Aganzo se refuerza al frente de AFE: dos triunfos judiciales y el logro de los test obligatorios
El exjugador y actual líder del sindicato mayoritario ha superado las 'revueltas' internas. David Aganzo, además, se ha apuntado hasta tres tantos recientes.
17 noviembre, 2020 23:37Noticias relacionadas
La Asociación de Futbolistas Españoles ha sufrido la crisis de la Covid-19 como el resto de organizaciones. Sin embargo, el sindicato que lidera David Aganzo ha tenido que batallar en más frentes que el de la pandemia. En tiempos de coronavirus, los críticos intentaron hacer tambalear la etapa del exfutbolista al frente de la organización. Un objetivo que no ha tenido resultado y que, por el momento, ha acabado con dos victorias judiciales para el actual equipo de AFE.
Aganzo llegó a la presidencia del sindicato al mismo tiempo que Luis Rubiales lo abandonaba para presidir la Real Federación Española de Fútbol. Desde entonces, en AFE han convivido diferentes corrientes.
Todo hasta que en este 2020 los conflictos saltaron al ámbito judicial, contando con el actual presidente de la RFEF como testigo en uno de estos casos. Los dos grandes conflictos se han resuelto a favor de los de Aganzo, lo que fuentes del sindicato reconocen a EL ESPAÑOL como una situación optimista y positiva para la actual cúpula. Uno de ellos hacía referencia a la necesidad de convocar con urgencia una Asamblea que derivada en elecciones. La segunda denunciaba unos cambios de las condiciones laborales.
Por si fuera poco, el sindicato cobra mayor relevancia en el fútbol actual con su presencia en las negociaciones de la plantilla del FC Barcelona y la Comisión Gestora, con una adecuación salarial sobre la mesa, y con el pacto con la RFEF y los sindicatos de jugadores y jugadoras de fútbol sala que han convertido en obligatorios los test contra la Covid-19 en el fútbol no profesional.
Las elecciones
El pasado mes de agosto tendría que haber sido escenario de unas elecciones en el sindicato de AFE. El Juzgado de 1ª Instancia número 92 de Madrid instaba a la asociación a la celebración de estos comicios para hacer cumplir los estatutos del sindicato, que defienden que con un 10% de apoyo de los afiliados se deben celebrar estas votaciones. Sin embargo, como publicó EL ESPAÑOL, AFE siguió su estrategia de defensa y no llevó a cabo la convocatoria electoral que reclamaban los críticos. Hicieron uso de la conocida como declinatoria.
Semanas después, la Justicia les dio la razón. Sin entrar en el fondo de la cuestión, y por el que AFE denuncia la falsificación de muchas de esas firmas, el juzgado ha reconocido que todos aquellos temas que afectan a un sindicato deben ser tratados en un juzgado de lo social, no de lo civil. Una resolución que se conoció a mediados de octubre y que, según confirman fuentes del sindicato a este periódico, no tienen conocimiento de que se haya presentado ninguna demanda en algún juzgado de lo social.
Por ello, piden cautela y respeto a los procesos judiciales, así como a las estrategias de defensa de cada parte. En caso de haber seguido el primer auto, AFE habría convocado unas elecciones que podrían haber perdido su efecto tras darles la razón por la falta de competencias del juzgado de lo civil. Un punto para AFE frente a los que buscaban "hacer daño al sindicato".
Además, según explican fuentes del sindicato, ya se trabaja en el asunto de la asamblea y en las elecciones. Las condiciones sanitarias son determinantes y están marcando los tiempos. Una de las claves es la de asegurar que, en caso de que se reclame el voto secreto y de forma telemática, exista el sistema informático necesario para garantizarlo. Más de 10.000 personas podrían votar de esta manera.
Se han contactado empresas y, a la espera de que la Covid-19 de una tregua, desde el sindicato subrayan que las gestiones para mantener al día al sindicato siguen vigentes. También deberán contar con el visto bueno de las autoridades, pues los participantes, en caso de que se asista a la asamblea, acudirían desde diferentes zonas del país en pleno estado de alarma y con la movilidad restringida.
El caso Jesule
Es el último, y quizás más importante a nivel moral, para el sindicato. Además, contra el que fuera vicepresidente del sindicato y hasta director deportivo. Jesule, que se encuentra entre los impulsores de la moción contra Aganzo, denunció al sindicato porque, supuestamente, se habían modificado sus condiciones de trabajo. Algo que el juzgado de lo Social número 37 de Madrid ha desestimado.
Jesule señalaba que antes pernoctaba dos o tres días en Madrid y el resto del tiempo lo pasaba en su residencia habitual. Sin embargo, con Aganzo al frente debía encontrarse en la capital de lunes a viernes. Para reafirmar su postura, Luis Rubiales, presidente de la RFEF, acudió como testigo y señaló durante su comparecencia que se vivían "tiempos convulsos" en el sindicato que él había presidido.
Sus palabras no llegaron a tener efecto para Jesule y el juzgado dio la razón a AFE desestimando la demanda. A ello se suma que en mayo, otro juzgado de lo social desestimó otra demanda de Jesule y que hacía referencia a la resolución de contrato y vulneración de derechos.
Triunfo con los test
Es la gran victoria deportiva que ha cosechado David Aganzo al frente de AFE. Aunque todavía podría sumar una nueva con el caso del FC Barcelona, donde el presidente del sindicato ha acudido para defender los intereses de los jugadores culés ante la inminente adecuación salarial, los test del fútbol no profesional han supuesto todo un golpe de efecto para la actual cúpula del sindicato.
Y es que la pugna por saber si debían ser necesarias o solo recomendables las pruebas sanitarias en el fútbol no profesional se remonta a las semanas posteriores de la pandemia. AFE ya anunció una inversión de más de un millón de euros para hacer frente a la Covid. Sin embargo, ha sido en estas últimas semanas cuando han logrado su objetivo: que los test sean obligatorios.
El debate no ha sido baladí. El Consejo Superior de Deportes presidido por Irene Lozano, en un borrador distribuido a Comunidades Autónomas y Federaciones, mostró su predisposición a hacer una prueba obligatoria a 72 horas del inicio de las competiciones. No encontró apoyos y, para sacar adelante el protocolo, tuvieron que dejarlo en una recomendación tras duras negociaciones. Finalmente, se aprobó, sin hablar de test fijos y cediendo ante las exigencias. Algo que no terminó de gustar entre los deportistas, y en este caso entre futbolistas.
Poco después, la Real Federación Española de Luis Rubiales elaboró un "protocolo reforzado" siguiendo recomendaciones del CSD, que dejaba la puerta abierta a que las distintas federaciones emitieran otros protocolos para levantar un muro mayor ante la Covid-19. Y, en este, tampoco se hablaba de test. Toda la responsabilidad caía en las Comunidades.
Fue entonces cuando AFE intensificó los contactos. Su exigencia, como relataron a EL ESPAÑOL fuentes del sindicato, siempre había sido jugar con test para evitar una discriminación con el fútbol profesional. Que no hubiera diferencias y la atmósfera de seguridad sanitaria fuera completa en el territorio nacional. Lo consiguieron: los test serían obligatorios y semanales en fútbol femenino, Segunda B y Tercera.
Tanto con su aportación económica como con la de la RFEF, jugadores y jugadoras contarían con pruebas sanitarias. A ello se sumaría el apoyo de otras asociaciones ajenas a la RFEF, y que suponen no recibir los test federativos según subrayó el propio ente de Las Rozas. El pasado fin de semana entró en vigor el protocolo y AFE confirmó su último punto a favor.
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