Peter Eotvos. Foto: Szilvia Csibi-Müpa

Peter Eotvos. Foto: Szilvia Csibi-Müpa

Música

Peter Eötvös: "La composición es transformar lo increíble en sonidos"

El compositor húngaro gana el Premio Fronteras del Conocimiento de Música y Ópera de la Fundación BBVA "por su originalidad" en todos los frentes formales

23 abril, 2021 12:18

El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Música y Ópera ha sido concedido en su decimotercera edición al compositor y director húngaro Peter Eötvös, por ser “sin lugar a dudas, una de las voces musicales más importantes de nuestro tiempo”, como destaca el acta del jurado. “Su importancia artística, originalidad y contribución al avance de la música desde la segunda mitad del siglo XX  se aprecia con claridad en sus partituras para voz, solista y orquesta; y en óperas como Three sisters, Love and Other Demons y Senza Sangue. Sus composiciones instrumentales han sido interpretadas por los ensembles y orquestas más importantes del mundo”.

Una de las características que definen al maestro Eötvös, tal y como enfatiza el jurado, es que “sobresale” en las tres facetas de la música que ha abordado: compositor, director y pedagogo. “Tiene una calidad excelente en todas ellas, y una cualidad que destaca enormemente en él es su generosidad: como compositor, como músico y como director, deposita una gran confianza en sus músicos y en su público”, subraya Joana Carneiro, presidenta del jurado y directora principal de la Orquesta Sinfónica Portuguesa y el Teatro São Carlos. “Como todos los grandes compositores –continúa  Carneiro– ha sido capaz de hacer una evolución desde los autores que son referencia para él y hacia la siguiente generación: ha experimentado con la música acústica, con la tecnología, con los espacios y con los músicos, con un lenguaje muy afectivo, pero a la vez nuevo, con mucha creatividad y originalidad”.

Sobre ese lenguaje, el maestro húngaro ha asegurado en diversas ocasiones que “la composición es encantar al público a través del sonido, transformar lo increíble en sonidos”. En conversación por videoconferencia pocos minutos después de conocer la concesión del premio, ha declarado que “como directores de orquestas, solemos decir que el público no solo está detrás de nosotros, sino que lo sentimos sobre nuestra espalda. Y cuando surgen estos momentos de una atención llena de encanto, el director lo percibe como una mágica unidad. Cuando esta sensación se produce en el momento adecuado, el público se convierte en una sola persona que escucha y mira, y como compositor, sé que estos momentos mágicos son los que tengo que producir”. En esa faceta de director, Eötvös llegó a conducir la batuta del Ensemble InterContemporain, una institución de referencia en la música contemporánea creada por Pierre Boulez, durante trece años.

“El premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento de Música y Ópera goza de gran prestigio –destaca–. Para mí es muy importante haber sido galardonado no solo como compositor de ópera sino también como pedagogo y director de orquesta. Para mi estas tres profesiones forman una unidad. Lo que logro en una de ellas, me sirve en las otras dos. Lo que compongo lo puedo dirigir, lo que aprendo al dirigir lo puedo utilizar en mis composiciones, y la experiencia obtenida en estas dos profesiones la puedo transmitir en mi faceta de pedagogo.  Este deseo de compartir todos mis conocimientos con los jóvenes se remonta a mi juventud y a la gran  gratitud que siento hacia aquellos profesores que me ayudaron a conocerlo todo, a entenderlo y a poder representarlo”.

El jurado ha destacado que una de las cualidades de Peter Eötvös ha sido la de incorporar esa dimensión emocional a una tradición innovadora que, sin embargo, se había alejado del público. Así lo asegura Víctor García de Gomar, secretario del jurado y director artístico del Gran Teatro del Liceu: “La manera en que él entiende la música se plasma en la intensidad de la comunicación entre un compositor, a través de un intérprete, para llegar a un público. Ese punto, en la codificación de la música del siglo XX, se había roto. Con Eötvös ya no es solo un ejercicio mental o intelectual, sino que busca llegar al público; algo  importantísimo porque, sin abandonar un lenguaje innovador y rupturista, incorpora la dimensión emocional”.

Y es ésta una característica que el propio maestro húngaro destaca: “Esta actitud emocional posiblemente se remonte a mis largos años de experiencia en el teatro y en la ópera. No se puede escribir ópera sin emoción, es un imposible, así que después de una decena de óperas, me he dado cuenta de que el público conecta con lo que ocurre en el escenario a través de la música, y este hallazgo lo trasladé después a mi música sinfónica”.

Los grandes temas contemporáneos

Los temas de sus óperas reflejan, a menudo, el mundo actual, y, para ello, utiliza como fuentes textos de escritores coetáneos, como Tony Kushner, Alessandro Baricco o Gabriel García Márquez. Al respecto, asegura que “no quisiera destacar a ninguno, todos son importantes, a mí lo que me interesa es colaborar con autores vivos porque esto me da la oportunidad única de escribir una ópera para el futuro. Tengo la esperanza de que si escribo una ópera de buena calidad se va a representar en 100 años, y para lograr esto necesito colaborar con un autor de mi tiempo”.

En su primera gran ópera –en términos de impacto en crítica y público–, Tri sestry (1998),  adapta la conocida obra de teatro de Anton Chejov Tres hermanas para construir una narración sostenida en secuencias, cada una dedicada a uno de los protagonistas de la pieza teatral. Es un ejemplo de su capacidad para sintetizar la tradición europea musical más vanguardista conectando con un público amplio: su estreno en la Ópera Nacional de Lyon fue un éxito y después se ha representado más de 150 veces y es programada regularmente por los principales teatros de ópera.

Esa sensibilidad para con los problemas de su tiempo le llevó, en el año 2016 y ante el encargo de cuatro orquestas italianas (La Scala, Santa Cecilia, Florencia y Turín) para componer una pieza orquestal, a escribir Alle vittime senza nome, en memoria de los refugiados africanos que perdían la vida en su intento por cruzar el mar Mediterráneo. Así lo explica el maestro: “Esto es algo con lo que me comprometí por ser consciente de los tiempos en los que vivimos, fue un encargo maravilloso en un año en el que drama de los refugiados estaba especialmente vivo (y desgraciadamente lo sigue estando) y yo quise escribir un recuerdo musical para los que no lo habían logrado, los que habían tenido la esperanza. Y la esperanza es lo que yo quise destacar, la búsqueda de un mundo mejor que se vio frustrada para estas personas que perdieron su vida”.

Y también le hizo abordar en algunas de sus óperas temas como la difícil vida de un inmigrante tratando de ganarse la vida en un país al que llega sin permiso de trabajo (Der goldene Drache, 2014) o los problemas de dos parejas que conviven con el sida (Angels in America, 2002-2004). En Oratorium balbulum (2015) aborda los ataques terroristas del 11-S y los conflictos derivados de la delimitación artificial de las fronteras.

Que Eötvös es un músico de alcance universal lo corroboran varios hechos. Uno de ellos es que “está permanentemente siendo interpretado en los principales teatros de ópera y por las principales orquestas de todo el mundo”, según destaca García de Gomar. Otro es que ha compuesto óperas para libretos en alemán, japonés, ruso, inglés, italiano, francés y en húngaro. “Cada idioma –destaca el maestro Eötvös– nos lleva a su propia cultura, a una cultura distinta, y tiene su propio temperamento. Y lo que a mí me gusta llamar un mundo sonoro propio que es muy importante para la música. Este aspecto de la sonoridad del idioma es muy importante en el teatro y en la ópera, porque los idiomas sin consonantes duras se entienden peor. Las lenguas suaves son muy bellas y la música es muy bella, pero se deja de entender el texto”.

Esa síntesis de diferentes acervos culturales es también otro rasgo diferencial en la obra de Peter Eötvös. “Cuando de joven me trasladé de Budapest a Colonia, en Alemania, viví durante dos años en una residencia de estudiantes, donde en cada habitación vivía un idioma distinto por así decirlo (compañeros españoles, japoneses…) Fue entonces cuando me di cuenta de que una lengua te abría la puerta a una cultura diferente”.

Su candidatura a los Premios Fronteras del Conocimiento fue presentada, en cinco nominaciones distintas e independientes, por: György Kurtág,  compositor y Premio Fronteras del Conocimiento en Música y Ópera en su VII Edición; László Góz, director y fundador del Budapest Music Center; Lydia Connolly directora de la agencia de representación internacional Harrison Parrott; Paloma O'Shea, presidenta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía; y Fabián Panisello, director de Plural Ensemble.

Panisello destaca de la faceta de dirección musical del galardonado que “es impactante en su manera de trabajar la calma y convicción que transmite, a la vez que una exigencia máxima, ejercida con naturalidad y serenidad extremas.  El gesto de dirección de Eötvös renuncia a cualquier excentricidad y se concentra en lo esencial y en un contacto con el músico, al  que le vuelve fácil de entender y realizar lo complejo de las partituras con máxima claridad”.

“Como profesor –continúa el maestro Panisello– es a la vez afectuoso y severo, siempre explicando a la nueva generación con gran paciencia la forma idónea de aproximarse a una obra y el modo gestual más económico para comunicarla a los músicos. Es un director que tiene a los músicos muy en cuenta y que sabe hacerlos partícipes de los proyectos que dirige, cosa que transmite a sus discípulos, enseñándoles la importancia de establecer una relación sólida con los intérpretes, que son quienes generan el sonido”.

Dejar huella en los jóvenes

El galardonado explica que su dedicación a la enseñanza es algo  que tiene muy arraigado: “Hay dos razones para ello. Tanto mi madre como mi abuelo fueron pedagogos, es decir, la pedagogía la llevo en la sangre. Y la otra razón es el gran agradecimiento que siento por aquellos que me ayudaron de joven, tanto en la Academia de Budapest como en el Conservatorio de Colonia. Todo lo que se aprende de joven tiene una enorme importancia para la carrera que uno desarrolla y ahora me siento en la obligación de trasladar a los jóvenes todo lo que esto me ha permitido aprender”.

Y esa “obligación” la ha cultivado con intensidad: en 1991 funda el Instituto Internacional Eötvös, dedicado al trabajo con jóvenes directores, en 1992 se incorpora como catedrático en la Universidad de Karlsruhe, primero, y en la de Colonia, después, donde imparte Música contemporánea y de Cámara y, posteriormente, funda la Peter Eötvös Contemporary Music Foundation, dedicada a la “nueva música”, no solo para directores, sino también para compositores, musicólogos y libretistas. “Para mí –asegura– la nueva música es quizás lo que más me ha importado, todo lo que he experimentado en torno a la nueva música tenía un carácter excepcional, y me gustaría trasladar esa experiencia a los jóvenes, para que nuestra generación de músicos deje una huella en estos jóvenes. Este es el objetivo de mi Fundación para la Música Contemporánea”.

Los maestros –profesores– son, por tanto, una figura fundamental en la obra de Peter Eötvos y él reconoce como tales a dos enormes figuras: “Tuve dos mentores cuando era joven, y después con ambos mantuve el contacto a lo largo de toda su vida. El primero fue Karlheinz Stockhausen, a quien conocí nada más trasladarme a Alemania en 1966, y el otro fue Pierre Boulez, quien me invitó a París a finales de los años 70”. El maestro francés (Premio Fronteras del Conocimiento en Música y Ópera en la V edición de los galardones) designó a Eötvös director del concierto inaugural del IRCAM en París en 1978 y, un año después, director principal del Ensemble InterContemporain, puesto que desempeñó durante 13 años. “De Boulez tengo que decir que ha aportado una enorme energía a mi vida, en la época en la que más contacto tuvimos”.

El jurado también ha reconocido en Peter Eötvös su cualidad humana, su cercanía con sus colaboradores, alumnos y también con los músicos. “A mí –asegura– no me basta con elegir un instrumento y componer una música adecuada para este instrumento, sino que necesito saber quién va a tocar esta pieza por primera vez. De esta forma veo y oigo al mismo tiempo la música y a la persona que la toca. Y así, junto a la influencia de las características del instrumento recibo también las influencias de la persona y puedo trasladar ambas impresiones a mi música. De esta forma el concierto que compongo no solo es específico para el instrumento sino también para la persona que lo va a tocar. Hasta podría decir que mis conciertos sinfónicos son retratos”.  

Así lo define Joana Carneiro: “Cualquier persona que escucha su música, cómo pinta las palabras, percibe que es extraordinario. Y su forma de dirigir una orquesta, de estar en un palco, es igual, busca la transmisión del sentimiento humano, de la experiencia humana, y lo hace de una forma afectuosa, de una manera original, nueva. Su afecto se nota al escuchar una ópera, al dirigir una orquesta o al hablar con los músicos y su público”.

Peter Eötvös nació en 1944 en Odorheiu Secuiesc, Transilvania, que entonces pertenecía a Hungría en lugar de a Rumanía. Pasó su primera infancia en la localidad húngara de Miskolc. Su madre era profesora de música, de modo que muy pronto aprendió a tocar el piano, el violín, la flauta e instrumentos de percusión; a los cinco años ya había compuesto sus primeras obras. En esta misma ciudad conoció a György Ligeti, con quien mantendría contacto el resto de su vida.

A los 14 años se trasladó a Budapest y fue el propio Zoltán Kodály quien le admitió en la Escuela de Jóvenes Talentos Excepcionales de la Academia de Música Liszt Ferenc. Allí estudió composición al tiempo que participaba activamente en producciones de cine y teatro, gracias a las cuales adquirió una amplia experiencia en improvisación, la capacidad de dibujar personajes con pocos trazos y el conocimiento del tiempo y el ritmo dramáticos. Todas estas habilidades tuvieron un impacto profundo en su manera de afrontar la composición y en las diez óperas que ha escrito hasta ahora.

En 1971 se trasladó a Colonia, donde trabajó con Karlheinz Stockhausen, amplió sus estudios de composición con B.A. Zimmermann y se graduó en Dirección en la Escuela de Música de Colonia. Comenzó a dirigir el Ensemble Stockhausen, incluido el estreno de Donnerstag aus Licht en La Scala de Milán en 1981. En 1978, Pierre Boulez le había invitado a dirigir el concierto inaugural del IRCAM –el Institut de Recherche et de Coordination Acoustique/Musique, fundado por el propio Boulez– y al terminar le pidió que fuera el director artístico del Ensemble InterContemporain, puesto que desempeñó hasta 1991. París le abrió numerosos horizontes, pues el ensemble llevó a escena centenares de nuevas obras y le dio la oportunidad de colaborar personalmente con los compositores vivos más relevantes.

En 1980 actuó por primera vez como director en los London Proms y entre 1985 y 1988 fue principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de la BBC. A partir de ese momento se multiplica su presencia como director en orquestas de toda Europa –desde la Orquesta del Festival de Budapest a la Sinfónica de la Radio de Viena o la Filarmónica de Múnich– y de Estados Unidos, Japón o Corea del Sur. A ellas suma las principales formaciones especializadas en música contemporánea, como Ensemble Modern, Musikfabrik, Klangforum Wien o la London Sinfonietta.