Rosalía, Idles y Yves Tumor
La actualidad discográfica internacional ha estado marcada este mes de noviembre por la aparición de
El mal querer, segundo álbum de la cantante barcelonesa
Rosalía, celebrado como una obra maestra por los medios anglosajones, que son los que controlan el mercado mundial. De una punta a otra del planeta, el flamenco pop producido por El Guincho ha revolucionado el panorama dando un impulso desconocido desde hace muchos años a la música patria. Pero aunque parezca casi imposible, hay vida más allá de Rosalía. El rapero neoyorquino
Sheck Wes asombra con un debut,
Mudboy, en el que logra una música cargada de pasión y turbulencia que deja huella. El rap demuestra músculo con el nuevo trabajo de
Joey Purp, quien desde Chicago triunfa con un hip hop combativo cercano al soul. El rock atraviesa un gran momento y el gran éxito de los británicos
Idles, con un punk rock rabioso cargado de energía, está teniendo una notable repercusión. Y desde Estados Unidos, los metaleros
Daughters publican un disco que deja hecho trizas. Destacamos también la electrónica experimental del estadounidense
Yves Tumor y el pop arty de la sueca
Robyn.
Rosalía: El mal querer. Flamenco
¿Qué más se puede decir de
El mal querer? Desde el momento mismo de su publicación el segundo disco de Rosalía después de
Los Ángeles se ha convertido en un fenómeno de masas.
Recién laureada en los Grammy latinos, la cantante de Barcelona
ha logrado darle brillo al viejo y sagrado flamenco para que parezca tan nuevo y fresco como si se lo acabara de inventar. LP conceptual en torno al mal de amores con aires lorquianos, la producción del canario Pablo Díaz Reixa (conocido como El Guincho) logra llevar el género hasta una nueva dimensión sin forzar la máquina ni traicionar su esencia. Comparable en importancia a
La leyenda del tiempo de Camarón, quizá lo más hermoso que le puede pasar a cualquier artista es que su arte pase a formar parte del imaginario colectivo. Canciones como
Malamente,
Que no salga la luna o
Bagdad, versión de un tema de Justin Timberlake en una fusión electrizante, ya no son de Rosalía, forman parte de la propia historia personal de la gente. Parece que no hay límites para un talento deslumbrante.
Sheck Wes: Mudboy. Hip hop
Hay algo en la música de este joven rapero neoyorquino que deja tocado. Probablemente es
una voz de una profundidad insólita para un chaval de veinte años que desde el primer tema, la oscura
Mindfucker, parece presentarnos una visión tenebrosa en un universo marcado por las drogas, la tecnología y el acoso policial a las minorías. Él se identifica como "mudboy", título del disco, que significa "chico de barro" y en el álbum ofrece al mismo tiempo
una reinvención y una versión nostálgica del prototipo de rapero gangsta. En un mundo de pantallas y de frialdad maquinal, la voz de Wes resuena con especial hondura en
Mo Bamba, como si fuera el grito de angustia desesperada de un hombre atrapado en la red.
Robyn: Honey. Pop
La cantante y compositora pop sueca Robyn alcanzó notoriedad internacional hace ocho años con la canción
Dancing on My Own (
Bailando conmigo misma), en la que parecía proporcionar un himno propio de la era del solipsismo. Con su último disco,
Honey, Robyn alcanza una sólida madurez para seguir siendo
fiel a su estilo, heredero directo de ABBA y la larga tradición popera de Suecia. Queda clara su firme intención de no hacer radiofórmula y utilizar el pop como lanzadera para desnudarse como artista. Creadora de hits, triunfa con canciones como
Missing U, puro disfrute colorista, para seducir también con temas como
Ever Again, en el que adopta un aire más a lo Fleetwood Mac.
Yves Tumor: Safe in the Hands of Love. Electrónica
Personaje bastante peculiar, Yves Tumor es un músico afroamericano de Tennessee instalado en Turín que gusta de disfrazarse de vistosas maneras que parecen conjugar el colorismo africano con la moda deportiva high tech. La música de Tumor es como una batidora. Da la impresión de que es un reflejo de su propio cerebro sin filtro, como si mostrara al mundo lo que pasa dentro de su cabeza a través de
una amalgama de sonidos que van de lo más lúgubre e industrial al funk, el pop o el ruidismo. Siempre sorprendente e hipnótico, Tumor es un hombre que llama a sus canciones
Faith In Nothing Except In Salvation (
No tengo fe en nada excepto la salvación) o
Recognizing the Enemy (
Reconociendo al enemigo).
Idles: Joy as an Act of Resistance. Punk/Rock
El rock vuelve a ser cool, sí, otra vez. Los culpables son estos músicos de Bristol que formaron su grupo en 2011 pero no saltaron al estrellato hasta el año pasado, cuando publicaron su debut,
Brutalism, generando un enorme
hype en torno a ellos. Al cantante y líder Joe Talbot al parecer no le gusta que llamen su música punk y en un concierto le espetó al público
"por última vez, no somos una jodida banda de punk". Digamos que lo suyo sería una versión más trágica del estilo musical con una música que busca tanto la oscuridad y la introspección profunda como el "riot". Hay algo de la Velvet Underground en estas canciones de
Joy as an Act of Resistance, con un punto siniestro, unas guitarras mucho más presentes y afiladas y muchos momentos que buscan crear esa electricidad enloquecida de los viejos tiempos del punk, con perdón de Talbot.
Joey Purp: Quarterthing. Hip hop
El joven Joey Purp (1993) es un rapero y músico de Chicago, una ciudad con una tasa de homicidios 40 veces superior a la de Madrid. Una ciudad en la que en 2017 murieron más de 650 personas asesinadas a balazos, el 75% de ellas de raza negra.
La dura realidad de la urbe más violenta de Estados Unidos marca este disco en el que hay ecos del soul (
Godbody, Pt. 2, con RZA) o momentos luminosos con una cadencia trapera y californiana,
Hallelujah, o temas cercanos al house, con la bombástica
Elastic, que recuerda a los mejores Run-DMC.
Daughters: You Won't Get What You Want. Metal
Si alguien está triste porque Michael Gira lleva dos años sin sacar un disco con Swans, puede resarcirse escuchando el nuevo álbum de Daughters, una banda que practica
un metal más conceptual que ruidoso. Cercanos por momentos a Low, aunque mucho más guitarreros, la banda liderada por Alexis S.F. produce
una música que conduce a paisajes en ruinas en la que la influencia del punk se deja notar en el músculo y la energía de algunos acordes. Con un título en el que se dejan notar los ecos de aquella
You Can't Always Get What You Want de los Rolling Stones, aquí en una versión más pesimista que pronostica que no lo conseguirás, hay temas de una gran hondura rockera como
Long Road, No Turns, momentos que recuerdan al hardcore como
Satan In The Wait y temas más modélicamente punk como
The Reason They Hate Me.