David Victori: “Solo sabemos quiénes somos en una situación límite”
En 'No matarás', el director arrastra al espectador a lo largo de una noche de infarto en la que todo lo que puede salir mal, sale peor
16 octubre, 2020 08:57Como un puñetazo en el estómago, No matarás de David Victori (Manresa, 1982) arrastra al espectador a lo largo de una noche de infarto en la que todo lo que puede salir mal, sale peor. Mario Casas interpreta a Dani, un chaval con aspecto de pardillo cuyo mundo cambia de arriba abajo cuando conoce de manera casual a una chica de aspecto underground en un restaurante. En una sucesión de acontecimientos imprevistos y brutales, primero mata sin querer al novio de ésta, después asiste al suicidio de la chica y acto seguido hará todo lo posible para encubrir cualquier participación en los sucesos. Casi en tiempo real, la película es un viaje por los rincones más oscuros de Barcelona de la mano de un personaje que vive en la paradoja de haberse metido en una tragedia que puede costarle la libertad y la propia vida pero, al mismo tiempo, como nos cuenta Victori, por fin se siente vivo. Conocido por su película de debut, El pacto (2018), una película en la que Belén Rueda llega a un acuerdo con el demonio para salvar la vida de su hija, Victori nos cuenta por qué cree que el mundo moderno nos aleja demasiado de nuestros instintos primarios.
Pregunta. Hitchcock decía que le gustaba que sus personajes empezaran la película limpios y aseados y acabaran hechos unos zorros. ¿Es lo que quería que le sucediera al personaje de Mario Casas?
Respuesta. Es muy interesante destruir a un personaje tan estructurado. Al principio vemos a alguien que va disfrazado sin saberlo y vive una catarsis con la que logra conectar con su esencia. Es una persona que ha llevado una máscara toda la vida y por fin descubre quién es. Ese plano final en el que mira su reflejo nos quiere decir que por fin se está viendo a sí mismo. En este caso me gusta porque esa máscara es menos evidente, parece que es buen tío, que ya está construido, por mucho que le cueste siempre decir que no. En realidad es un tipo muy cobarde, puede que haya una pulsión autodestructiva cuando se acerca a la chica pero sería totalmente inconsciente. Hay algo muy potente en ese viaje suyo.
P. ¿Estar en una situación de peligro vital hace que el personaje por fin se sienta vivo?
R. Por fin abraza su visceralidad, su parte mas animal. Cuando regresa a sus instintos hay una conexión consigo mismo. Hasta que uno no vive una situación limite no sabes quién es exactamente. Hay un descubrimiento muy bonito, muy complejo, que es el que sustenta el engranaje narrativo. También creo que el público moderno quiere caña, me gusta que la película te agarre desde el principio y no te suelte, es cero compasivo.
P. ¿Nuestra civilización es frágil cuando nos vemos en peligro?
R. Me interesa hablar de los límites de la civilización y la moralidad. Hay en la película algo políticamente incorrecto porque precisamente quiere explorar esos terrenos tan complejos. Por eso tenemos ese título bíblico, “no matarás”, porque la religión ha regido nuestra moral muchos años en términos de convivencia. Hay un viaje moral que puede ser muy incómodo. Su progresiva desaparición nos deja desamparados. Hasta cierto punto, creo que el mundo moderno nos ha distanciado de forma antinatural de nuestros propios instintos, quizá deberíamos avanzar hacia un lugar de integración en el que pudiéramos estar más conectados.
P. ¿Por qué tenemos la sensación de que la película esta rodada en plano secuencia?
R. Hubo la tentación en algún momento de hacerlo todo con un plano secuencia pero la forma robaba todo el protagonismo. Lo que sí quiero es que la película incluya al espectador y que acompañe a Dani (Casas) en ese viaje, que tenga una sensación de tiempo continuo. Queremos que el espectador tenga una participación muy activa, que sea él quien empuje al personaje porque siempre va más lento que tú. Antes de que haya tomado una decisión tú ya has tomado la suya desde la comodidad de tu butaca o tu salón. Esa sensación genera una complejidad moral muy chula porque vas con él hasta el final y cuando llega ese dilema le devuelves la pelota al espectador.
P. ¿Cuando estamos desesperados tomamos malas decisiones?
R. Cuando estás en un torbellino de decisiones extremas no tomas las mejores decisiones, las más frías o las más inteligentes. Lo dicen en la película, el peor consejero es el miedo. Es el miedo el que está empujando todo el rato a este personaje a equivocarse.
P. Hay algo muy ochentero empezando por los títulos de crédito o la Polaroid. ¿Fue Jo, qué noche (Martin Scorsese, 1985) un referente?
R. Obviamente es un referente. Scorsese me fascina, es un maestro absoluto, De todos modos, cuando ruedo procuro no tener las referencias muy presentes para que no me afecten demasiado. Ese aire ochentero yo creo que está claro, no solo los créditos, la cinta de VHS o los efectos. Hay un viaje estético hacia atrás en el que el trap también juega un papel.
P. Barcelona tiene un gran protagonismo, ¿quería retratar ese mundo underground de la ciudad tan célebre?
R. En este sentido he querido ser tan fiel como fuera capaz. Es un universo que me genera fascinación y por eso buscamos a personas que estuvieran cerca de ese mundo para que tuviera más realismo. Nos pusimos a investigar pero sin volvernos locos para que también tuviera algo de frescura.