David Verdaguer apunta al Goya al mejor actor: el lector compulsivo de periódicos que se “masturba la nariz”
El actor nominado al Goya por interpretar a Eugenio en 'Saben aquell' mezcla la vis cómica con una sensibilidad especial para el tormento.
7 febrero, 2024 02:13Una vez me encontré a David Verdaguer en el AVE de Madrid a Barcelona. No lo conozco personalmente así que no nos saludamos. Llevaba tres periódicos encima (El País, El Mundo y La Vanguardia, hombre democráctico) y se pasó todo el viaje en la cafetería leyéndolos apasionadamente como si trabajara en el FBI desencriptando mensajes yihadistas.
Como periodista debo reconocer que aquello me ganó. Sin ser indiscreto, con los pelos alborotados y ese aire de genio despistado encantador, había algo “teatral” en él, una cierta expresividad arrebatada. Más que un periódico, parecía que leyera el guion de su próxima película y estuviera interiorizando los sentimientos que le provoca.
Nominado al Goya por Saben aquell, en la que da vida al mítico humorista de la Transición Eugenio, se trata de su cuarta candidatura y, si ganara, sería su segunda victoria después del que se llevó en 2018 como mejor secundario por Verano 1993, la primera película de Carla Simón, en la que interpretaba al “padre adoptivo” de su sobrina después de que se quedara huérfana.
Con sensibilidad, el actor mostraba las contradicciones de un hombre fundamentalmente bueno, pero desbordado por las circunstancias al tener que hacerse cargo de una niña que no es suya. El tormento siempre se le ha dado bien, igual que la payasada en el mejor sentido de la palabra.
Nacido en Girona en 1983, cumplió el pasado septiembre 40 años juveniles gracias a ese “pelazo”. Es uno de esos actores guapos que prefieren ir de simpáticos y atribulados a hacer el papel de galán. Él cuenta que cuando era niño no sufrió bullying porque siempre hacía reír a sus compañeros de clase. Se da un aire inquieto, un poco nervioso, como si siempre tuviera que estar en otra parte.
Tiene también costumbres extrañas como “masturbarse la nariz”, cosa que como explicó en El Hormiguero consiste en meterse “un hilito” por la fosa nasal hasta que estornuda. "Es como un orgasmo facial”, aseguraba. Por cierto, según él mismo, a pesar de su poblada barba, no tiene pelos en el culo.
El director de Saben aquell, David Trueba, nos corroboró él mismo que es un hombre de espíritu atormentado: “David es muy creativo y maravillosamente inseguro. Estaba todo el rato preocupado porque pensaba que le fallaba la voz o se le iba el ojo. Llevaba mucha presión. Le di muy pocas indicaciones. Resuelto el aspecto cosmético, el maquillaje, la peluquería, etc., le dije: “No caigas en la tentación de querer imitar a Eugenio”. Tenía que encontrar el alma del personaje, al fondo de los ojos”. Cosa que hace.
Verdaguer cumple el tópico de que los buenos actores de comedia también son buenos actores dramáticos. Vemos a un Eugenio divertido y oscuro, a un tipo que acaba triunfando en el mundo del espectáculo sin haberlo pretendido nunca, que era al mismo tiempo, es evidente, gracioso y escapista, tendente a refugiarse en mundos paralelos de alcohol, y luego drogas, olvidando a su propia familia. Es fundamental en la película el personaje de Conchita (Carolina Yuste), su sufrida mujer, que lleva el timón de la marca sorteando olas y mareas porque, entre otras cosas, le quiere.
Verdaguer nació en el corazón de la Cataluña “indepe” aunque ha mostrado una actitud poco beligerante al respecto, limitándose a apoyar, en limitadas ocasiones, a los presos por el procés y los exiliados, sin entrar en el fondo del asunto. En 2018, cuando ganó el Goya por Verano 1993, Pilar Rahola arremetió contra él y Carla Simón por “botiflers” al no presentarse en la gala con lazos amarillos y dar sus discursos en castellano.
Emparejado con la también actriz Maria Rodríguez-Soto, tiene una hija de seis años, y ambos mostraron el embarazo y nacimiento en Los días que vendrán (2019), dirigida por Carlos Marqués-Marcet, en la que vemos cómo evoluciona su relación a medida que pasan los meses y la barriga de ella crece y el momento crucial se acerca. Quien quiera verlo como una especie de reality sobre su propia vida se equivoca, ya que ambos explicaron cuando se estrenó que salvo su relación y el embarazo, todo lo demás es ficción.
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Verdaguer comenzó a despuntar muy joven con pequeñas apariciones en series costumbristas con un tono de culebrón de TV3 como Plats bruts (2001), El cor de la ciutat (2002) o Ventdelplà (2005). Pronto llegarían papeles más fijos en Pop rápid o La sagrada familia. Después, se hizo célebre en programas como Minoría absoluta, Polònia o Crackovia, de la factoría del muy indepe Toni Soler, en los que imitaba a Neymar o Gareth Bale. Su despegue en el cine fue con Marqués-Marcet en 10.000 kilómetros (2014), el gran éxito indie de aquel año, en la que veíamos el declive de una pareja cuya relación sucede por Skype.
Ya imparable, poco después brilló también en Requisitos para ser una persona normal (2015), de Leticia Dolera, donde sacaba su vis cómica, que también explota en otros títulos como No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas (2016), la comedia romántica agridulce Tierra firme (2019), también rodada por Marqués-Marcet o el superéxito Lo dejo cuando quiera (2019), en la que da vida a un científico pardillo metido a traficante de drogas, un personaje que le viene como anillo al dedo. Con Dolera repetirá en la serie Vida perfecta y en Uno para todos (2020) obtuvo su tercera nominación al Goya interpretando a un esforzado profesor.