Las ciudades se han convertido en el hábitat elegido por gran parte de la humanidad. Estas grandes urbes atraen talento y eso las convierte en el escenario idóneo para impulsar las tendencias globales, como la digitalización y sostenibilidad. No obstante, en ellas también surgen grandes desafíos que es necesario afrontar.
Según las estimaciones de la ONU, en 2025 el mundo contará con 9.700 millones de personas y, de ellas, el 70% se concentrará en núcleos urbanos. Por ello, tenemos la responsabilidad de cambiar no solo el cómo, sino también el dónde vivimos. Crear metrópolis más sostenibles, modernas y resilientes es ahora una prioridad.
Es en este punto donde lograr una movilidad más sostenible y human friendly es fundamental, porque ¿en qué momento los lugares donde vivimos se convirtieron en inmensos aparcamientos de hormigón y asfalto? ¿Cómo podríamos implicarnos en el desarrollo de entornos urbanos más peatonales, accesibles y verdes?
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Para dar respuesta a estas cuestiones debemos profundizar sobre la movilidad actual. Pese a que se han logrado grandes avances: vehículos con un gran componente tecnológico, cada vez más sostenibles, apostando por la electrificación o nuevos vectores energéticos como el hidrógeno verde; la realidad es que el negocio de la automoción no ha avanzado nada y mantiene el objetivo que tenía en inicio: vender coches, sin profundizar en las nuevas necesidades del planeta y de los propios ciudadanos.
Es esta línea, no cabe duda de que, para lograr un modelo de negocio más sostenible y descarbonizado, debemos evolucionar hacia estrategias que prioricen la experiencia y no la adquisición. Y es que si el 96% del tiempo los coches están aparcados en nuestras calles, ¿qué pasaría si estos vehículos pudieran ser utilizados por otras personas mientras tanto?
En primer lugar, tendríamos menos vehículos en las calles, con el correspondiente beneficio para el medioambiente. Asimismo, impulsaríamos la economía circular y, además, podríamos repensar la distribución de las ciudades para hacerlas más verdes.
Este último punto es un tema que interesa mucho a la ciudadanía. Y es que, según un estudio realizado por Lynk&Co con la ayuda de Ipsos, refleja el deseo de los europeos, y en particular de los madrileños, de liberar el espacio urbano destinado a los coches para contar con más zonas verdes, sitios de ocio y culturales.
En Madrid, 7 de cada 10 ciudadanos convertiría las plazas de aparcamiento en espacios verdes, un 40% querría aceras más anchas y más de un tercio de los encuestados, más bancos donde poder descansar. Y cuando les preguntamos por cómo veían la opción de compartir su coche con otros usuarios, su respuesta fue reveladora: un 40% de ellos compartiría su coche y el 28% ya lo hace. En este sentido, las empresas del sector automovilístico tenemos un papel decisivo.
Esta investigación pone de manifiesto la exigencia de los ciudadanos de lograr mayores niveles de flexibilidad en la movilidad. Y esto es precisamente lo que perseguimos con nuestro modelo de suscripción flexible, que permite tener el Lynk & Co 01 cuando realmente se necesita y compartirlo con otras personas el tiempo que no se usa.
Con ello queremos impulsar un uso más eficiente de los vehículos, evitando que estén gran parte del tiempo parados ocupando espacio urbano. En esencia, hablamos de adoptar (y ofrecer) un concepto de movilidad más sostenible y dinámico, en el que el coche en sí mismo pasa a un segundo plano.
Este enfoque holístico de una movilidad más respetuosa y justa está presente en todo lo que hacemos, y tenemos la firme intención de posicionarnos como pieza clave en el desarrollo de las ciudades en que operamos, haciéndolas más habitables y sostenibles. Porque no cabe duda de que el futuro será sostenible o no será.
*** Alain Visser, CEO de Lynk & Co