Hazekamp, héroe andrógino
Jack off Jim, 2001
¿Qué empuja o anima a artistas de muy diferenciadas procedencias a representarse en Otro? La pregunta parece pertinente a la vista de las obras de la fotógrafa holandesa Risk Hazekamp (La Haya, 1972), pues esa voluntad de soñarse románticamente como héroe cinematográfico o solitario héroe de la pradera determina no sólo su producción -de la que es protagonista exclusiva- sino también, o al menos eso se intuye, su actitud personal frente a la existencia.Hazekamp "quiere", figuradamente, ser James Dean. Para ello viste igual que su modelo, adopta sus posturas más identificables o bien protagoniza alguna de las secuencias más célebres de sus películas, o suplanta con su presencia la del actor en las fotos fijas del rodaje. A la poco usual condición de travestirse excluyendo cualquier alarde que dificulte su andrógina presencia final, pese a su porte de hombre, la artista hace algo más, que considero de mayor trascendencia y significado. El escenario -el desierto almeriense donde se filmaron los spaguetti-western-, las ropas -parecidas, no copiadas, a las de los actores-, los adminículos -por ejemplo, el automóvil usado en el vídeo que imita una secuencia brutal de Rebelde sin causa-, todo presenta un aspecto de farsa contenida, que apunta y revela su carácter de ficción. De ese "desenmascaramiento" brota una insoportable melancolía, que cancela la ilusión y advierte de la pérdida inevitable de las fantasías. Contribuye a esa nostalgia y desconsuelo la indiscutible belleza de la propia artista, belleza que no trata de ocultar o degradar -lo que la distingue de Cindy Sherman o Morimura- y que envuelve en un entorno tan idílico como quimérico. La duplicación de los mitos culturales o de los simulacros publicitarios conlleva tanto la clonación de su continente como el quebranto de su contenido.