'Estándar' y 'La reina de los lagartos', elogio de la extrañeza
Los cineastas Fernando González Gómez y el dúo Burnin’ Percebes presentan sendas películas que reivindican la extrañeza en un mundo que la victimiza
11 diciembre, 2020 17:22En el cine español siempre ha habido una vena surrealista y fantástica que desde el mainstream encarnan directores como Alex de la Iglesia o Javier Fesser, con no pocos adeptos también en el terreno del indie como Juan Cavestany o Carlos Vermut, por citar los más conocidos. Siguiendo esta línea, acaba de llegar a las salas Estándar, debut en la dirección de Fernando González Gómez, un filme casi artesano, muy deudor del cine independiente estadounidense, sobre un reponedor de supermercado neurótico al que todos confunden con un psicópata. Por su parte, los barceloneses Burnin’ Percebes acaban de estrenar en Filmin la que seguramente es la película más marciana del año, La reina de los lagartos, en la que narran el romance inverosímil entre una madre divorciada de clase media y un extraterrestre lagarto con forma humana que espera que lo vengan a rescatar de su planeta.
Estándar, con un meticuloso y talentoso Niko Verona al frente del reparto, tiene un tono más amargo pero también más comercial que el filme de los Percebes. El protagonista es un empleado de supermercado obsesionado con el orden, única manera de calmar su ansiedad, que está enamorado de la hija de su jefe, Laura (Susana Abaitua), cajera. Cuando la encuentra casi muerta en un congelador, la lleva a su casa y aprovecha su amnesia para inventarse un romance anterior y hacer con ella vida de pareja como siempre ha soñado. Ambos, ella oculta para que su asesino piense que está muerta y se delate y él cada vez más desorientado, comienzan una investigación criminal para descubrir la identidad del agresor.
Con una cuidada puesta en escena de tonos amarillos en un mundo con algo de fábula, hay una clara influencia en el filme de títulos como Punch-Drunk-Love (Paul Thomas Anderson, 2002) o Lars y una chica de verdad (Craig Gillespie, 2007). El núcleo de la historia está bien contado, la forma en que tendemos a pensar que las personas que no se ajustan a la norma pueden ser peligrosas, como si la extrañeza también tuviera asociada una inevitable maldad. La película arranca con vigor, con originalidad, y por momentos parece que se pierde un poco con una trama detectivesca no del todo bien hilada con demasiados sospechosos y un tono algo repetitivo. A pesar de algunas lagunas, hay audacia en la forma en que González Gómez cuenta su historia y corazón en lo que quiere contar por lo que conviene estar atentos a su futura producción.
Los Burnin’ Percebes son los barceloneses Fernando Martínez y Juan González, dos directores que forman junto a cineastas como Chema García Ibarra, Ion de Sosa o incluso el aclamado Luis López Carrasco o César Velasco Broca una suerte de vanguardia patria que, a grandes rasgos, bebe en tradiciones artísticas como el surrealismo, el cine experimental de la escuela de Barcelona y un imaginario que se mueve a medio camino entre la iconografía más prototípicamente patria con elementos del Pulp y el pop, añadiendo toneladas de humor negro azconiano.
La reina de los lagartos, de gira en algunos cines de España y recién llegada a Filmin, es una especie de fábula, como en el caso de Estándar, aunque mucho más fantasiosa. Cuenta la despedida de Javi, el “príncipe lagarto” (Javier Botet), enamorado de una madre divorciada de clase media (Bruna Cusí), que debe regresar a su planeta de reptiles después de completar su “misión”, o sea, engendrar un hijo que será el inicio de una nueva dinastía extraterrestre en la tierra. Son muy diversos los referentes de una película inclasificable que comienza con una mujer con mantilla y un pasodoble y acto seguido da paso a una secuencia tipo Godzilla vintage.
Los Percebes proponen una especie de romanticismo escatológico y apocalíptico en el que no faltan pinceladas sobre una especie de nostalgia de la vida de clase media. Siendo sincero, no tengo muy claro de qué va La reina de los lagartos, aunque supongo que trata sobre la precariedad de las relaciones amorosas actuales y la necesidad de la tolerancia para encontrar pareja. En cualquier caso, hay algo original y magnético en una película tan distinta y tan disparatada, y al mismo tiempo tan tierna, que hace que merezca la pena verla.