El azar de la mujer rubia
Manuel Vicent
8 marzo, 2013 01:00Manuel Vicent. Foto: Conchitina
Sabe Vicent que la literatura no copia, recrea, y que la invención produce una verosimilitud específica. En esa neblina imaginativa adquieren luz propia luz los hechos históricos. Los más importantes del tiempo que arranca con la muerte de Franco desfilan como si fueran fábulas, no testimonios. En el libro se encadenan, con versatilidad temporal que evita rigideces cronológicas, el funeral por el dictador, la legalización del PCE, la tejerada, la guerra sucia socialista, hitos públicos y familiares del aznarato, el 11S americano y el estallido de la crisis. Encadena el rosario la mujer rubia del título, la hija secreta de Serrano Súñer, Carmen Díez de Rivera. Figura en sí misma de atractivo novelesco, mano derecha de Suárez, con aureola en su día de fetiche sexual e icono de una nueva mujer libre, conspiradora en muchas salsas del momento y de prematuro fallecimiento, añade un plus dramático.
Los protagonistas y otros comparsas (el ostentóreo Jesús Gil, los actualísimos Correa y Pérez, el bigotes) oscilan entre la presencia a pie de obra (el felipismo recién salido de las "oposiciones sin haber probado el placer de la vida") y la irrealidad del bosque lácteo del recuerdo roto de Suárez. Toda la materia tiende a desleírse entre las brumas de la ensoñación y tal mezcla de realidad y ficción produce un peculiar episodio nacional sumamente divertido. Un juego transgresor, pero nada inocente. Al contrario que en su remoto precedente galdosiano, este Vicent irónico, mordaz e iconoclasta deja un regusto pesimista, el del escepticismo postmoderno.