Quevedo en su concierto de este lunes en el Movistar Arena de Madrid.

Quevedo en su concierto de este lunes en el Movistar Arena de Madrid. Europa Press

Música

Quevedo arranca su gira mundial en Madrid: de la gloria a perder el norte

El canario de 'Quédate' y los 1.800 millones de escuchas en Spotify arranca su gira en Madrid con un concierto absurdo y solipsista en el que dedica a la “cancioncilla” diez segundos.

Más información: Quevedo vuelve a la música y publica su esperado segundo disco: 'Buenas noches'

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“Las cosas que hago yo no las hace nadie”, dijo Quevedo en la rueda de prensa previa al primer concierto de su gira Buenas noches, que ha arrancado su primera fecha de tres en Madrid en medio de una especie de “apoteosis adolescente”. La apoteosis se quedó en desolación. Bastaba ver las caras largas de los chavales a la salida del concierto. Quevedo tiene talento, incluso mucho, pero se ha pensado que lo importante es él cuando, si lo es, es gracias a su música y no sus gemidos.

Quevedo es famoso, acaba de arrancar una gira por medio mundo y mientras muchos de sus fans se echan a temblar cada vez que buscan habitación en Madrid al ver los precios para marcharse de casa de sus padres, él está forrado. Pero Quevedo sufre, en las canciones nos habla del lado oscuro de la fama, de enamoramientos en preestrenos glamurosos que acaban mal y de chicas que no le habían hecho ni caso hasta que ganó una pasta. “Encapuchado salgo por el barrio por si piden fotos”, rapea. Y en Noemú, al pobre lo dejan. La cantó al final, dándose tanta importancia que daba pena por él. La canción es bonita y Quevedo no es un cualquiera, pero va por mal camino.

Hay una cierta indiscutible sinceridad en Quevedo, una honestidad que se sobrepone a la sofisticada y apabullante producción, pero el infierno está lleno de buenas intenciones. Fue Quédate, esa canción tan maravillosa capaz de poner a bailar a Javier Ortega Smith, la que lo convirtió en una superestrella hace dos años, que en el mundo del pop juvenil cuentan como años de perro, cuatro por uno como mínimo. From Canarias to the world. Pero Quevedo se ha pensado que está por encima de su creación y no lo está.

Quédate suena a clásico y ahí están sus espectaculares 1.856 millones de reproducciones en Spotify. Toca casi a una por cada cuatro habitantes del planeta tierra, incluyendo bebés y ancianitos de Sri Lanka. Es una de esas canciones, de esas obras artísticas, con la milagrosa capacidad de ser moderna y emotiva. Sobreponerse al fracaso no es fácil, pero a un éxito de ese tamaño, tampoco. No ha tardado el artista urbano en lanzar un nuevo disco tras el primero, Donde quiero estar, del año pasado, cuando ya era el artista más escuchado de España.

En el Movistar Arena, ex WiZink, ex Pabellón de Deportes de la Comunidad de Madrid, Quevedo ha dado un concierto interminable de dos horas como si fuera el plasta de Bruce Springsteen pero con mucho menos repertorio. Y sufre, y sufre y vuelve a sufrir, pero el arte no es una competición de sufrimiento, sino de quien sabe comunicarlo y, además, interesar. Y no lo logró.

El segundo disco de Quevedo, que siempre es el más complicado, está plagado de colaboraciones muy al estilo de esa escena urbana mucho más colaboradora que sus ancestros de guitarra y pantalones ajustados. Llevar vaqueros actualmente, amigos, es casi cayetano y como mínimo viejuno. "Viejuno" también es viejuno. Y por cierto, muchos de los fans de Quevedo llevan vaqueros, pantalones de pinzas y no de pitillo porque eso ya no lo lleva nadie. Dicho en plata, el concierto estaba lleno de pijos. Los pijos, ya se sabe, también se lo pasan mejor.

Arrancó el concierto con una austeridad espartana, él solo. Quevedo rapea bien pero moverse se mueve poco, y se hizo eterno. Luego comenzaron a aparecer otros artistas en el escenario pero daba igual, el show no marchaba. Cada vez más rígido, Quevedo parecía sufrir tanto como en sus canciones.

Colabora en el disco Buenas noches la ubicua Aitana en la chispeante Gran Vía, y ella, que tiene carisma y poder, acabó subiendo al escenario en el momento más memorable del concierto y eso que la canción es justita. Colabora también Yung Beef en La 125 y el rey del reguetón macarra, Pitbull, en la fastuosa Mr. Moondial, que es una canción para escuchar con ketamina ahora que Elon Musk, que es autoridad mundial como la canción, la ha legitimado. O más bien, la canción es ketamina.