Cuarenta años sin Ingrid Bergman, la niña tímida que enamoró a Hollywood
Ganadora de tres Oscar, la actriz de 'Casablanca' y 'Encadenados' murió el día en que cumplía 67 años después de una exitosa trayectoria que también abarcó el teatro y la televisión
29 agosto, 2022 01:41Era tan tímida que decidió hacerse actriz. Y su foco estaba en el teatro. Pero acabó siendo la Ilsa Lund de Casablanca, la Alicia Huberman de Encadenados, la Charlotte Andergast de Sonata de otoño. Y Anastasia y Juana de Arco. Ganó tres Oscar, hizo carrera en cinco idiomas y ocupa un puesto de honor en el escalafón de las actrices más importantes de la historia del cine. Hace 40 años, el 29 de agosto de 1982, Ingrid Bergman falleció víctima de un cáncer.
Estocolmo la vio nacer el mismo día de agosto de 1915, se quedó sin madre a los tres años y pasó parte de su infancia y su adolescencia con sus tíos. Como era menos tímida cuando se metía en otras pieles, se entregó a la interpretación. A lo largo de los años 30 trabaja en diversas películas en su país, hasta que el éxito de Intermezzo, dirigida por Gustaf Molander, la lleva a Estados Unidos para protagonizar su remake en inglés, producido por el poderoso David O. Selznick. Después de algunos rodajes, en 1942 le llega la oportunidad de protagonizar junto a Humphrey Bogart la película de Michael Curtiz Casablanca. La joven sueca huérfana e introvertida está ya en disposición de empezar a convertirse en la mítica Ingrid Bergman.
Los años siguientes son los de su consolidación en Hollywood. Rueda con Sam Wood (Por quién doblan las campanas), George Cukor (Luz que agoniza, con la que obtiene su primer Oscar), Leo McCarey (Las campanas de Santa María), Lewis Milestone (Arco de Triunfo), Victor Fleming (Juana de Arco) y Alfred Hitchcock, que, además de Recuerda y Atormentada, le ofrece uno de los papeles más recordados de su trayectoria: la Alicia Huberman de Encadenados, enamorada del agente Devlin mientras pone en riesgo su vida en la casa del viscoso Alexander Sebastian y su inquietante madre.
Una carta cambia su vida: la que le escribió a Roberto Rossellini, que en los 40 había logrado un gran prestigio internacional con Roma, ciudad abierta, Paisà y Alemania, año cero, para hacerle saber que le gustaría protagonizar alguna de sus películas. El director acepta y la colaboración no tarda en materializarse: en 1950 filman Stromboli. Se enamoran y la actriz se queda embarazada. Y ocurre el escándalo.
Los dos estaban casados y algunos sectores sociales, eclesiásticos y políticos manifiestan su rechazo a esta relación, que acaba con Bergman exiliada en Italia. La actriz asegura que le llegaban cartas llenas de odio. Se casan en 1950 y, después de un hijo y dos hijas gemelas y varias películas más (entre ellas, Europa ‘51 y Te querré siempre), se divorciarán siete años después.
La actriz trabaja en Inglaterra y Francia, gana su segundo Oscar con Anastasia (lo recogió en su lugar Cary Grant) y vuelve a pisar suelo estadounidense, si bien vive en París con su tercer marido, el productor teatral Lars Schmidt. En la escena protagoniza en esos años Té y simpatía de Robert Anderson, Hedda Gabler de Ibsen y Un mes en el campo de Turguénev, y también hace televisión.
En los 50 y 60 Bergman trabaja con Stanley Donen (Indiscreta), Anatole Litvak (No me digas adiós) y Gene Saks (Flor de cactus), entre otros. El tercer Oscar le llegará en 1974, en la categoría de actriz de reparto, por Asesinato en el Orient Express de Sidney Lumet. Su palmarés registra también los premios Tony y Emmy, así como la Copa Volpi, un Bafta y varios Globos de Oro.
Cuatro años después se pone a las órdenes de su compatriota Ingmar Bergman en Sonata de otoño, en la que protagoniza un intenso duelo interpretativo con Liv Ullmann. En sus últimos meses rodó la miniserie televisiva Una mujer llamada Golda, en la que interpreta a la exprimera ministra de Israel Golda Meir.
En 2015, el director sueco Stig Björkman estrenó el documental Ingrid Bergman: retrato de familia, un recorrido por la vida de la actriz basado en sus grabaciones domésticas, diarios y cartas, así como en los testimonios de sus hijos. La obra, que cuenta con música de Michael Nyman y narración de Alicia Vikander y en la que aparecen Sigourney Weaver y Liv Ullmann, repara en su buena relación con Hitchcock y Renoir, su romance con Robert Capa, su afición infantil a inventarse personajes con los que hablar, su vocación aventurera, su costumbre de guardarlo todo, sus ausencias como madre, las diversas escalas de una vida rica en experiencias, traslados, contracturas y plenitudes.
Los diálogos con Bogart en Casablanca, el beso con Cary Grant en Encadenados, Juana de Arco arengando a los suyos con esperanza y fanatismo, la doliente Karin de Stromboli, la conversión moral de la madre de Europa ’51, la visita de Katherine al museo en Te querré siempre, la frialdad afectiva y el talento artístico de la pianista de Sonata de otoño forman parte del repertorio de personajes, impactos y momentos inolvidables que Ingrid Bergman legó a la historia del cine. La niña tímida que enamoró a Hollywood murió el día de su cumpleaños. Siempre nos quedará su mirada limpia y comunicativa, esos ojos por los que resbalaba, azul y renovada, la luz del mundo.