Europa bajo amenaza, en el Kamikaze
Reparto de Monta el toro blanco. Foto: Carmen Prieto
Íñígo Guardamino estrena, como autor y director, Monta al toro blanco, una parábola en clave cómica de las zozobras del viejo continente: migración, paro, nacionalismo... El próximo jueves en Madrid.
Inevitable parece también el uso de una estructura fragmentaria, con saltos constantes, para dar cabida a tal saturación temática. "Me permite contar muchas cosas y, a la vez, es reflejo de nuestra cotidianidad, en la que casi simultáneamente picoteamos en la redes sociales, vemos medio capítulo de una serie, mandamos un whatsapp…", afirma.
El texto alberga una promiscua variedad de tramas: una jerarca de la UE se dispone a afrontar una reunión clave con todos los Estados miembros para solventar el flujo migratorio; Juan e Isabel, dos turistas españoles en Roma, sufren un atentado terrorista en una trattoria; el emergente grupo xenófobo Patriotas Europeos hostigan sin cesar a los refugiados en las fronteras continentales; dos adolescentes se dejan seducir por el creciente movimiento La Renuncia, que postula la abolición del deseo, el cese del consumo y la abstinencia sexual; una ejecutiva alemana se topa, para su contrariedad, con los restos de un toro gigante durante las obras de construcción en Grecia de un descomunal parque de atracciones…"Europa se siente cómoda con fuerzas oscuras: los mercados, el populismo...". Íñigo Guardamino
La aparición del astado no es, claro, casual. Remite al mito fundacional del viejo continente. Recordemos las clases de bachillerato: Zeus, enamorado de Europa (mujer fenicia), se hace pasar por un toro blanco para montarla sobre su lomo y llevársela hasta Creta. El rapto acaba paradójicamente en idilio. Guardamino hace su propia interpretación de esta leyenda: "Europa se ha sentido demasiado cómoda con algunas fuerzas oscuras: los mercados, el populismo, los totalitarismos…". Es la denuncia que inyecta en este montaje que apenas dura una hora y cuarto y que sostienen cuatro actores: Sara Moraleda, Rodrigo Sáenz de Heredia, Fernando Sainz de la Maza y Gemma Solé. Su escenografía es sencilla pero con un profundo poso simbólico: de fondo, las ruinas de Berlín en 1945 y, en el suelo, el Mar Mediterráneo.
La historia de Europa y Zeus mutado en toro también aflora en Metálica. Por un detalle del que Guardamino se percató a posteriori: el dios griego le regaló a su amante el primer humanoide, Talos. En esta distopía, que estrenará en mayo de 2019 en el CDN, conviven humanos y replicantes. Ese roce cotidiano acaba despersonalizando a nuestra especie. Es un aviso para navegantes en un mundo líquido: "La técnica hoy nos ensimisma. Estamos desconectando del otro. Y la muerte de la empatía sólo puede tener un desenlace: la crueldad".
@albertoojeda77