A Lisboa y a Córdoba les separa una distancia de 452 kilómetros caminando, según Google Maps. Nunca estuvieron tan cerca como ayer. Bajo el pretexto de Cosmopoética, una vez más —y ya van dieciocho— la poesía sirvió de vehículo para conectar culturas. En esta ocasión no había que mirar demasiado lejos. El festival de poesía más importante de Europa, que no descansó ni en los momentos más duros del aciago 2020, logró que convergieran las corrientes del Tajo y el Guadalquivir, porque “la poesía es un país que no tiene fronteras y el lenguaje es lo que nos comunica”. Lo decía ayer el poeta cordobés Pablo García Casado en la inauguración del festival celebrada en el teatro Góngora, que para esta edición cuenta con Portugal como país invitado.
Estefanía Cabello, también poeta local y ayer maestra de ceremonias, destiló en su intervención un recuerdo emocionado sobre el grupo Cántico, una generación de poetas y pintores congregados en torno a la revista homónima de la ciudad, que fueron referencia de la literatura española a mediados del siglo XX. Cosmopoética quiso conmemorar en esta edición tan especial, la de su mayoría de edad y la primera tras la pandemia, el centenario de Pablo García Baena, Julio Aumente y Ginés Liébana, representantes principales de esta generación, sin la que sería imposible entender la historia poética de Córdoba. Disculpándose previamente por las referencias personales de su homenaje, Cabello recordó cómo su primer acercamiento a Cántico tuvo su origen en un regalo del cantautor cordobés Alberto Guerrero: el libro Elegías de Sandua, de Ricardo Molina.
Antes de despedir su intervención y dar paso a la lectura de algunos poemas, la presentadora recordó que el grupo Cántico “ya había cultivado las relaciones” entre España y Portugal. El poeta Juan Bernier, cuyo sobrino y también poeta —Juan Antonio Bernier— fue igualmente decisivo en la relación entre Cabello y el grupo, había hecho traducciones que fueron publicadas en alguno de los primeros números de la revista. El primer poema que se recitó en la nueva edición de Cosmopoética fue Tentación en el aire, de García Baena, en la voz de la poeta cordobesa. Fueron invocados, a su vez, Julio Aumente y María Victoria Atencia, con los poemas Quién de amor y Sazón, respectivamente.
La lectura de los poemas de Cántico abrió la puerta al diálogo entre García Casado y Nuno Júdice, el poeta más relevante de la literatura portuguesa, dirigido por el periodista Jesús Cabrera. A propósito de las conexiones poéticas entre España y Portugal, habría sido inconcebible no recordar la causa de la grieta que preside la sala Orive, centro neurálgico del festival Cosmopoética. El terremoto de Lisboa en 1755, la mayor catástrofe natural que se recuerda en la península ibérica, se extendió hasta Córdoba, entre otras ciudades de Andalucía, y aunque no hubo que lamentar muertos, produjo daños en edificios como la sala capitular del convento de San Pablo, que nunca se acabó de terminar y es lo que ahora conocemos como la sala Orive.
Pero ayer los seísmos se manifestaron en forma de verso. Con propuestas poéticas bien distintas, aunque ambos partidarios de la comprensión y la contemporaneidad, García Casado y Nuno Júdice deleitaron al respetable que abarrotaba las butacas del Góngora con poemas intensos y leves al mismo tiempo, siempre al borde de la trasgresión de las normas tradicionales. Para los anales de la historia de Cosmopoética quedará la sorpresa en forma de homenaje con el poema de García Casado a Nacho Montoto, poeta y ex director del festival, fallecido repentinamente en 2016. Las alusiones a los miembros de la organización convivían naturalmente con las referencias al gol de Sergio Ramos en el Estadio dá Luz de Lisboa, con el pretexto de Portugal como país invitado. Una paranoia bellísima que desató la emoción en el teatro.
Sin olvidar a Fernando Pessoa, el poeta más universal de la historia de Portugal, García Casado y Júdice abogaron por generar vínculos entre la poesía ibérica a partir de encuentros como el que aconteció ayer mismo. “Los poetas portugueses y españoles vivimos en un mismo contexto, pero prácticamente no coincidimos”, lamentaba el cordobés. Por otro lado, señaló la traducción como un acontecimiento imprescindible para afianzar ese diálogo. En esta línea, Júdice recordó que hasta el 1974, durante la dictadura, no se permitía traducir a los poetas españoles de la resistencia, y sin embargo ahora tienen mucha presencia en las librerías de Lisboa nombres como Antonio Colinas, Amalia Bautista, Jaime Siles, Antonio Gamoneda o Luis García Montero.
Para terminar el acto de hermandad entre la poesía ibérica, que sirvió como preámbulo de las jornadas tan intensas que quedan por venir, la cantante Lina interpretó los dulcísimos fados del disco Busto, de Amalia Rodrígues. Los escritores Gonçalo M. Tavares, Ana Luísa Amaral y María João Cantinho representarán a Portugal en Cosmopoética 2021, pero no serán los únicos. El poeta Juan Antonio González-Iglesias comparecerá mañana en el ciclo Cosmoversos con su último libro, inspirado en el Jardín Gulbenkian de Lisboa.
En la sección de Cosmodiálogos, participan el primer Nobel africano, Wole Soyinka, el Premio Cervantes Sergio Ramírez, el novelista Irvine Welsh o las exitosas escritoras Paulina Flores y Milena Busquets. Sin olvidar su apuesta por las poéticas intergeneracionales, el festival de Córdoba cede su espacio, como siempre, a la poesía joven, con nombres Markel Hernández, Carla Nyman, Abraham Guerrero o Raquel Vázquez.