Carácter Baskonia: de Fabricio Oberto a Bourousis
En Berlín, el Laboral Kutxa afronta su sexta Final Four. Oberto, Splitter, Erdogan, Rakocevic y Vidal repasan para EL ESPAÑOL las cinco finales anteriores del 'milagro' vitoriano.
13 mayo, 2016 02:59Noticias relacionadas
Ocho años después, el carácter Baskonia vuelve a estar de moda en Europa. Haciendo honor al dicho de caer para después levantarse, uno de los equipos más reconocibles del baloncesto español durante el presente siglo XXI ha ratificado, una vez más, su grandeza. Después de que nadie apostase por ellos, los Bourousis, Adams, Hanga, James y compañía traen de regreso al equipo vitoriano a la Final Four mediante una Euroliga prácticamente impecable.
En el recuerdo, las anteriores gestas europeas, que no habrían sido posibles sin la aportación de los grandes héroes de la leyenda del club. Por eso, EL ESPAÑOL reúne a cinco de los jugadores más recordados y queridos por la afición de Vitoria. Con ánimo de recordar un pasado glorioso y de alimentar un futuro no menos esperanzador en la Final Four que empieza a decidirse este viernes ante el Fenerbahçe (21:00, Canal+ Deportes). En el horizonte, una posible final ante el CSKA de Moscú o el Lokomotiv Kuban (18:00), que sería la tercera del Baskonia en la Euroliga tras las disputadas en 2001 y 2005.
Fabricio Oberto (Final 2001)
La segunda temporada en el Baskonia del que fuera uno de los grandes estandartes de la generación dorada argentina coincidió con la llegada de Dusko Ivanovic al banquillo vasco. Algo estaba a punto de cambiar en Vitoria. “Me acuerdo de la primera charla que tuvimos con él, en la que nos contó todo lo que quería lograr con el equipo. Nos quería posicionar bien y también nos dijo todo lo que teníamos que trabajar para llegar a ese nivel”, recuerda Oberto.
La palabra de Dusko no tardó en convertirse en ley. “Había muchísimo talento. Los entrenamientos eran increíbles por la exigencia que había entre nosotros. Fuimos eliminando cada vez más errores. Éramos un equipo muy trabajador y de mucho oficio. Eso nos hacía muy difíciles de vencer. Podían sacarnos ocho o nueve puntos de ventaja y seguíamos jugando a una intensidad fetén”, cuenta Oberto.
La tragedia griega que propició el Baskonia para llegar hasta la final, tras clasificarse tercero en la fase de grupos, fue épica: Peristeri, Olympiacos y AEK cayeron ante los vascos en sucesivas series de playoffs. Fue ante los primeros cuando en Vitoria empezaron a soñar con el título europeo. “Ahí se comenzó a forjar un poco el miedo al TAU Cerámica. Muchos equipos ya no se querían cruzar tanto con nosotros”, remarca nuestro protagonista argentino. Sin duda, los momentos más recordados de aquella temporada europea se vivieron en las semifinales ante el AEK Atenas.
Primero, con la polémica canasta de Dikoudis que obligó a repetir el primer partido. “Fue la peor opción que nos pudo pasar. Tuvimos que viajar de nuevo a Grecia y jugar otro partido más con la cantidad de encuentros que estábamos disputando. Se hizo larguísimo todo”, apunta Oberto con pesar. Después, con la memorable exhibición triplista de Saulius Stombergas (9/9) en el OAKA. “Esa noche, si podía meter 20, iba a meter 20. Era de esos jugadores de talento, fríos, que agarran un estado de inconsciencia y no paran de meter”, hace memoria Oberto.
La imponente Kinder de Bolonia de Ginóbili, Rigaudeau, Griffith, Jaric y compañía era el último escollo del Baskonia para lograr el título. No pudo ser, pero los vascos llevaron la eliminatoria hasta el quinto y decisivo partido (82-74). “El equipo no sabía a cuál no defender de todos. Ginóbili fue el factor determinante para romper nuestra intensidad y agresividad. Esa noche, estuvieron entre ocho y nueve puntos por encima nuestro y no les pudimos alcanzar”, confiesa Oberto.
“Estábamos tranquilos, porque todo lo que pudimos hacer para ganar lo hicimos. Ahí te das cuenta de la calidad del entrenador, que vio todo lo que se había trabajado”, revela sobre aquel duro postpartido. Para la historia quedaron el asalto al Palamalaguti en el primer partido o el mate de Timinskas en el cuarto. “Creo que debe estar entre las 10 mejores jugadas de la historia de la Euroliga”, reconoce su excompañero sin dudarlo.
Oberto, “agradecido de que cada vez que paso por Vitoria me tomen como alguien que hubiese nacido allí”, manda un consejo para la presente Final Four antes de despedirse: “No hacer nada diferente, sino hacer bien lo que se hace normalmente esa noche. Si puedes lograr ese mix entre disfrutar y jugar como lo has hecho todo el año, es cuando tienes buenos resultados”.
Tiago Splitter (Final Four 2005, 2006, 2007 y 2008)
“Jugar contra Obradovic siempre es difícil. Su equipo siempre juega muy bien y, sobre todo, sabe disputar los minutos finales con la ayuda de jugadores excelentes”. Bien lo sabe el interior brasileño desde la temporada 2004-2005, cuando disputó su primera Final Four con el Baskonia.
Entonces, los vitorianos se jugaron el pase tanto al Top 16 como al playoff de la Euroliga ante el Panathinaikos dirigido por el técnico serbio. Ganaron los dos encuentros, incluso estando a punto de no poder disputar el primero por la nieve. “Ese partido fue un poco raro al no estar lleno el Buesa. Normalmente, si juegas con el Panathinaikos en casa vas a llenarlo hasta la bandera, pero supimos superar eso y ganar”, recuerda el ahora jugador de los Atlanta Hawks.
Tras superar a la Benetton de Treviso en cuartos de final, llegó el momento culmen de aquella temporada europea: la victoria ante el CSKA en su casa, en plena Final Four de Moscú (78-85). “Fue un gran partido de jugadores no muy habituales, como Gabini. Todo el equipo aportó cosas y pudimos ganar. Me acuerdo de Robert Conley celebrando la victoria en el vestuario como un niño. Fue realmente especial”.
Sin embargo, el Maccabi acabaría con los sueños de grandeza de los héroes de Vitoria en la final (90-78). “La verdad es que Jasikevicius y Baston hicieron un partidazo. Nos defendieron bien el pick and roll, con cambios defensivos y obligándonos a jugar uno contra uno. Nos sacaron de nuestra zona de confianza”, se lamenta Splitter.
Una temporada después, llegaría una nueva Final Four para el Baskonia. Con el Panathinaikos y el primer Oakazo como antesala. “La gente tiraba cosas al campo, a cada cinco minutos había que parar el juego por algo. Nunca acababas de imponer un ritmo. No es que fuera un partido bonito, pero lo ganamos”, asevera el brasileño.
A partir de esa Final Four, tres sinsabores consecutivos en las semifinales. “Recuerdo estar muy fastidiado por lesionarme, había entrenado duro todo el año”, rememora sobre la derrota de 2006 ante el Maccabi (85-70). Para después “sentir que el Baskonia no era un equipo respetado contra Panathinaikos” debido al arbitraje en 2007 (67-53) y jugar lesionado ante el CSKA en 2008 (79-83). “Llegué recién recuperado de una lesión en el codo, después de días sin tirar. Creo que si yo hubiese jugado mejor hubiésemos tenido más opciones”, opina.
Sin embargo, los buenos momentos vividos en Vitoria lo compensan todo. “Obviamente, soy quien soy por haber estado con gente como Dusko, Scola o Prigioni. Aprendí mucho con ellos”, reconoce Splitter. Considera “un baloncesto más rápido que el que jugábamos nosotros, pero igual de eficiente” el que practica el actual equipo vitoriano.
Añade que, para superar al Fenerbahçe y exprimir al máximo la Final Four, “hay que correr, buscar buenas posiciones y estar acertados desde fuera”. Además de “seguir jugando igual, no intimidarse por la situación y disfrutar del momento”. Por último, no descarta ver al Baskonia reinar en Europa. “¿Por qué no? Son dos partidos. O mejor, partido a partido, como dicen algunos por ahí”, sentencia.
Serkan Erdogan (Final Four 2006 y 2007)
10 años atrás, Velimir Perasovic era entrenador del Baskonia, que venció al Panathinaikos en su cancha para lograr el pase a la Final Four. Serkan Erdogan estuvo allí, formando parte de esas dos coincidencias históricas con respecto al equipo de este año. Y además, como uno de los referentes.
“Recuerdo aquella gran victoria y el esfuerzo del equipo ante 20.000 aficionados griegos. Hace 10 años, pero me siento como si hubiese sido ayer”, revela desde su Turquía natal. Aquel 2006 fue “el año en el que Perasovic se convirtió en un entrenador de primer nivel”. ¿Qué no ha cambiado de un tiempo a esta parte? “La afición de este gran club”.
Sin embargo, el Maccabi volvió a acabar con los sueños de grandeza del Baskonia. Esta vez, en semifinales. “Eran el Dream Team europeo aquel año. Era casi imposible vencerles. Hubiésemos necesitado tres Scolas más para ganarles. Fuimos mejores que cualquier otro equipo europeo excepto ellos entonces”, confiesa Erdogan.
Un año después, tocó volver a enfrentarse con el Panathinaikos en un partido por el todo o el nada en Atenas. Con la diferencia de que el duelo tuvo lugar en plena Final Four. Salió cruz. “Fue otra derrota desafortunada, y contra el anfitrión. Ellos estuvieron más motivados para tomarse la revancha del año anterior”, afirma Erdogan. En una temporada con hasta tres entrenadores diferentes (Perasovic, Lezkano y Maljkovic) y varias lesiones importantes, Boza, el último en llegar, “no tuvo tiempo suficiente para cambiar las cosas”.
Las buenas palabras hacia Vitoria también se repiten en el caso del escolta turco. “Fue la mejor época de mi carrera y de mi vida. Amamos la ciudad y mi familia y yo fuimos muy felices”, confiesa. Para después añadir que la gesta del actual Baskonia demuestra que “la economía no lo es todo en el deporte”.
Incluso compara a su ex equipo con el Leicester futbolístico, añadiendo que “nada es imposible” para el club vasco. Para ganar al Fenerbahçe, Erdogan considera que “habrá que darles la bola por dentro a Bourousis y Planinic”, prefiriendo “al CSKA” como rival en una hipotética final. “Cuando veáis a Bourousis postear, pasadle el balón”, advierte a sus herederos como última consigna.
Igor Rakocevic (Final Four 2007 y 2008)
Entre paseos por el Centro Comercial El Boulevard, comidas en la sidrería Armentegi y en la Trattoria Da Luigi y partidas al World of Warcraft, el escolta serbio hizo del Buesa Arena su segunda casa. “El Baskonia es el equipo de mi vida junto al Estrella Roja. Nunca olvidaré esas tres temporadas, con gente que me apoyó tanto en el club, la afición… Les quiero mucho a todos”, reconoce sin dudarlo.
Tanto es así que mantiene el secreto de sumario que impera en muchos vestuarios cuando se le pregunta por las supuestas diferencias de los jugadores con Boza Maljkovic y Neven Spahija en 2007 y 2008. “Cada año tiene sus problemas, algunos menos y algunos más, pero de mí no vas a oír nada de lo que pasó dentro del vestuario. Vitoria fue nuestra casa, y los jugadores de verdad respetan este sitio. Por eso, lo que pasó se queda dentro del vestuario”, afirma con rotundidad.
Uno de los momentos más duros de su estancia en el Baskonia llegó en los playoffs europeos de 2008, entonces a tres partidos. Los de Vitoria tuvieron que agotarlos ante el Partizan, eterno rival del otro ojito derecho de Rakocevic, el Estrella Roja. Sin embargo, aquello sólo estimuló más al serbio. “Para mí, siempre era más fácil motivarme jugando contra equipos que tenían una afición hostil hacia mí”, revela.
La actuación de 'Rako' fue decisiva en la última presencia del Baskonia en la Final Four hasta este curso. Y, como Splitter, se acuerda del arbitraje que sufrieron los vascos ante el CSKA en Madrid. “Fueron un equipazo, pero nosotros también. Debo decir que algunas decisiones de Brazauskas favorecieron su dinámica de juego. No quiero minusvalorar la victoria del CSKA, pero este árbitro sí que influyó en nuestro juego”, puntualiza.
Pasando a hablar de la actualidad del equipo vitoriano, opina que la clave para acabar con el Fenerbahçe en semifinales pasa por “jugar rápido, cambiar la defensa siempre y jugar muy duro y con confianza”. Prefiere al Lokomotiv Kuban en una hipotética final (“Tienen menos experiencia”) y recomienda “darlo todo y jugar inteligente” a sus sucesores baskonistas.
Sergi Vidal (Final 01 y Final Four 05, 06, 07 y 08)
El ex capitán del Baskonia, ahora en el Joventut de Badalona, es una de las voces más autorizadas para hablar de las gestas europeas recientes del club. Presente en las cinco fases finales disputadas por el equipo, sabe lo que cuesta llegar tan lejos. “A pesar de esos resultados tan buenos, siempre es duro jugar contra grandes equipos de Europa con los viajes desde una ciudad como Vitoria, que no tiene las conexiones de Madrid o Barcelona. Eso desgasta, pero el equipo estuvo a gran nivel y lo demostró”, apunta.
Durante la Euroliga, no sólo hay que sobreponerse a un ir y venir continuo, sino también a otros contratiempos como los problemas físicos. “El actual Baskonia se ha clasificado para la Final Four con bajas importantísimas, y eso es lo que hace grande a un equipo. A pesar de no contar con jugadores importantes, los demás dan un paso al frente y te sobrepones”, comenta el alero catalán.
Sin duda, la afición del Buesa Arena ha sido un jugador más durante los años dorados en la Euroliga. “Es una de las mejores aficiones que hay actualmente. En partidos así, aún más. Es una suerte poder contar con ellos y el equipo lo intenta devolver como puede”, reconoce Vidal. Para muestra, los tres aviones fletados por los hinchas baskonistas con destino Berlín.
Precisamente, lograr meterse entre los cuatro mejores equipos de Europa este curso resulta “sorprendente”, “demostrando que ni el dinero ni el nombre te dan títulos”. En cuanto a las claves para acabar con el Fenerbahçe, Vidal las tiene claras: “Tienes que hacerlo todo bien: defender, conseguir atacar contra la defensa de muchos cambios, donde todos los jugadores son versátiles… No te pueden ganar nunca en intensidad. También tienes que estar acertado y que ellos no lo estén. Son muchísimas cosas”.
A todo ello hay que añadirle la posibilidad de unos últimos minutos de infarto, viendo el encuentro por el título ya en el horizonte. “Nunca lo ves cerca en un partido así. O vas ganando muy fácil o el partido está abierto para cualquiera de los dos. Las cosas se decidirán en detalles y en pocos segundos probablemente, pero claro que si llegas con opciones a los últimos minutos tienes esa ilusión de estar en la final”, cree Vidal.
Si hay algo en lo que a buen seguro coinciden nuestros cinco protagonistas, ésa es la intrascendencia del partido por el tercer y cuarto puesto, disputado por el Baskonia en sus tres últimas Final Four. Para Erdogan no significa nada, Splitter se ríe pidiendo su eliminación y Vidal es aún más rotundo: “Si preguntas quién ha quedado tercero o cuarto en los últimos 10 años, muy poca gente lo sabrá. No suscita demasiado interés”.
Para concluir sus reflexiones, Vidal, aunque “es difícil abstraerse de todo lo que envuelve a una Final Four”, recomienda a los actuales jugadores del Baskonia que “no se lo tomen como un partido más”. Tampoco como “algo súper importante”, ya que “también puede jugarte una mala pasada”. Simplemente, “hay que ir a tope y dejarte la piel para que, ganes o pierdas, no tengas la sensación de que podías haber hecho más”.
Nota del autor: agradecimientos especiales a los periodistas Rubén Gazapo y Sergio Vegas, autores del libro “Memoria Baskonista”, por su ayuda desinteresada a la hora de elaborar e ilustrar gráficamente este artículo.