Los pueblos y ciudades más románticos de España

Si nos has podido celebrar nada este 14 de febrero y consideras que no hay no se deba celebrar el amor, te mostramos un listado con los rincones perfectos sin salir de España.

15 febrero, 2021 18:11

Noelia Gómez

Uno de los tópicos más extendidos sobre los españoles en el extranjero es que somos personas pasionales y románticas. Esto depende de cada persona, pero hay algo que queda claro: el amor y los romances forman parte de nuestra cultura y se ven reflejados en un sinfín de rincones a lo largo y ancho de nuestro país.

Civitatis, la empresa líder en la venta de visitas guiadas, excursiones y free tours en español por todo el mundo, ha preparado un listado donde se desglosan los pueblos y ciudades más románticos de España en base a sus leyendas, monumentos e historias.

1. Granada y su fuente del amor eterno

Granada es tierra de leyendas, muchas con final trágico, como la historia de Elvira Padilla y Gaspar de Facco. Ella, una bella granadina que anhela encontrar el amor verdadero. Él, un joven mercader napolitano que se enamora de Elvira perdidamente. Ambos acuerdan encontrarse en la fuente del patio de casa de Elvira para fugarse juntos, pero el entrometido padre de la joven les boicotea el plan y acaba matando a Gaspar. La susodicha fuente se encuentra en el palacio de los Córdova de Granada.

Otra romántica leyenda granadina es la de la abadía de Sacromonte, donde existen dos piedras que, según la leyenda, marcarán la vida amorosa de aquel que las toque.

Granada

2. Teruel y sus amantes

En la lista de pueblos y ciudades más románticos de España no puede faltar Teruel, escenario de la trágica historia de amor de los famosos amantes Isabel Segura y Juan Diego de Marcilla. Se les suele considerar los Romeo y Julieta españoles, pues también ellos pertenecían a dos clases sociales muy diferentes y su romance terminó con un dramático final.

En la cripta de la iglesia de San Pedro de Teruel está el mausoleo con los restos de los dos amantes. Las figuras de los dos sarcófagos se cogen de la mano, unidos para toda la eternidad. Además, todos los años en febrero se celebra en la ciudad la festividad de las Bodas de Isabel Segura, que recrea la historia de estos dos enamorados.

Teruel

2. La Salamanca de Calixto y Melibea

Probablemente la historia de amor más famosa de la literatura española: la de Calixto y Melibea, personajes de La Celestina. A los pies de la antigua muralla de Salamanca se ubica el huerto en el que, según se dice, Fernando de Rojas se inspiró para escribir su obra más icónica. El romántico jardín se puede visitar, por lo que es un lugar perfecto para pasear en pareja. Y después, por supuesto, seguir descubriendo los hermosos atractivos de Salamanca como la Catedral, la Plaza Mayor o la Universidad.

Salamanca

4. Pedraza y su castillo encantado

Pedraza se ha convertido en uno de los destinos preferidos de turismo rural. Una joya medieval a poco más de una hora de Madrid que enamora nada más poner un pie en sus empedradas calles. Por eso merece la pena su mención entre los pueblos y ciudades más románticos de España, y cómo no, también una visita en el día de los enamorados.

Además, los más románticos disfrutarán de la leyenda del castillo de Pedraza. Se dice que el señor del castillo estaba enamorado de una joven, pero su amor no era correspondido ya que ésta amaba a otro. Loco de celos, el noble decidió acabar con la vida de los dos jóvenes. Según los lugareños, algunas noches de luna llena aparecen dos fantasmales figuras con coronas de fuego que merodean por los alrededores del castillo.

Pedraza

5. Peníscola y el Mediterráneo

Peñíscola es otro de los pueblos más románticos de España, destacando su imponente fortaleza medieval a orillas del Mediterráneo. El pasado medieval de Peñíscola ha dado lugar a multitud de leyendas, como la del Papa Luna, que perdió su anillo papal mientras huía del castillo templario.

Existe en Peñíscola además una historia de amor, pero esta vez no nos referimos al amor romántico sino al amor por la tierra natal. Justa, una mujer cuya familia pasaba por muchas penurias, decidió aprenderse la historia del pueblo donde siempre había vivido y compartirla con los visitantes a cambio de la voluntad. Con el dinero obtenido, Justa y su marido se construyeron una bella casa y la decoraron con conchas del mar, en homenaje al Mediterráneo. La Casa de las Conchas se ha convertido desde entonces en uno de los emblemas de Peñíscola.

Peníscola

6. Tossa del Mar y un pirata enamorado

Tossa del Mar es uno de los destinos más encantadores de la Costa Brava, un auténtico pueblo de postal. Es el lugar ideal para un romántico paseo a orillas del Mediterráneo, con vistas a su fortaleza amurallada, que permitía proteger la localidad de los ataques de los piratas. Precisamente uno de estos cuenta con una interesante historia de amor en la comarca: cuenta la leyenda que vivía en el castillo de Tossa del Mar una dama cuya belleza era admirada por todos. Uno de sus pretendientes era un pirata berberisco que atracó su barco en la orilla para esperar a la joven, a quien le estaba prohibido abandonar la fortaleza. Tan ensimismado estaba el pirata que su tripulación le abandonó. Pero él, dispuesto a esperar un gesto de su amada el tiempo que hiciese falta, hundió su nave en la arena, con tal fuerza que esta volcó y la quilla quedó del revés. Pasaron los años, y la quilla se transformó en una gran roca, símbolo de un amor perpetuo.

Tossa del Mar

7. Ronda y sus leyendas

Esta hermosa localidad en la provincia de Málaga es conocida principalmente por su legendario Puente Nuevo sobre el río Guadalevín. Una leyenda dice que su constructor se arrojó por el puente después de terminarlo para no volver a realizar una obra que lo superase en belleza.

Pero Ronda y su casco antiguo esconden también algunas de las leyendas de amor más curiosas, muchas de ellas con un final trágico. ¿Qué sería de una historia de amor sin el drama? Por ejemplo, es muy popular la leyenda del Rey Moro, que mandó construir una escalera de 365 peldaños (uno por día) para que su bella hija pudiese bajar a bañarse al río sin ser vista por los rondeños que pululaban por allí.