Buscan la declaración de una joya de la provincia de Ciudad Real como Bien de Interés Cultural
La viceconsejera de Cultura y Deportes, Ana Muñoz, ha confirmado que la Junta está trabajando con el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba.
27 agosto, 2022 11:26La viceconsejera de Cultura y Deportes, Ana Muñoz, ha visitado el yacimiento de la Motilla del Retamar en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) para conocer su estado y los avances de conservación e investigación que se han llevado a cabo. Tras su visita, la viceconsejera ha avanzado que se está trabajado con el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba para declarar Bien de Interés Cultural, antes de finalizar el año, este yacimiento arqueológico.
En la actualidad, ha señalado la Ana Muñoz, “el Ayuntamiento de Argamasilla está trabajando en la elaboración del expediente, documento que presentará en la mayor brevedad posible a la Consejería de Educación, Cultura y Deportes para la posterior incoación y declaración del yacimiento como Bien de Interés Cultural (BIC)”.
Asimismo, la viceconsejera ha confirmado que esta declaración se suma a la de la Motilla del Azuer, en Daimiel, y a la de la Motilla de los Palacios, en Almagro, como mejores exponentes de este tipo de elementos patrimoniales. La puesta en valor de este fenómeno de ocupación del territorio y explotación de los recursos durante la Edad del Bronce se completará con la declaración genérica como BIC de Las Motillas, expediente en el que ya se está trabajando.
Casi 3.000 metros cuadrados
La Motilla del Retamar es un yacimiento que cuenta con una superficie de 2.990 metros cuadrados. Se ubica en el mismo cauce del río Guadiana, en su curso alto, muy cerca de otras motillas como la de Santa María. Como el resto de motillas, se trata de yacimiento perteneciente a la Edad del Bronce, compuesto, generalmente, de una torre central en torno a la que se articulan una serie de lienzos de muralla de tendencia circular.
Este tipo de yacimientos arqueológicos, característicos del área manchega y zonas limítrofes, son reconocibles fácilmente en el terreno por ser montículos artificiales que se elevan una altura media entre cuatro y diez metros sobre la llanura circundante, convirtiendo estas motas o motillas en hitos del paisaje.