El místico Juan de la Cruz
Pedro Miguel Lamet
23 octubre, 2009 02:00El argumento ideado para pertrechar estas intenciones nos sitúa ante la carta que un joven poeta y comerciante segoviano, Pedro de Valmores, dirige a su amada doña Ana de Peñalosa, viuda que tras perder también a su única hija, decide "vivir a la sombra" del proyecto de un fraile. Dolido y desamparado le va dando noticia de cómo, movido por los celos, decidió interesarse por ese hombre. Así comienza el relato de un viaje tras los pasos de "Juan Yepes", desde su infancia hasta que su vocación se consolida, y decide colaborar con la "reforma" de los "carmelitas descalzos", (iniciada por Teresa de Jesús) hasta convertirse en el controvertido líder espiritual "Fray Juan de la Cruz". Viaje que sirve para desplegar la escenografía peninsular (de Toledo a Salamanca, ávila, Segovia, Andalucía…) recreándose en las ciudades que enmarcaron la vida del poeta, y para trazar los detalles de la trama que se forja en su entorno y en el del protagonista de sus pesquisas. La época, fascinante para quien desee entrar en el siglo más complejo y rico de nuestra tradición cultural, le sirve ingredientes que animan la intriga: la Inquisición, reforzada por el Concilio de Trento. El viaje sirve también de ruta interior por las zozobras del hombre enamorado que encuentra la serenidad en los versos que tejen "la historia de otro enamorado. ¡Imposible explicarse -piensa tras la lectura del Cántico espiritual- cómo puede darse esa conjunción entre "mística", y "sensualidad poética"!
Novela, por todo ello, amorosa, con visos de relato sentimental, que a lo largo de veintiséis capítulos, busca encadenar episodios novelescos, al modo cervantino, con digresiones cultas en un discurso sostenido en la erudición y el rigor.