El deporte de Cuba se desangra con las deserciones de sus estrellas. Este 2022, los casos de atletas y deportistas en general que han abandonado grandes competiciones para salir de su país han aumentado de forma preocupante. El último caso es el de Yiselena Ballar Rojas, una lanzadora de jabalina que aprovechó antes de comenzar el Mundial de Atletismo en Eugene, Oregón, para huir de la delegación cubana justo cuando aterrizaron en Miami.
Hace un mes se vivía una situación similar con el intento de varios jugadores de béisbol Sub23 de llegar a Estados Unidos durante el Campeonato Panamericano de su categoría. Cuba sigue teniendo un grave problema con la mezcla de deporte, política y economía. No hay año que no surjan desertores del país caribeño por una de las tres razones expuestas o una unión de todas ellas. España es uno de los lugares habituales donde aparecen atletas de esta nación.
Con Orlando Ortega como ejemplo, ya se han quedado a vivir en la península el triplista Jordan Díaz, el saltador de longitud Lester Lescay o la lanzadora de jabalina Yulenmis Aguilar. A Eugene, Cuba lleva la selección menos numerosa de los últimos años como ya le sucedió en Tokio 2020. A pesar de los pocos miembros de expedición que componen esta selección en el Mundial, tienen más opciones de medalla que España: Yaimé Pérez, Lázaro Martínez y Maykel Massó darán que hablar.
"Ante su repudiable actitud, que da la espalda al compromiso contraído, confirmamos la voluntad de afianzarnos en el empeño de batallar por un resultado digno de la hidalguía del pueblo que seguirá nuestro quehacer en la ciudad de Eugene". Así termina la nota pública que se podía leer esta semana en el portal deportivo cubano Jit. Yiselena Ballar fue medallista de bronce en el Mundial de Atletismo sub20 y de plata en los Juegos Panamericanos Junior. Es una gran promesa de esta modalidad.
Gimnastas, palistas, boxeadores, taekwondistas y jugadores de béisbol han protagonizado las últimas deserciones. Para muchos atletas, un viaje al extranjero es la única oportunidad viable de formar una vida fuera de Cuba. Sin embargo, desde la disposición de nuevas normas migratorias en 2012, los deportistas pueden solicitar un permiso especial que les permita abandonar la isla. No obstante, la gran mayoría optan por huir durante competiciones en exterior.
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La principal razón es la económica. En 2014, el Consejo de Ministros de Cuba aprobó una política de remuneraciones insuficiente. El incentivo se calcula en función de la categoría. Los medallistas olímpicos, que ocupan la cima de la escala, tendrán derecho a percibir un salario equivalente a 62 dólares mensuales, independiente de los bonos y premios que podrían ascender a los 3.547 dólares, en caso de conseguir la presea de oro.
Emmanuel Reyes Pla, uno de esos cubanos que desertó para llegar a España, explicó en EL ESPAÑOL que "todo cubano que se va es para luchar por su familia y tener una vida mejor". "Allí tus logros no son recompensados como para poder darle cosas a tu familia. Si eres campeón, te quitan mucho dinero y te dan lo que les da la gana. Igual un coche o una casa, pero después te tienes que ir pagando tú los gastos. Lo poco que te queda se te va en eso, que encima es viejo", señaló.
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La situación es tan crítica en los últimos meses que Cuba renuncia a llevar a algunos deportistas que tienen calidad para despuntar a estas competiciones para evitar su deserción. Uno de los casos más sonoros es el de Juan Miguel Echeverría. Este saltador de longitud estaba llamado a batir todos los récords. Se anunció su fichaje por el club Playas de Castellón, hasta el punto de rumorearse sobre su posible nacionalización por España. Ahora se dedica a la música como explicó Gerardo Cebrián.
España no es el único país que recibe a estos deportistas. Los casos más notorios son los de Pedro Pablo Pichardo, campeón olímpico para Portugal en triple salto, o Yasmani Copello, vallista subcampeón del mundo que corre para Turquía. Otro intento notorio de huida es la de Andy Ruiz. El boxeador oro en Tokio 2020 se marchó de Cuba a finales de junio. Ese éxito no le dio una mejor vida, tampoco el hecho de que el país se haya vuelto a abrir al profesionalismo.
Cubanos en España
De los primeros casos de deportistas que cruzaron el charco desde Cuba a España fue el de la saltadora de longitud Niurka Montalvo. Obtuvo la nacionalidad española en 1999, pero la Federación Cubana, amparada por la norma que impide a los atletas de un país participar con otro hasta pasados tres años de su nacionalización, le dejó sin competir con España en Sídney 2000. Una situación que pueden vivir los Lester Lascay o Yulemis Aguilar con París 2024.
Joan Lino fue otro saltador de longitud que nacionalizó español y rascó bronce olímpico en Atenas 2004. Metal olímpico también cazó Orlando Ortega, pero siendo plata en Rio 2016. El caso de Jordan Díaz recuerda al del vallista, que era el relevo del campeón mundial Dairon Robles, pero decidió competir con España siendo aquellos JJOO su primer certamen representando al país. Habrá que ver por dónde pasa el futuro de Yiselena Ballar.