"Cada año intentamos introducir un proyecto nuevo o tener un invitado especial que le de un toque diferente a la feria, pero este año hemos decidido hacer algo distinto" cuenta Harold t’Kint de Roodenbke, el director de la feria de arte Brafa a El Cultural. "Hemos querido conmemorar el trigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín que fue el pasado noviembre de 2019, presentando cinco piezas del muro que serán subastadas y cuya recaudación será destinada a diferentes fundaciones benéficas implicadas en la investigación del cáncer, la integración de personas discapacitadas y a la preservación del patrimonio artístico", explica.
Para celebrar su 65ª edición, Brafa recibe a sus invitados con estas piezas adquiridas en 2018 procedentes de Hinterlandmauer, la parte que formaba el primer recinto del lado oriental. Además de proporcionar ayuda a las distintas fundaciones, la feria pretende reflejar su identidad, que se caracteriza “no solo por ser un evento comercial, sino promover y apoyar a los marchantes de arte en su profesión”. Los segmentos pesan casi cuatro toneladas e incluyen graffitis de artistas anónimos y de periodos distintos.
Como en la pasada edición, Brafa acoge 133 galerías internacionales en el pabellón de Tour & Taxis de Bruselas a partir de este domingo 26 de enero y hasta el 2 de febrero. La feria permanece fiel a su leitmotiv, “una mezcla sutil de estabilidad y novedad”, y recibe tanto a galerías que vuelven a repetir su estancia en la feria otro año, como Didier Claes, como a galerías emergentes, como Rueb Modern and Contemporary Art, una galería enfocada en arte contemporáneo de Ámsterdam, Gioielleria Nardi, una joyería veneciana, o Callisto Fine Arts, un espacio londinense que reúne objetos y esculturas europeas.
La galería Boon-Gallery de Knokke, Bélgica, expone cuadros de artistas como Miró o Picasso, pero este año el protagonista de su stand es la pintura Fin de Fiesta, de Fernando Botero. “Es todo un honor para nosotros tener una obra de unos de los pintores colombianos más importantes, que comenzó a ser muy popular en Bélgica entre los años setenta y ochenta”, comenta el galerista. Por otro lado, Dalton Somaré, una galería italiana centrada en arte arcaico africano, budista e hindú, ha traído piezas del siglo XIX procedentes de Costa de Marfil hechas de madera, bronce y cristal. “Son piezas únicas que se usaban como figuras de protección y representan la dualidad del universo”, explica Leonardo Vigorelli, responsable de la galería.
Montagut vuelve por tercera vez a Brafa como única galería española de esta edición. La galería se centra en piezas de arte tribal africano y cuadros del siglo XX y XXI. Su director, Guilhem Montagut, desarrolló una pasión por África gracias a su madre, que fue la primera persona en España en coleccionar arte procedente de países africanos como Mali, Nigeria, Nueva Guinea, Gabón, El Congo, o Costa de Marfil. Sin embargo, también apuestan por pintura de pintores españoles como Antoni Clavé, Joan Miró, Antonio Saura, o Antoni Tàpies. “Este año hemos traído objetos de culto africano, tres cuadros de Miró, y otros tres de Barceló”, explica Montagut. “Pero si tuviera que elegir me quedaría con este objeto de bronce que representa a un caballo y es seguramente el mejor que existe”, asegura sobre una pequeña pieza que aparece publicada en el libro Horse Rider in African Art. “No sabemos con exactitud cuándo fue creada porque el bronce es difícil de analizar, pero su procedencia ronda entre los siglos XIV y XVI”, aclara. Estas figuras ecuestres suelen representar un espíritu, un ser divino o antepasado místico y generalmente se encuentran en santuarios comunitarios.
Brafa ya ha demostrado otros años que si hay algo que la caracteriza es la diversidad que reina en cada edición dentro de su ecléctica propuesta, y es que en Brafa se puede encontrar desde piezas de arqueología, arte contemporáneo, anticuarios, muebles, cuadros de clásicos artistas flamencos, o diseños modernos de artistas actuales. Una de las piezas más particulares de esta edición es un trozo de meteorito llegado de Marte que la galería italiana Theatrum Mundi vende por un millón de euros.
Esta 65ª edición será la más internacional de todas, ya que la feria acoge a 83 galerías internacionales procedentes de países como Holanda, Reino Unido, Italia, o Francia, y el resto lo componen galerías belgas. Si hay algo que saben los coleccionistas y visitantes que vuelven a Brafa, es que se trata de una feria que cuida mucho la selección de sus expositores a partir de un proceso de admisión que examina con detenimiento cada obra de todas las galerías antes de la apertura. “Otro requisito muy importante es que las galeristas traigan novedad a la feria, y buscamos sobre todo traer frescura y variedad de distintos países y disciplinas artísticas”, explica el director.
La feria será un día más corta que la edición de 2019, y con suerte no generará un gran impacto en el número de visitantes que el año pasado llegó a 66.000, cumpliendo su récord por cinco años consecutivos.