¿Dónde estaban los ‘Campeones’ de los Juegos Paralímpicos?
Artículo publicado originalmente en THE CONVERSATION
______________________________________
En 2018, la película Campeones consiguió, además de un gran éxito de taquilla y crítica, visibilizar el mundo de las personas con discapacidad intelectual a través del deporte, en concreto del baloncesto.
Dicha película relata el día a día de un equipo de baloncesto de personas con discapacidad intelectual a partir de la llegada de un nuevo entrenador. Entre los logros de esta película están el premio Goya a mejor película en la edición 2019.
Solo tres deportes en los Juegos
Quizá alguien haya estado buscando a los “campeones” en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Desafortunadamente, no estaban. No había baloncesto, ni fútbol, ni balonmano; en definitiva, no hay deportes colectivos para personas con discapacidad intelectual en los Juegos Paralímpicos.
La participación de los deportistas con discapacidad intelectual en los Juegos Paralímpicos se redujo a tres deportes: natación, atletismo y tenis de mesa. En los juegos de Tokio, España tuvo 4 deportistas con discapacidad intelectual de un total de 126 atletas paralímpicos, entre ellos Michelle Alonso, flamante abanderada de la ceremonia de inauguración.
Pero no se confundan, los equipos que retrata la película Campeones existen. Hay campeonatos de baloncesto y de otros deportes colectivos para personas con discapacidad intelectual. Solamente hay que consultar las páginas web de la federación internacional o de la española para comprobarlo.
Sin embargo, están infrarrepresentados en el movimiento paralímpico. Trataremos de enumerar algunos de los motivos de su escasa presencia en la cita más importante del deporte para personas con discapacidad.
Una única clase deportiva
Mientras otros deportistas tienen diferentes clases en función de sus capacidades y deficiencias (por ejemplo, existen ocho clases para los deportistas con discapacidad física), todos los deportistas con discapacidad intelectual se agrupan en una única clase, lo que hace muy complicado el acceso a marcas mínimas.
Es incomprensible que la gran heterogeneidad de las personas con discapacidad intelectual se agrupe en una única categoría. Por ejemplo, el movimiento #downparis2024 reivindica la categoría para personas con síndrome de Down para los próximos juegos. Sería lógico pensar que las personas con síndrome de Down tengan su propia categoría, ya que comparten una serie de características comunes y muy diferentes de otras personas con discapacidad intelectual.
Ojalá su inclusión sea el primer paso hacia un sistema de elegibilidad más adaptado a las características específicas de las personas con discapacidad intelectual y abra paso a otras nuevas clases. La reciente publicación de la Guía sobre la clasificación en el deporte paralímpico puede ayudar a consultar los detalles de clasificación a los interesados. Dicha guía está publicada por el comité paralímpico español y la Universidad Miguel Hernández de Elche.
La herencia del escándalo de Sídney 2000
En aquellos juegos España consiguió la medalla de oro en baloncesto para personas con discapacidad intelectual, pero se descubrió que, de los 12 jugadores, solo dos tenían realmente discapacidad intelectual. Más tarde se descubrió que otros países habían estado también incluyendo atletas sin discapacidad intelectual en sus equipos. Este hecho, que sacudió los cimientos del deporte para personas con discapacidad intelectual, hizo que durante 12 años los deportistas con discapacidad intelectual estuvieran fuera de los juegos paralímpicos.
Estos acontecimientos están relatados en Campeones y también en tono de comedia en la película francesa Todos a una.
Mención aparte merece el documental King Ray que relata la experiencia de uno de los dos jugadores que no mintieron en Sidney, el capitán de la selección española Ramón Torres, apodado Ray. Sin duda, la sombra sobre el proceso de elegibilidad de los deportistas con discapacidad, especialmente en los deportes colectivos, todavía perdura hasta nuestros días.
La ausencia de evidencias científicas
En el año 2021 todavía no hemos respondido a la pregunta clave: ¿en qué afecta la discapacidad intelectual al rendimiento en deporte?
Esta falta de evidencias hace que las pruebas de clasificación se reduzcan casi en su totalidad a la evaluación de parámetros físicos, cuando deberían evaluarse las capacidades de toma de decisiones, especialmente importantes en los deportes de equipos. Sin duda esta falta de pruebas dificulta y mucho la inclusión de los deportes colectivos en la cita paralímpica.
Aunque este panorama es complejo de solucionar ya existen algunos avances y proyectos para superar dichas dificultades, como el proyecto IDEAL. En este sentido, hacemos un llamamiento al Comité Paralímpico Internacional, y por extensión al español, para que dedique más fondos a la investigación en deporte y discapacidad intelectual. Solamente a partir de evidencias científicas solidas conseguiremos que los deportistas con discapacidad intelectual vuelvan al lugar de relevancia que se merecen, en el mayor escaparate de deporte del mundo, los Juegos Paralímpicos.
Profesor del Departamento de Didáctica de la Educación Física, Artística y Música, Universidad de Castilla-La Mancha.