La desenfrenada imaginación de Shaday Larios y Jomi Oriol, los ecos shakesperianos de Rigola, la experiencia poética de Luz Arcas, la irreverencia y la ternura de Teatro en Vilo, el original viaje a Valle-Inclán de Grumelot y la expiación de la siempre sorprendente Angélica Liddell protagonizan la primera mitad del Festival de Otoño. Estas son sus propuestas.
La melancolía del turista
Oligor y Microscopía. Naves del español
Teatro de objetos documentales llaman al prodigioso trabajo que realizan la mexicana Shaday Larios y el navarro Jomi Oligor. Los creadores de La máquina de la soledad y Agencia El solar llevan al Festival de Otoño (del 12 al 22) La melancolía del turista, donde continúan exhibiendo su desenfrenada imaginación a través de autómatas, mecanismos y miniaturas. Esta vez, sus “espejismos” se proyectan sobre lugares vacacionales de los que se recuperaron vestigios que hablan del ascenso y caída de una fantasía mental.
Un país sin descubrir...
Àlex Rigola. La Abadía
Alba Pujol y Pep Cruz protagonizan esta nueva entrega del siempre sorprendente Àlex Rigola. Un país sin descubrir de cuyos confines no regresa ningún viajero, largo título tomado de de Hamlet, nos habla del individualismo, la familia, lo inmaterial, lo grupal, la supervivencia, el neoliberalismo, la amistad y el amor. Rigola (recientemente también en La Abadía con La gaviota de Chéjov) se ha vuelto a apoyar en la escenografía de Max Glaenzel para hacer un viaje con Cioran, Shakespeare y Gil de Biedma, entre otros. Del 12 al 22.
Toná
Luz Arcas/La Phármaco. La Abadía
La bailarina y coreógrafa Luz Arcas, la fotógrafa Virginia Rota y la violinista y compositora Luz Prado sostienen este montaje que tiene como seña de identidad su lejanía con las narrativas convencionales para desviarse hacia una experiencia poética. “Los materiales sobre los que trabajamos provienen del imaginario de la infancia, de las canciones y de los miedos que aún nos persiguen. Nuestro proyecto aborda todo lo relativo a la muerte y al duelo desde el folclore”, señala Arcas sobre Toná, que podrá verse entre el 13 y el 15 de noviembre.
Hoy puede ser mi gran noche
Teatro en Vilo. Sala Mirador
Un cantante de orquesta y su hija en la Galicia de los noventa son los protagonistas de este montaje dirigido por Andrea Jiménez y Noemi Rodríguez, cabezas visibles de la compañía Teatro en Vilo. Nos encontraremos, entre el 13 y el 15, un relato desgarrador en el que despliegan toda la elocuencia de su poética teatral, que incluye la irreverencia, la ternura y el humor para acercarnos a la batalla de una mujer que se debate entre lo extraordinario y lo ordinario, entre la hazaña y la derrota, entre el deber ser y la felicidad verdadera.
La lámpara maravillosa
Grumelot. La Abadía
Carlota Gaviño e Íñigo Rodríguez-Claro exhiben su capacidad de sorpresa de la mano del genio de Valle-Inclán. La lámpara maravillosa (del 14 al 29) es, al mismo tiempo, una experiencia física a través del patrimonio de la Comunidad de Madrid y una experiencia virtual (en directo) a través de las plataformas digitales. Desde ellas se establecerá un contacto íntimo y personal con los espectadores que se conecten desde sus pantallas y a quienes se les ofrecerá la posibilidad de viajar sin salir de casa. Un road trip espiritual por tierra, mar y aire.
Una costilla sobre la mesa (madre)
Angélica Liddell/Atra Bilis. Teatros del Canal
Este montaje, auspiciado por el Théâtre Vidy-Lausanne, Temporada Alta y los Teatros del Canal, con la colaboración del Festival de Otoño, nos devuelve a la mejor Angélica Liddell. Se presenta con su visceralidad habitual en un escenario en el que estará acompañada por Gumersindo Puche y arropada por la música del Niño de Elche para ofrecer, del 17 al 21 de noviembre, este réquiem escénico en memoria de su madre. "A mi madre le entrego como última ceremonia la obra que a ella le hubiera gustado ver, un viaje mítico a la tierra de sus ancestros", explica Liddell. Imprescindible.