Yasumasa Morimura, un travestido en la Historia del Arte
El fotógrafo japonés se autorretrata en su última exposición como Frida Khalo, Andy Warhol, Van Gogh o Velázquez para sentar a todos los pintores a la mesa de un espléndido banquete.
13 junio, 2023 02:44Prolífica, seductora, extravagante, mordaz y poco convencional. La obra de Yasumasa Morimura (Osaka, 1951) deslumbra en la galería Juana de Aizpuru –con la que colabora desde hace más de 20 años–, coincidiendo con PHotoEspaña, para jugar con nuestro extrañamiento ante enigmáticos retratos fotográficos.
Morimura es desde los 80 un icono de la fotografía escenificada y del apropiacionismo, autorretratándose, en esta ocasión, a la manera de los grandes pintores de la historia del arte occidental. Andy Warhol, Frida Khalo, Van Gogh, Velázquez, Caravaggio, Le Brun o Da Vinci se reúnen en este peculiar simposio, como reza el título de la muestra, utilizando deliberadamente la palabra griega sympósion, que significa festín o banquete.
Un banquete espléndido donde la fotografía es pintura y es performance, y en el que subvierte las disciplinas de su lógica convirtiendo su propio cuerpo en medio y en médium, poseído de un modo tan veraz e intrigante del espíritu de cada uno de los pintores representados que parece que los cuadros cobran vida y nos interpelan.
Morimura es omnipresente, ubicuo, él representa a todos sus personajes en un minucioso despliegue técnico
Morimura es omnipresente, ubicuo, él representa a todos sus personajes en un minucioso despliegue técnico de caracterización, escenografía e iluminación que lejos de ser un alarde de ego anula por completo su personalidad. Su trabajo tiene una enorme potencia política y ontológica. Es un terrorista. Rompe con lo binario y lo jerárquico, es homenaje, pero también crítica. Podría ser cualquiera y es, a su vez, nadie.
Sorprende la escasa tradición del retrato en el arte japonés por influencia del budismo, pero Morimura lo despliega hábilmente como arma arrojadiza contra el poder de las imágenes de masas, un poder del que se apropia para responder con contundencia a los cánones hegemónicos de la historia del arte y la industria cultural.
En su trabajo se superponen tiempos históricos que yacen en una continua resignificación. Anula la realidad única y evoca una lectura poscolonial, mientras cuestiona la noción de autoría produciendo espectaculares copias digitales y precisos detalles a la altura de la pintura original.
El plato fuerte es la película Ego sympósion (2016) que se proyecta por primera vez en España, donde da voz y cuerpo a los doce pintores protagonistas desvelando una intrahistoria ficcionada. Ecos del teatro Kabuki, en el que los hombres interpretan personajes femeninos y mediante el que resignifica el tableau vivant, la pintura viviente y representada que sale del cuadro.
Podemos ver a un intrigante Van Gogh pasear por las calles de Osaka. Destaca el fragmento de Velázquez, en el que el autor relata cómo la pintura de Las meninas fue en realidad un acto conspiratorio contra la monarquía. “El Rey ya no morará en este mundo, la Corte habrá caído en una decadencia irreversible, y lo único que quedará será Las meninas (…) El Rey murió. No, eso no es verdad. Fue asesinado por mí”, narra Morimura travestido de Velázquez.
Coetáneo de Cindy Sherman, Bill Viola o Eve Sussman, Morimura se apropia del pasado para evocarnos una nueva lectura desde el presente. Qué suerte estar invitados.