El año mágico de Mo Katir: de la soledad de Sierra Nevada a las medallas de Eugene y Múnich
El español consiguió la medalla de plata en la prueba de los 5.000 metros en el Europeo después de haber ganado el bronce del 1.500 en los Mundiales.
17 agosto, 2022 13:59Mohamed Katir sigue haciendo historia para el atletismo español. El muleño consiguió este pasado martes la primera de sus medallas en los Europeos que se están celebrando estos días en la ciudad alemana de Múnich. Un éxito logrado en la prueba de los 5.000 metros y que viene a redondear su gran verano y su impresionante año 2022.
Este curso está siendo uno de los más prolíficos en la carrera del corredor español que está consiguiendo éxitos muy importantes. Y lo que es más destacable todavía, está consiguiendo devolver a España a la élite del atletismo con sus resultados y con sus brillantes actuaciones.
Ahora, los atletas nacionales vuelven a ser respetados sobre el tartán a nivel mundial gracias a una importante generación que está consiguiendo enormes resultados y que tiene como uno de sus referentes a Katir. Pero también a nombres como Asier Martínez o a Mariano García.
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Sin embargo, el verano que ha cuajado el atleta nacido en Marruecos, pero afincado en España, está siendo increíble. Durante todo el 2022 está consiguiendo rendir a un nivel espectacular y además ha conseguido alcanzar sus picos de forma en los momentos de la verdad, cuando se ponían en juego los metales tantos en los Mundiales de Eugene, en Estados Unidos, como en los Europeos de Múnich, en Alemania. Y gracias a su brillante rendimiento ha conseguido las dos medallas más importantes de su carrera a sus 24 años.
El ascenso de Mo Katir
El presente de Mo Katir es muy esperanzador, pero el brillante futuro que tiene por delante es todavía más positivo. En el horizonte está la posibilidad de brillar en citas tan importantes como los Juegos Olímpicos de París 2024. Después de la decepción que supuso su actuación en Tokio 2020, cuando quedó octavo en la final de los 5.000 metros, tiene entre ceja y ceja brillar en una gran cita. Y este verano de 2022 le da las alas que necesita para soñar con un éxito en la cumbre del atletismo.
Se podría decir que su 2022 vino impulsado por un gran 2021 con el borrón de la cita nipona. Consiguió éxitos importantes como sus victorias en las pruebas de Gateshead, en los 5.000 metros, y en el Grand Prix de Londres, esta vez en los 3.000. Siempre demostrando su polivalencia para ser uno de los mejores del momento en el mediofondo.
Cerró el curso, o abrió la puerta del 2022, en la San Silvestre Vallecana devolviéndole a España el cetro de esta mítica prueba. El atletismo nacional no conseguía el triunfo desde el año 2003 y el muleño se regaló una brillante actuación en una prueba que constaba de 10 kilómetros, una distancia muy superior a las que suelen ser su hábitat, el cual fluctúa entre los 1.500 y los 5.000 metros. Sin embargo, su ascenso es imparable y en este momento se podría decir que está en estado de gracia.
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Un 2022 de altura
Ya entrada la temporada de 2022, sus resultados han seguido siendo brillantes. Quedó cuarto en un meeting celebrado en Madrid en el mes de marzo y subió al podio en el Müller Grand Prix de Birmingham en el mes de mayo. Esta vez preparando su aparición en el 1.500 de los Mundiales de Eugene, su primer gran reto.
Finalmente, el 20 de julio llegó el momento cumbre. Después de haber realizado una aproximación perfecta a su objetivo, consiguió colarse por primera vez en su carrera en un podio mundial con esa brillante medalla de bronce conseguida en Estados Unidos. Un metal mundialista que le mete de lleno entre los mejores del planeta y que le convierte en un candidato muy serio para pruebas venideras tanto en los 1.500, los 3.000 y los 5.000.
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Y ahora, fruto de su brillante estado de forma, Mo Katir ha conseguido dar continuidad a sus éxitos con esa medalla de plata conseguida en Múnich después de un pulso titánico con un fuera de serie como Jakob Ingebrigtsen a quien consiguió aguantar hasta los últimos 100 metros. Un duelo que ya es historia del atletismo y que confirma la presencia de las estrellas nacionales entre los elegidos del mediofondo en la actualidad.
El silencio de Sierra Nevada
Sin embargo, esta medalla en Múnich guarda un secreto especial. La historia de Katir, que llegó en patera antes de ser acogido como un muleño más, es de sobra conocida por todos los amantes del atletismo. Sin embargo, su trayectoria nunca dejará de ser un ejemplo de superación y de lucha contra la adversidad. Ahora, ha escogido la zona de Sierra Nevada para forjar los mimbres de un nuevo éxito.
A pesar de que este año se había centrado en preparar las pruebas del 1.500 para poder brillar en Eugene y coger metal, su calidad competitiva le impulsó también a esa medalla de plata en los 5.000 del Europeo. Entre una y otra, fue tiempo para llevar a cabo una concentración especial en la sierra granadina.
Unas semanas de duros entrenamientos con el objetivo de exprimirse al máximo para seguir llevando a España a lo más alto del atletismo mundial. Un sacrificio que ha tenido su recompensa después de haber tocado la gloria en Estados Unidos. Un duro proceso de trabajo en silencio y de hallar la motivación después de haber cubierto el gran objetivo. Pero el hambre de Katir no tiene límites.
Ahora, con el verano casi cerrado en cuanto a expectativas, intentará seguir regalando al país más alegrías como las obtenidas en julio y agosto. Viendo su estado de forma y la luz que desprende en cada zancada, no sería descabellado pensar en nuevas conquistas en lo que queda de curso. Aunque las fuerzas no son ilimitadas, las ganas de soñar con Katir crecen a cada segundo.
Nada más asegurarse su segundo gran metal, él mismo dejaba claro que el objetivo estaba cumplido y que a partir de ahora, lo que tenga que venir vendrá, pero sin presión: "Me voy contento. Ha sido un verano muy bueno para mí. He cumplido ganando una medalla aquí, fuera del color que fuera. Aunque he tenido que sacrificar otras cosas, como las marcas". El futuro se llama Mohamed Katir después de un pasado lleno de golpes.