Concepción Arenal, un bicentenario entre vitrinas
Figura imprescindible para entender el siglo XIX español, la Biblioteca Nacional, en colaboración con Acción Cultural Española, acoge una exposición que recorre la vida y obra de esta pensadora adelantada a su tiempo que luchó por los derechos humanos
16 diciembre, 2020 09:07Fue cronista de guerra y pionera del feminismo. Activista, escritora, pensadora y luchadora incansable por los derechos humanos, que se preocupó por mejorar el sistema penitenciario y se declaró abiertamente abolicionista en una época en la que aún se comercializaba con esclavos. Figura imprescindible para entender el siglo XIX español, Concepción Arenal (Ferrol, 1820 - Vigo, 1893) es a menudo recordada como la estudiante que desafió las normas de la moda al acudir a sus clases de Derecho vestida con pantalones, algo inusual en la época, 1842. Es la anécdota “miserable”, responde su biógrafa Anna Caballé, “lo que sabe todo el mundo” de ella, pero aquel desafío a la norma “no es verdad del todo”.
No lo es, porque como muestra la exposición Concepción Arenal. La pasión humanista 1820-1893, organizada por la Biblioteca Nacional junto con Acción Cultural Española (AC/E), su pensamiento iba más allá de la anécdota. “Ella adoptó una indumentaria que le fuera cómoda -explica la autora de Concepción Arenal. La caminante y su sombra-, una indumentaria que prescindía de plumas, de abanicos, de todo aquello que no constituía más que un entorpecimiento para la palabra femenina”.
Comisariada por la propia Caballé junto a Cristina Peñamarín, la muestra, que podrá visitarse hasta el 4 de abril de 2021, conmemora el bicentenario de esta intelectual española, una de las grandes figuras olvidadas de nuestra historia. “El estudio de su vida no es comparable, por ejemplo, con el de Galdós o Delibes, autores que tenían un gran material biográfico –reflexiona la comisaria-. En el caso de Arenal no hay un consenso académico, es una autora que no figura en los libros de texto, a la que no se ha tenido en consideración”.
Pero ¿quién era aquella mujer que en sus últimos años se dedicó a destruir todo tipo de documentación que tuviera que ver con su vida privada en la estufa que tenía en su gabinete? Con más de 120 piezas originales, entre las que se incluyen documentación inédita como manuscritos, borradores e incluso libros de apuntes, además de cinco de las cartas que sobrevivieron a esa quema, “la mayor dificultad –reconoce Caballé- ha sido hacer visible una figura de la que no había prácticamente nada. No sabíamos ni el rostro de su marido. Ahora ya lo podemos ver en un cuadro rescatado del legado familiar”.
Mujeres, prisioneros y esclavos
Dividida en dos salas, la exposición que acoge la BNE muestra dos caras de una misma moneda: su vida y su obra. Conocida por su férrea defensa de los derechos penitenciarios y la abolición de la esclavitud, estos temas, que centran de algún modo el pensamiento de Arenal, “nos están hablando de un cambio de mirada fundamental que se da en el siglo XIX -analiza Peñamarín-. Cómo aquellas personas que no importaban empezaron a importar” hasta el punto de que algunos autores como Arenal o Galdós “los hicieron salir de la oscuridad y se centraron en ellos como personajes valiosos por sí mismos y para el espectador”.
Para la comisaria este cambio fundamental tiene mucho que ver con la aportación que hizo Arenal a la vida social y pública de su época en lo relativo a los sentimientos. “Exploró y definió a fondo la cuestión de la compasión –explica-. Cómo podemos aproximarnos al otro sin humillarlo”. Y es que, preocupada por los derechos de los trabajadores se cuestionó la necesidad de formarlos para que estos, a su vez, pudieran formar a otros, y fomentó la necesidad de la educación en las mujeres para que dejaran de ser personas subordinadas y sin derechos. “Concepción Arenal peleó seriamente para destacar que ni los esclavos ni las mujeres carecían de un pensamiento moral autónomo, que solamente por su carencia de formación y de derechos podían ser vistos como personas sin capacidad de decidir por sí mismos”, analiza la comisaria.
Nacida en el seno de una buena familia, sin dificultades económicas, la muestra exhibe el lado más idealista de Arenal, que vivió toda su vida con una gran austeridad y trató de mejorar el mundo que le rodeaba. “En esta época nace, con la Ilustración, la idea de que la sociedad se puede perfeccionar. Hasta ese momento no se había creído que el esfuerzo del pensamiento y la acción de los activistas y los pensadores podía transformar la sociedad”, cuenta Peñamarín. Y Concepción Arenal no se lo pensó. Conocida por su participación en numerosas iniciativas sociales, “fue fundadora o miembro de muchas asociaciones. Por ejemplo, una que no se ha destacado tanto, fue la construcción benéfica. Una asociación dedicada a construir casas para los trabajadores y que no tuvieran que vivir necesariamente hacinados en lugares insalubres”.
Como muestra de esta actividad, de manera simbólica, un gran velo muestra el diseño de la Cárcel Modelo de Madrid. “Esa cárcel que Arenal no llegó realmente a visitar porque en su vejez estaba muy aislada en Vigo. El velo simboliza o sugiere el sueño de Arenal, conseguir cárceles celulares, la llamada cárcel modelo: una celda, un preso. Una reforma penitenciaria que efectivamente tuvo lugar y siguió paso a paso su propio pensamiento”, señala Caballé.
Un año 'arenaliano'
Concepción Arenal. La pasión humanista 1820-1893 es un homenaje a esta librepensadora que nunca se sintió del todo reconocida. Prácticamente recluida durante sus últimos años hizo una vida muy reservada. Cuando publica Estudios penitenciarios en 1876 -cuenta Caballé- deslumbra al mundo del Derecho internacional porque es un libro de una gran profundidad que plantea una reforma muy sólida. De hecho, el jurista estadounidense Enoch Cobb Wines la invita I Congreso penitenciario en Estocolmo”. Sin embargo, presa de ese temar por el qué dirán y a pesar de su insistencia, Arenal nunca salió de España.
Olvidada durante muchos años y silenciada, “siempre vivió convencida de que era una voz que clamaba en el desierto, es decir que no consiguió encontrar en su tiempo, en su época, el reconocimiento o la influencia social que esperaba tener”, recuerda Caballé. Ni si quiera su bicentenario que planeaba celebrar por todo lo alto, sucedió según se esperaba. Prevista para inaugurarse el pasado mes de marzo, “es innecesario recordar el mundo de dificultades que estamos viviendo”, recuerda su comisaria. “Pensándolo un poco tiene mucho sentido que al final se celebre en un año tan difícil como es este 2020. Yo me permito pensar que es un año arenaliano, porque todo su pensamiento ético está cortado por una idea, por una teoría del dolor, según la cual para ella la vida humana está llena de dificultades, de sufrimiento”. En este sentido, recuerda su biógrafa, “ella decía siempre que la felicidad es complaciente. Cuando uno es feliz no se hace grandes preguntas”.
La directora de la BNE, Ana Santos, parece coincidir en esta idea. “Un año tan difícil en el que ese maravilloso lema que tiene el monumento de Concepción Arenal erigido en 1934 por suscripción popular en el parque del Oeste, hoy podría ser más actual que nunca: “Amó la ciencia, consoló el dolor”.