Jauría, la obra de Kamikaze Producciones, Milonga, Hause & Richman en la que Jordi Casanovas levantada una dramaturgia armada con los interrogatorios del mediático juicio a La Manada por la violación en grupo de una joven en los Sanfermines de 2016, se ha convertido en la gran triunfadora de los Premios Max al conquistar el premio al mejor espectáculo de teatro y a la mejor versión teatral.
La ceremonia tuvo lugar anoche en el Teatro Cervantes de Málaga con un aforo del 50 % y con las mascarillas dominando la puesta en escena de los galardones. En principio, la gran fiesta de las artes escénicas españolas tenía que haberse celebrado el pasado 29 de junio, pero los rigores de la pandemia de coronavirus dieron al traste con el plan. Una pandemia que también ha puesto en peligro a toda la industria escénica, por la que la mayoría de los discursos tuvieron un cariz reivindicativo y pretendieron hacerle llegar al público que la cultura y el teatro son seguros y que es necesario que los artistas y el público vuelvan a encontrarse.
Además de Jauría, la otra gran triunfadora de la noche fue Shock (El Cóndor y el Puma), de Andrés Lima para el Centro Dramático Nacional, que a partir del libro La doctrina del shock de Naomi Klein se adentra en los aspectos más oscuros del neoliberalismo de Pinochet. Lima se hizo con el premio al mejor director, que dedicó "a la memoria de Salvador Allende", y también fue premiada Beatriz San Juan por el diseño de la escenografía de la obra.
Una emocionada Verónica Forqué recibió el premio a la mejor actriz por su trabajo en Las cosas que sé que son de verdad, mientras que Lluís Homar triunfó como mejor actor por su papel en La neta del senyor Linh. “Estoy aquí en nombre del señor Linh, Philippe Claudel contó su historia, la de un refugiado que llega de un país del tercer mundo con una nieta de meses sin conocer la lengua, a nadie, y nunca se rinde", relataba Homar desde el escenario. "Ha sido una lección estar cerca de él, a veces no tener y no rendirse es lo más importante y ahora tenemos y vamos a tener poco. Pero que a nadie le quede duda que la cultura, como la sanidad, es de primera necesidad”.
Otro de los nombres de la noche fue el del bailarín y coreógrafo Nacho Duato, que al recibir el premio Max de Honor quiso hacer una advertencia: "mi carrera no ha terminado y no va a terminar nunca, vais a tener mucho rato a Nacho Duato porque vengo de una familia muy longeva". Y también Antonio Banderas, que vio como la zarzuela Doña Francisquita de su amigo Lluís Pascual le arrebataba a su Chorus Line el premio al mejor espectáculo musical, pero que estuvo presente con un vídeo en el que agradeció que le concedieran la Medalla de Honor de la SGAE. "Estamos viviendo en un mundo muy confuso donde todas las cosas están cambiando, donde esos derechos muchas veces se vuelven demasiado difusos", indicó el actor en su alocución.
El presidente de la SGAE, Antonio Onetti, y Juan José Solana, el de la Fundación SGAE, convocante de los premios, leyeron un texto en el que aseguraron las artes escénicas están "como un queso Gruyere", "llenas de agujeros". "Esta es sin duda la gala más excepcional de los Max de las que hemos vivido, a la que hemos llegado tras un largo proceso de incertidumbre, de dudas, de problemas logísticos", afirmaron. El teatro estaba al 50% de su aforo porque no se permite "llenar el aforo de los teatros, los cines o las salas de conciertos, y eso a pesar de que con mascarilla son seguros porque aquí nadie come, ni bebe ni habla", denunciaron en la ceremonia, presidida por el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes. "¿No es la cultura la esencia de la Marca España? ¿No somos más del 1% del PIB? Pues se nos está desintegrando el tejido cultural. Señores del Gobierno, necesitamos que se nos escuche, que se nos tenga en cuenta y que podamos trabajar", añadieron.
Gran Bolero, de Jesús Rubio, fue la mejor obra de danza del año. Olga Pericet recibió el galardón a la mejor bailarina por Un cuerpo infinito y Marco Flores al mejor bailarín por Origen, que dedicó a los tablaos flamencos, que sufren en estos momentos una grave crisis. Al otro lado, de Zanguango Teatro Producciones S.L., recibió el premio al mejor espectáculo de calle y Zapatos nuevos, de Tian Gombau - L'home dibuixat S.L.U., el de mejor espectáculo infantil, juvenil o familiar. El viento es salvaje, de Las niñas de Cádiz, S.L., se convirtió en el espectáculo revelación.
Uno de los premios más emotivos fue el de mejores autores para Josep Lluís y Rodolf Sirera por Dinamarca, ya que Josep Lluís había fallecido en 2015 y la obra era una idea conjunta que Rodolf retomó en 2019 en solitario. Marta Arán recibió el premio a mejor autoría revelación por Els dies mentits (Todos los días que mentí). Por último, la obra Play conquistó tres galardones: composición musical (Luís Miguel Cobo), diseño de vestuario (Elisa Sanz) e iluminación (Pedro Yagüe). La mejor coreografía fue para Sara Cano por Vengo!.