Matador, con 'ene' de Barceló
En la víspera de Reyes de hace un par de años el pintor Miquel Barceló recibió una llamada de La Fábrica. Alberto Anaut quería convertir al artista en director del próximo número de la revista Matador, el de la letra ene. Él aceptó el encargo y dos años después, en Madrid, justo en la sede de La Fábrica, pasa orgulloso las páginas de este peculiar autorretrato en el que se muestra su mundo, el ancestral, el visual y el emotivo, y sobre todo el de ahora: "Es como soy yo en esta segunda década de siglo, pero no como seré mañana ni como era ayer", matiza el artista durante una charla mantenida con Anaut, editor de la publicación.
El número, cuya portada muestra, como una imagen de marca, un retrato de Barceló firmado por su amigo Alberto García-Alix, incluye, pese a tratarse de una publicación eminentemente fotográfica, poca fotografía y mucha poesía y pintura; pero no suya, sino de esos artistas que, insiste, son hoy parte de sus referentes. También están sus filias, sus obsesiones y sus amigos, hasta su madre está incluida en este volumen cuya selección ha sido para él "como un juego". Una miscelánea, un fondo de mar enfurecido, retales improbables, "de lo local a lo universal" como son su obra y su forma de trabajo. Una versión original "muy dispar".
Abre la revista un texto inédito de Sánchez Ferlosio que, recuerda el artista, fue muy difícil de conseguir. "Tenía que ser el autor español vivo más grande", exigió el pintor, que en cambio decidió incluir a otros narradores y poetas menos conocidos. Por ejemplo, a su amigo Edison Simons, del que se incluye un cuaderno con obra inédita impreso en tinta mezclada con las cenizas del difunto poeta ("gran poeta y gran borracho", amplía él). Sí, sí, las cenizas: "Llegaron a mí por casualidad, las heredé y las coloqué en una estantería en mi casa, y todavía me quedan, han dado de sí. Si frotáis la página, tendréis un poco de su ADN". También figura Pere Gimferrer, "evidentemente", al que el pintor ha retratado recientemente en París, y además inéditos de Alberto Manguel, José Carlos Llop, Miquel Bauça, Johnathan Safran Foer, Jorge Leónidas Escudero, y los cineastas Pedro Costas y Jaime Rosales. "Quise darle mucha importancia a los textos a pesar de ser una revista gráfica, leéroslos, son muy buenos", recomienda el artista, para quien la parte literaria fue la más excitante a la hora de ejercer como director.
De su madre aparece una serie de fotografías que muestra los manteles que ella borda a partir de dibujos de su hijo. "Ella también pintaba cuando yo era niño, pero supongo que llegó un momento en el que pensó que con que yo pintara ya era suficiente", evoca el mallorquín, que confiesa que esta mantelería es, en casa de los Barceló, de uso doméstico: "La empleamos para comer y luego va a la lavadora, claro". En la tela el pintor dibujó distintos cefalópodos sobre los que su esmerada madre tejió sus bordados. ¿Comercializarlos? "No, por favor", niega, son para casa, y también hay ya cortinas y otras telas de uso cotidiano. "De repente me llamaba para preguntarme de qué color son los lenguados, gran pregunta, y se iba al mercado a averiguarlo". De su intimidad hay además una gigantesca imagen de una sobrasada que él hace con sus cerdos y que degustó en París junto a Jaime Rosales, otro de los firmantes. De su mundo inmediato también se muestra una imagen de su dormitorio parisino, decorado con fotografías de mujeres africanas, fotos de su estudio tomadas por Jean Marie del Moral...
En el apartado gráfico figuran, entre otros muchos temas, las imágenes marinas de los 40 y 50 creadas por los finlandeses Tapio Wirkkala y Tino Sarpaneva con los grabados decimonónicos de Ernst Haeckel y que él usa en su taller; o las pinturas -recientemente descubiertas por Barceló- del monasterio Thiksé en el Himalaya; y, como matadores, Yani Anaï Girou, la persona que le enseñó a manejar la arcilla, el torero Luis Francisco Esplá y el pintor mallorquín Rafael Joan. "Me doy cuenta de que hay mucha gente de mi pueblo, pero esto ha surgido sin pensarlo", se excusa. ¿Y la letra N? Pues queda reflejada en una selección realizada por el pintor de términos con esta inicial o con la imagen de la N de Napoleón que figura en los puentes parisinos, "a mí esto siempre me ha hecho mucha gracia", expone.
La publicación también incluye contenido audiovisual, una impactante película que le dedica Isaki Lacuesta, junto al que acaba de estrenar un documental. En ella, el cineasta catalán muestra imágenes de un matadero de Gerona. "Después de realizar esta película no dejamos de comer carne", reza el texto que la acompaña. Asimismo, el proyecto contiene el cuaderno del artista, donde sí hallará el lector obras suyas. Así las define él: "Son obras negras pintadas sobre telas ahumadas o despintando con lejía sobre papel negro. Son rapidísimas, muy inmediatas, por eso empleo mucho esa técnica, pero es obra marginal".
De la parte no marginal de su trabajo, esa a gran escala que le ha dado nombre en todo el mundo, reconoce el pintor que tiene trabajo pendiente: "Sí, tengo algunos proyectos, pero intento no pensar mucho en ellos", desvela. Y añade: "Pronto se presentará un gran cuadro mío en un teatro fuera de España, pero no diré más porque es una sorpresa".
El caso es que, con los problemas de África, el pintor no ha visitado últimamente su casa de Mali, por eso, descubre, no pinta cada día. "Hacía como 20 años que no pasaba un invierno en Europa. Quería haber ido a Egipto para que mis hijos vieran el Museo de El Cairo, pero con lo que ha pasado es imposible. Son movimientos muy interesantes y probablemente buenos, pero Egipto es un país complicado". Con todo, el taller es el taller, y ahí se encierra temprano mientras escucha un disco. Su presencia en Europa, sin embargo, no lo ha conectado mucho con el mundo del arte español. De Arco, ni idea: "Nunca voy a las ferias, es probable que haya obra mía allí, pero no me ocupo de eso. Las ferias no me parecen un buen sitio para ver arte".