Mileva y Albert Einstein. Imagen: Rubén Vique

Mileva y Albert Einstein. Imagen: Rubén Vique

Letras

Mileva Einstein: un decálogo, una hija oculta y una frustrada carrera científica

La escritora Slavenka Drakulic realiza revelaciones sorprendentes de la primera mujer del padre de la teoría de la relatividad general.

22 mayo, 2024 02:01

En julio de 1914 el Imperio austrohúngaro declaraba la guerra a Serbia. La noticia, publicada por el Wiener Zeitung el día 28, hizo temblar al mundo porque detrás de sus titulares irrumpía la Gran Guerra. Nunca antes una primera página había puesto en guardia a todo el planeta. Pero no era el único conflicto larvado que se desataba en aquella canícula de principios del siglo XX.

Diez días antes, según recoge la escritora Slavenka Drakulic en Mileva Einstein, teoría de la tristeza (Galaxia Gutenberg), el padre de la teoría de la relatividad general (solo faltaba un año para que anunciase aquel gigantesco hito científico) mandó un decálogo de convivencia a su mujer en el que le detallaba, entre otras normas de comportamiento, cómo abstenerse de cualquier relación con él, “salvo que sea necesario por motivos sociales”, cómo salir de su dormitorio o estudio, “enseguida y sin protestar” si así se lo pedía, cómo recibir tres comidas diarias en su habitación, cómo mantener limpios sus trajes, sus sábanas y su ropa interior, y cómo renunciar a cualquier intimidad.

“Si lo exijo, dejarás de dirigirte a mí”, señalaba inquisitivo Albert Einstein en otro de los puntos que pueden leerse en el libro de Drakulic. De estas “condiciones” surgió la profunda tristeza y depresión en la que, siempre según su relato, cayó la gran mujer que había formado pareja con Einstein desde que se conocieron en 1896.

Mileva nunca se recuperó de la muerte de Lieserl Einstein, hija que, según Drakulic, la pareja dio en adopción

Pese a lo que pudiera desprenderse de estas humillantes imposiciones su relación surgió desde el amor más profundo. Con esta sincera divisa lo defendieron y lo llevaron a cabo a pesar de sus familias, especialmente frente a la parentela de Einstein, que la consideraban “vieja [era tres años mayor que él], inválida [por su cojera], serbia y además fea”. 

Sin embargo, su inteligencia y creativa sensibilidad cautivaron al genio de Ulm. En 1900 ambos se graduaron en el Politécnico de Zúrich, ciudad que en ese momento bullía intelectualmente.

Era el epicentro de las ideas que circulaban por toda Europa y ni Albert ni Mileva (una de las pocas estudiantes que, pese a las dificultades, terminó un programa completo de estudios en el Departamento de Matemáticas y Física) iban a perderse esa efervescencia que protagonizaban los libros y las ideas de Henri Poincaré y Ernst Mach.

[Qué es la realtividad general]

Sin embargo, la pareja no tardaría en tener su primera gran crisis. Fue en el convulso 1902. Einstein, gracias a su amigo y compañero Marcel Grossman, conseguiría un empleo en la Oficina de Patentes de Berna.

Ambos habían ocultado el embarazo de Mileva para no entorpecer la carrera de Albert. Estaba muy mal visto contratar a alguien con hijos fuera del matrimonio. Einstein aún se refería a Mileva como “mi igual”, y “tan fuerte e independiente como yo”. El 27 de enero de aquel año nacía en secreto Lieserl Einstein.

“Desde que Mileva dio a luz a aquella niña es como si sus vidas hubiesen ido en direcciones contrarias”, señala Drakulic. Un choque de trenes que no atenuó ni su casamiento el 6 de enero de1903 (al que solo asistieron sus amigos Maurice Slovine y Conrad Habicht), ni las llegadas de sus hijos Hans Albert, que nacería en mayo de 1904, y Eduard, “Tete”, alumbrado en 1910.

De toda la biografía de Albert Einstein uno de los episodios más oscuros es el de su hija Lieserl. Drakulic recrea este episodio señalando que se la dieron a los padres de ella para que, a su vez, la ofrecieran en adopción a una “familia de confianza”.

Mileva diría a sus padres que su intención era volver en cuanto Albert consiguiera un trabajo. Drakulic señala que jamás volvieron a hablar de la niña ni se preguntaron por qué no fueron a buscarla una vez que el científico empezó a trabajar en Berna o, como lo exigían las circunstancias, después de la boda. Según Drakulic, Lieserl Einstein moriría poco después de escarlatina.

Cuando le dieron la mala noticia a Mileva, lo único que alcanzó a decir fue: “Llevadme a su tumba”. El relato de la escritora describe que sobre la anónima parcela, con la tierra aún fresca, la desconsolada madre puso un ramillete de flores silvestres. ¿Murió Lieserl tal como nos cuenta la ficción de Drakulic?

[Einstein y Bohr. dos Nobel, dos revoluciones]

Según Teoría de la tristeza, Mileva sobrevivió a la pérdida de Lieserl pero jamás llegó a recuperarse. “Albert nunca lo entendió, quizá porque estaba absorto en su trabajo. Cada vez se centraba más en sí mismo, porque en ella ya no encontraba a una igual”.

El genio se volvió hermético, seguramente arrastrado por la relación paralela que tenía con su prima Elsa Loewenthal, con la que se casaría en 1919, pocos meses después de conseguir el divorcio.

Mileva tomó la decisión entonces de marcharse de Berlín (donde su ya exmarido se quedaría con Elsa) para trasladarse a su querido Zúrich y rehacer allí su vida con sus hijos Hans Albert y Tete (diagnosticado de esquizofrenia).

Terminaba el conflicto mundial y también la batalla entre Mileva y Einstein, que aún daría sus últimos coletazos con motivo de la pensión de sus hijos, el testamento y el cobro de la dotación del Premio Nobel de Física concedido al científico en 1921.

Pronto culminaría el cisma, pero queda para el escrutinio de la historia de la ciencia si Mileva fue víctima del ‘Efecto Matilda’. Drakulic toma partido publicando en su relato una carta dirigida a Albert Einstein en la que le recuerda su participación durante sus primeros proyectos científicos.

Contribuí a todos tus textos, incluidos los que más adelante se revelarían como fundamentales para tu carrera, es decir, los publicados en Anales de Física en 1905. Sabes bien que juntos decidimos que los ibas a firmar tú solo; a diferencia, por ejemplo, de Pierre y Marie Curie, que firmaron juntos sus trabajos y juntos recibieron el Premio Nobel”. ¿Fue así su colaboración? ¿Escribió Milena esta carta plagada de reproches?