Murakami, Roth y Thiong'o
Como cada año, a pocos días de que se falle el Premio Nobel de Literatura, periodistas, críticos y lectores miran de reojo a las apuestas en busca de orientación. Y también como cada año, hay pocas (por no decir ninguna) novedades en los nombres que encabezan las listas.Ngugi Wa Thiong'o, del que muchos solo se acuerdan en estas fechas, encabeza las apuestas de la casa Ladbrokes (que es la lista de referencia). Su opción se paga 4/1. Aunque es difícil acertar el veredicto sueco, no está de más recordar que el año pasado encabezaba esa misma lista la escritora que resultó ganadora: Svetlana Alexiévich. Como ella, Thiong'o cubre la cuota exótica que de vez en cuando da la sorpresa. Pocos lo han leído y su obra, en caso de ser premiada, entraría con fuerza en las librerías de medio mundo.
Sería una buena noticia para Alfaguara, que en 2008 publicó en España El brujo del cuervo, la historia de un dictador megalómano que gobierna tiránicamente una república africana llamada Aburria. Del nigeriano hay otro libro que es fácil conseguir: Descolonizar la mente (DeBolsillo), un ensayo sobre políticas lingüísticas en África. El último año en que Thiong'o estuvo en primer lugar en las apuestas el premio se lo acabó llevando Vargas Llosa.
Por lo demás, se suceden los vaticinios sobre los nombres de siempre: Murakami, Adonis, Philip Roth. Y las especulaciones: parece que al japonés ya le toca, pero no hay que olvidar el significado político que tendría un galardón a Adonis o el hecho de que, desde 1993, no haya sido premiado un autor estadounidense (la última fue la escritora Toni Morrison). En el caso de Adonis puede que pese, pero contra él, su posición hipercrítica con cualquier forma de islamismo en un periodo en el que, sin una solución a la vista en Siria, y con el ISIS debilitado pero activo, Occidente mira a Oriente con cautela. El último poeta que se hizo con el premio fue Tranströmer en 2011.
También suenan autores como Don DeLillo o el escurridizo Thomas Pynchon. Premiarlos a ellos sería premiar a la última gran generación de escritores norteamericanos: llevan muchos años "en activo" y han marcado el paso a un sinfín de escritores, desde David Foster Wallace a Jonathan Safran Foer. En segundo lugar en las apuestas, decíamos, va Murakami (5/1). Lo suyo con el Nobel tiene ya los rasgos de una broma pesada. Todos los años está en lo más alto de las listas, y legiones de lectores expresan su encendida adhesión o su profundo malestar ante la perspectiva de verlo de etiqueta en Estocolmo. Le siguen Adonis (6/1), Philip Roth (12/1), Jon Fosse (12/1), Ko Un (14/1), Don DeLillo (14/1), Javier Marías (16/1) e Ismail Kadaré (20/1).
También 20/1 se paga la opción César Aira, que año a año va escalando posiciones en el ránking, y que es el segundo autor de nuestra lengua mejor situado. El tercero es Juan Marsé, que se paga 33/1. A favor de Aira corre su obra, muy influyente en las jóvenes generaciones literarias, y en contra su nulo carácter político, que obligaría a los académicos a ensayar una justificación del premio estrictamente literaria. Y sabemos que no siempre están por la labor. Marsé lo tiene complicadísimo, si nos fiamos de la lista. Además de a los citados, tendría que imponerse a autores como Adam Zagajewski, Amos Oz, Peter Handke o John Banville.
Pero ateniéndose a lo literario, la apuesta clara vuelve a ser Philip Roth: su prestigio está congelado en todo lo alto después de que, tras un ciclo de cuatro novelas cortas magistrales (agrupadas en las Némesis, y que coronan casi tres décadas de incuestionable plenitud artística) anunciara que dejaba la literatura. Pocas carreras literarias tan sólidas como la suya y pocos nombres prestigiarían tanto el galardón. En su contra está quizás el hecho de que su 'padre' literario, Saul Bellow, novelista judeoamericano en cuyos temas y obsesiones ha indagado como nadie su discípulo, ya fue premiado por el jurado de Estocolmo en 1976.