sus pasos y los de varios de sus colaboradores. El 20 de noviembre, Hicham El Hanafi fue detenido en Marsella (Francia) y acusado de organizar los atentados que pretendían causar el terror el 1 de diciembre de ese mismo año en Paris. Junto a él fueron arrestados otros cuatro presuntos terroristas ocultos en Estrasburgo, pero de nacionalidad francesa. En su poder los agentes encontraron una importante cantidad de armas cortas listas para funcionar. Además, pensaban que El Hanafi buscaba comprar dos fusiles Kalasnikov con un dinero transferido desde el Estado Islámico.
El 28 de noviembre, solo una semana después, Yahya Nouri fue localizado y arrestado en Marruecos. Había cruzado media Europa al enterarse de las detenciones y destruido la tarjeta con los datos, no sin antes consultarla.
En España, las detenciones tardaron dos meses más y arrancaron el 17 de enero de 2017 con la llamada Operación Haram, coordinada por la Audiencia Nacional y que sirvió para detener a otro presunto colaborador del grupo controlado directamente por Estado Islámico. Los agentes consiguieron trazar a juicio policial la cadena de adoctrinamiento empleada por los presuntos terroristas y confirmar el reclutamiento por parte del Estado Islámico en suelo español. Un proceso de radicalización sobre el que este diario aportará nuevos datos y testimonios en los próximos días.
En Portugal, Tazi se encuentra en prisión preventiva desde marzo de 2017, pero el juez encargado de su caso ha retirado contra él todos los cargos de terrorismo. Mantiene los de falsificación de documento público o el uso fraudulento de medios de pago, pero no los que tienen que ver con reclutar y mantener presuntamente a miembros del Estado Islámico, algo que el magistrado no considera acreditado en suelo luso.
En la decisión judicial ha pesado mucho, según fuentes conocedoras de la causa, que el juez haya inadmitido la documentación de otros procedimientos judiciales como Francia y Marruecos, al no llegar por los cauces establecidos por las comisiones rogatorias internacionales. En el caso de España, según explican las mismas fuentes, la Audiencia Nacional no ha contestado todavía a la petición de información que sus homólogos portugueses enviada en septiembre del pasado año. En Francia, el expolicía marroquí tiene también una petición de detención cursada por la investigación que allí se realiza pos los atentados frustrados en los que fue detenido su presunto pupilo.
Nota: esta información ha sido elaborada gracias al trabajo y a la cooperación de los periodistas Nuno Pinto (Portugal), Guy Van Vlierden (Alemania), Miguel Helm (Alemania) y Yassin Musharbash (Alemania)