La cortesía política otorga por tradición cien días de margen a un gobernante o cargo público antes de poner su gestión bajo la lupa. Hoy se cumple ese lapso desde que Ernest Urtasun tomó las riendas del Ministerio de Cultura, con una gestión marcadamente política desde el minuto uno.
En estos tres meses largos, el nuevo ministro no ha estado precisamente de brazos cruzados. Ha anunciado numerosas medidas y nuevos departamentos para abordar distintos asuntos, como la lucha contra la censura —a raíz de las cancelaciones de espectáculos llevadas a cabo por ayuntamientos gobernados por el PP en coalición con Vox—, a través de la recién creada Dirección General de Derechos Culturales, y contra los abusos sexuales, con la creación de una unidad específica a raíz del caso de las denuncias contra el cineasta Carlos Vermut.
Urtasun —que ha nombrado secretario de Estado de Cultura, es decir, mano derecha, a Jordi Martí— también ha retomado la creación de la Oficina de Española de Derechos de Autor y Conexos, que quedó pendiente en la pasada legislatura. También quedó en suspenso la tramitación de la nueva Ley del Cine, y para reactivar su creación se ha reunido con representantes del sector audiovisual.
["Señor ministro...": lo que el mundo de la cultura pide a Ernest Urtasun]
Además, se ha propuesto defender a los creadores ante la inteligencia artificial, ha acordado con la Generalitat de Cataluña impulsar el catalán, ha puesto en marcha el desarrollo de un plan de igualdad de género en el ámbito cultura, ha nombrado a una nueva directora del INAEM, planea una mejora de los equipamientos culturales territoriales y se ha reunido con agentes culturales para retomar el desarrollo del Estatuto del Artista donde lo dejó su antecesor, Miquel Iceta.
Por otra parte, el ministro no ha tenido reparos a la hora de meterse en jardines diversos y pisar aquellos charcos en los que las aguas de la cultura se mezclan con el barro de la polarización política e ideológica. A continuación repasamos algunas de sus posturas que han generado mayor controversia entre la opinión pública.
Decolonialismo: España a la altura de Leopoldo II
Ha sido su postura más polémica y reiterada. Urtasun ha expresado en varias ocasiones su intención de “superar” el “marco colonial” y las “inercias etnocéntricas” que supuestamente tienen los museos españoles, y más específicamente en los Museos Estatales, que dependen directamente del Ministerio de Cultura. Lo dijo en su primera intervención como ministro en el Congreso de los Diputados, ante la Comisión de Cultura, el 22 de enero. Según el ministro, esta revisión es necesaria en virtud de compromisos internacionales asumidos por España.
Aquellas declaraciones iban en la misma línea de las que ya hizo el 30 de diciembre en la Cadena Ser, donde, tras comparar la actuación del Imperio español en América con la del rey belga Leopoldo II en el Congo, dijo que "nosotros hemos heredado esa cultura colonial que, de alguna manera, tenemos que ver y gestionar".
Según Urtasun, esta revisión decolonialista ya está incorporada en las programaciones temporales del Museo Nacional de Antropología y el Museo de América. "Se trabaja en visibilizar y reconocer la perspectiva de las comunidades y la memoria de los pueblos de los que proceden los bienes expuestos", afirmó.
Esta postura de Urtasun ha generado mucha controversia, a pesar de que el decolonialismo es una corriente teórica que se encuentra plenamente insertada en el ámbito del arte desde hace años. “Decolonizar —explicaba el mes pasado en El Cultural Olga Fernández López, profesora de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid— significa reconocer que las colecciones de los museos occidentales han sido un producto de la época colonial, en muchos casos saqueos, y que esos objetos al llegar a Europa fueron recontextualizados al mostrarse como objetos exóticos sin reconocer su valor y sus usos dentro de las comunidades que los crearon”.
Preguntado por esta revisión de los Museos Estatales y la presunta existencia de arte colonial en España, Urtasun desvió la cuestión refiriéndose a los restos arqueológicos ibéricos —la Dama de Elche entre ellos— como arte colonial, ya que fue una civilización colonizada por otras. "En la Edad Antigua destacan los ejemplos artísticos del arte íbero que tuvo una importante influencia de pueblos colonizadores del Mediterráneo Occidental, hasta la llegada del Imperio Romano y la total imposición de sus formas culturales", manifestó.
La extrema derecha, en el punto de mira
En el acto de traspaso de cartera entre Iceta y Urtasun, el pasado 21 de noviembre, el nuevo ministro puso a la extrema derecha en el punto de mira de un discurso muy centrado en la libertad de expresión, los “derechos culturales” y la pluralidad lingüística. En el tramo que dedicó a elogiar a Jorge Semprún, uno de sus antecesores más ilustres, aseguró que su legado conserva su vigencia hoy en “una Europa en la que fuerzas y gobiernos conservadores y ultraconservadores más interesados en las guerras culturales que en la cultura tratan de afianzar sus relatos excluyentes; relatos que apelan al miedo, a las fronteras, a la desmemoria, negando la diversidad lingüística o afectivo-sexual, ejerciendo el veto y la censura de la producción literaria y artística, convirtiendo a los creadores en enemigos y bloqueando, desde el odio, el poder de la cultura para mejorar y transformar el mundo”.
Urtasun dejó ese día clara su intención de “velar por los derechos culturales de la ciudadanía” y, en primer lugar, “el derecho a la libre expresión”. “Hemos conocido en tiempos recientes en Europa, también en nuestro país, vetos a cantantes, censura de espectáculos, de conciertos, de obras de teatro, incluso de películas infantiles”, afirmó en una clara alusión a la oleada de cancelaciones de espectáculos por parte de ayuntamientos gobernados por PP en coalición con Vox. “Este ministerio se abraza al derecho a la libre expresión y seremos firmes en esto, porque no hay derecho a la cultura sin libertad de expresión”.
Ayer mismo, Urtasun se enfrentó a Vox en el Congreso. El ministro preguntó al partido de Abascal "qué demonios" es para ellos la cultura española si piden a la Comisión Europea vetar a Rosalía —que podría ser reclutada para una campaña para fomentar el voto joven—, quieren dejar de subvencionar la fundación de Miguel Hernández y hacen "declaraciones delirantes" contra la Universidad de Salamanca, a la que Abascal acusó de fomentar el antisemitismo en un acto en Estados Unidos.
Departamento anticensura
Aquella voluntad de Urtasun se materializó pronto. En su primera comparecencia ante la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, el 22 de enero, el ministro anunció la creación de un organismo contra la censura, la Dirección General de Derechos Culturales. Para capitanearla designó la semana pasada a Jazmín Beirak, hasta ahora diputada autonómica de Más Madrid.
Este nuevo departamento tiene entre sus principales cometidos defender “la libertad de expresión, adoptando una postura firme contra cualquier forma de censura”, según el ministerio. Urtasun se comprometió a “combatir la censura y la injerencia política que ganan terreno en la gestión cultural pública” e informó de que esa nueva Dirección General de Derechos Culturales “acompañará a cualquier creador, autora o colectivo cuya actividad haya sido borrada o censurada del espacio público”, aunque nada más se sabe aún acerca de su funcionamiento o su manera de proceder ante supuestos casos de censura.
Tauromaquia: contra el "maltrato animal"
Declarado antitaurino, Urtasun no ha ocultado su postura desde que accedió al cargo. El Partido Popular le preguntó por ello en el Senado el 6 de febrero, a lo que él respondió: “Mi posición es conocida”, a lo que añadió que “hay una mayoría de españoles con cada vez más sensibilidad por los derechos de los animales y que no comparten el maltrato animal”. El senador del PP Juan Manuel Ávila le recordó que la tauromaquia “está regulada como patrimonio cultural digno de protección” por la Ley 18/2013.
Aún no ha dicho Urtasun qué hará con la llamada fiesta nacional, pero su partido, Sumar, lleva en su programa electoral derogar la norma que protege la tauromaquia y eliminar las subvenciones a los espectáculos que incluyan la muerte del toro. Además, en 2016 fue uno de los firmantes de un manifiesto que consideraba la tauromaquia como "una actividad injusta, sádica y despreciable" y que "no merece ser legal en el ordenamiento jurídico".
[El ministro Urtasun y los toros, por Luis María Anson]
El importante ganadero Victorino Martín, presidente de la Fundación Toro de Lidia, contestó al ministro en una carta abierta: “Usted es una persona inteligente e instruida y que sabe escoger las palabras precisas para expresar ideas importantes, como sin duda es para usted todo lo relacionado con la tauromaquia. Por eso siempre que se refiere a los toros lo hace de la misma manera, insistiendo en que la tauromaquia ahora mismo es cultura porque lo establece así la Ley de 2013”. No obstante, el ganadero le recrimina: “Sabe que la tauromaquia no es cultura porque lo diga la ley, sino que la ley establece la obligación de protección de la tauromaquia precisamente porque es cultura. El que una actividad sea cultura o no es algo preexistente a la ley. De hecho, la Constitución en ningún momento dice que las leyes declaren lo que es cultura, sino que obliga a las administraciones a proteger lo que es cultura. Y eso es lo que sucede con la tauromaquia".
El cuadro de Pissarro: ¿sacarlo del Thyssen?
Urtasun deslizó que “habría gestionado de otra manera” el caso del cuadro de Camille Pissarro, robado por los nazis en Alemania en 1939 y perteneciente al Museo Thyssen-Bornemisza. El ministro vertió estas declaraciones solo tres días después de que un Tribunal de Apelaciones de California (Estados Unidos) atribuyera la propiedad legítima de la obra Rue St. Honoré en la Tarde. Efecto de Lluvia a la pinacoteca madrileña, que lo alberga desde 1993.
Aunque dijo respetar la sentencia, sus declaraciones pudieron haber molestado en el entorno cercano al Thyssen, sumido durante casi dos décadas en un litigio que le ha supuesto un alto coste y que se remonta al año 2005, cuando la familia Cassirer, de origen judío, interpuso una demanda en California contra el Estado español y la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza.
El ministro no detalló cómo hubiera sido su gestión al respecto, pero su entorno dejó caer que habría devuelto el cuadro: "El equipo actual del ministerio considera que el caso hubiera podido gestionarse de otra manera en el marco de los acuerdos internacionales sobre incautaciones de obras de arte por el régimen nazi, pero respetamos la decisión judicial".
Por tanto, la postura del ministro podría estar alineada con el voto particular de la jueza Consuelo Callahan, integrada en el tribunal californiano. En alusión al dilema moral acerca de la propiedad de las obras expoliadas por los nazis, la magistrada afirmó que “España debería haber renunciado voluntariamente al cuadro”, lo que supondría sacar la obra de un museo público para entregarlo a un particular.
Concesión de El Aaiún a Marruecos
Urtasun ha sido, además, interpelado por la “indebida referencia” de El Aaiún como ciudad marroquí, un hecho imputable a la anterior legislatura. La polémica se remonta a la publicación en el BOE de dos anuncios de contratación del sector público por parte del anterior Ministerio de Cultura y Deporte, comandado entonces por Miquel Iceta. Tanto en el del 2 de marzo como en el del 29 de agosto de 2023 se daba cuenta de “la redacción del proyecto de ejecución de las obras de subsanación de deficiencias y mejora de la eficacia energética en el Colegio Español ‘La Paz’ en El Aaiún (Marruecos)”.
Esta designación, entre paréntesis, de la capital del Sáhara Occidental como ciudad perteneciente a Marruecos ha sido objeto de reclamaciones desde varios flancos. La delegación en España del Frente Polisario, organización saharaui, manifestó hace unas semanas su “rotundo rechazo” a esta “indebida referencia”, mientras que la Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara Occidental (IAJUWS) presentó la semana pasada ante el Ministerio de Cultura una solicitud de corrección por este “error material o de hecho”.
Es preciso recordar que en 2022 Pedro Sánchez dirigió una carta al rey Mohamed VI reconociendo el plan de autonomía marroquí como la solución “más seria, realista y creíble” para solucionar el conflicto del Sáhara.
La controversia que se cierne sobre el ministro tiene que ver con su silencio ante las distintas reclamaciones. Y es que en junio de 2023, meses antes de asumir la cartera de Cultura, Urtasun lamentó que la carta de Sánchez al monarca marroquí implicaba aceptar la ocupación de Marruecos sobre el Sáhara. Además, España fue “mucho más lejos que cualquier otro país en la Unión Europea” en el reconocimiento de su plan de autonomía, consideró.
'Puenteado' por Sánchez
Este mes, el Gobierno anunció la creación de un Departamento de Asuntos Culturales al margen del Ministerio de Cultura. Al frente de este departamento Sánchez ha puesto a alguien de su propio partido: Manuela Villa, secretaria de Cultura y Deporte del PSOE. El cometido de este nuevo departamento será "coordinar las políticas públicas en esta materia" y "asistir a la persona titular de la Dirección del Gabinete de la Presidencia del Gobierno en materia de cultura".
Este nuevo hilo conductor directo entre Pedro Sánchez y el sector cultural podría interpretarse como un bypass a Urtasun fruto de la desconfianza o falta de sintonía entre el presidente del Gobierno y el ministro de Sumar. No obstante, Urtasun se mostró públicamente de acuerdo con la creación del nuevo departamento: "Si la Presidencia del Gobierno quiere recuperar la unidad de Asuntos Culturales que ya existió en la época de Rodríguez Zapatero y que fue eliminada o hay algún otro ministerio que quiera ayudarnos a reforzar esa presencia, yo estaré encantado", afirmó en el programa de televisión Al rojo vivo. Sin embargo, no perdió la ocasión de hacer hincapié en los méritos de su partido: "Cultura está recuperando peso dentro del organigrama del Gobierno desde que Sumar ha asumido esa competencia".