Douglas Coupland. Foto: The Wylie Agency

Douglas Coupland. Foto: The Wylie Agency

Letras

'Atracón', de Douglas Coupland: el autor de 'Generación X', un 'voyeur' de la decadencia occidental

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Los protagonistas de Atracón ni son atractivos ni son ejemplares. Más bien neuróticos, impetuosos y de dudosa catadura, pero existen a nuestro lado, están aturdidos, desbordados y son parte de todo lo que somos como sociedad. Después de diez años dedicado al arte, Douglas Coupland (Söllinger, Alemania, 1961), el escritor y artista audiovisual de Vancouver, nacido en una base de la Fuerza Aérea canadiense cerca de Baden-Baden, vuelve a escribir ficción, evocando como siempre, con una ironía sin piedad, el hormiguero consumista y frenético de las sociedades modernas.

Atracón

Douglas Coupland

Traducción de J. G. López Guix. Alianza, 2024. 268 páginas. 19,95 €

Si Coupland tenía 30 años cuando observó como etólogo humano a la Generación X, hoy, con 62, publica Atracón, una colección de 60 relatos sobre las sociedades hiperconectadas. El subtítulo de la obra es sarcástico: 60 historias para que tu mente se sienta diferente. Nos divertimos, nos identificamos, nos dejamos tragar por las microtramas y salimos tan autoindulgentes como los personajes.

Esta modernidad líquida y fragmentada de los relatos encadenados del autor canadiense se nutre de las existencias de innumerables individuos que en ocasiones se deslizan de un relato a otro. Unos hombres y mujeres atrapados en las redes sociales, pero perdidos en sí mismos; bulímicos de sensaciones y, sin embargo, apáticos. Oscilan entre la frivolidad y el abismo, entre la euforia del consumo y la desilusión.

Como en Generación X y en sus obras posteriores, Planeta Champú, Microsiervos, Miss Wyoming, Todas las familias son psicóticas o Eleanor Rigby, las historias de Atracón están marcadas por referencias a la cultura de masas, al consumo de tecnologías, a la seducción del mercado y a la publicidad hipercapitalista. Con los fragmentos, Coupland conforma un organismo social complejo, descrito con implacable sentido del humor.

Es interesante recordar el título del libro en inglés: Binge. Se puede traducir como atracón, pero también como borrachera, colocón, exceso de cualquier tipo. En ingles se utiliza la palabra bingeing, cuando alguien se traga un montón de series de televisión en un corto periodo de tiempo. Los relatos de Coupland pretenden delinear, con esa sensación de empacho encadenado, una sociedad fluida, atestada de personajes, con multiplicidad de situaciones.

Las historias son breves, a lo sumo cuatro páginas, enmarcadas en el movimiento de la flash-fiction. Algo más largas que los microrrelatos, no inventan nada nuevo formalmente. La tradición de los cuentos breves viene del Decamerón de Bocaccio, los relatos cortos de Kafka, Chéjov, Borges, Cortázar, Monterroso o, en el mundo anglosajón más reciente, de las short stories de Lydia Davis, Joyce Carol Oates, Kazuo Ishiguro o Elizabeth Strout.

Basta con leer los títulos de algunos de estos relatos para comprender que los productos de consumo, las marcas o las tecnologías habituales conforman el imaginario contemporáneo: "Splenda", "Modo avión", "tanga", "Alexa", "Lego", "Hyundai", "Taco Bell", "Tinder", "Encendedor Bic", "Nike" o "iPhone". Otros relatos llevan títulos de medicamentos o drogas opioides como "Adderall", "Effexor", "Oxi" o "Fentanilo".

Los protagonistas aquí son más relevantes que las tramas, cada personaje desarrolla su historia en primera persona, en tono coloquial, a menudo con autoironía, y todas las voces parecen de un foro de internet o de una serie de sesiones terapéuticas. Es evidente la intención del autor de recrear casi una misma voz en el conjunto, para dar la impresión de una sociedad líquida de individuos similares, encajados en los mismos clichés sociales. A veces, hasta avanzado el cuento no sabemos si quien habla es un hombre, una mujer o un personaje fluido.

Las marcas de consumo en los títulos pueden no ser más que un cameo entre la maraña de historias. Por ejemplo, en el relato "Nike" una artista prepara una exposición sobre los desastres de los plásticos que terminan en el mar. Quiere incluir en su montaje un falso pie en descomposición, calzado con una zapatilla Nike. En la apertura del cuento se dice: "Responde con sinceridad: ¿has paseado alguna vez por la playa y deseado encontrar un cadáver en la orilla?".

Estos relatos denotan la pericia de Coupland para sorprender y hacer reír, aunque algunos oculten dramas

A partir de ahí la trama va hacia un desenlace inesperado. Las interpelaciones al público acentúan la impresión de mundo compartido. "¿Has intentado contratar alguna vez a un sicario?", se pregunta en el inicio de "Oxi". La mujer que quiere quitar de en medio a su pareja ofrece al presunto matón dinero y además "un poco de oxi", la conocida oxicodona. El final se cierra con otra pregunta: "Has intentado alguna vez deshacerte de un cadáver".

Las historias son superficiales y las psicologías estereotipadas, pero surgen giros inesperados y cómicos en los nudos y desenlaces. En "Tinder", dos conductores se pelean en un cruce. Cuando llegan a su cita correspondiente se dan cuenta de que son los mismos energúmenos de los coches. La frase resentida, "no te pareces en nada", y la respuesta, "tú dijiste que tenías un cuerpo tonificado y constitución de nadador. Parece que te alimentas solo con productos de las máquinas expendedoras", son universalmente conocidas entre la muchedumbre de la plataforma de citas Tinder.

Cuando en 1991, Coupland publicó en Estados Unidos, tras un rechazo canadiense, Generación X: cuentos para una cultura acelerada y la novela fue considerada en todo el mundo como la biblia de la generación indiferente y desencantada posterior a los baby boomers, estaba descubriendo el estado de ánimo de los entonces jóvenes adultos nacidos entre los años 60 e inicios de los 80. Hoy, el sesentón Coupland no desenmascara la decadencia occidental, nos enfrenta a lo que ya sabemos, se ha convertido en un voyeur al que no se le escapa casi nada cuando nos describe con el ingenio observador de un Oscar Wilde moderno el enjambre colectivo en que vivimos.

Todos los relatos denotan la pericia de Coupland para sorprender y hacer reír. Algunos ocultan un drama entre descripciones irónicas, y en conjunto el mundo consumista está más cerca de ser patético que un paraíso. El escenario contemporáneo en el que todos respiramos se hace aquí soportable por las ingeniosas caracterizaciones y la buena dosis de humor.