"Hay muchas cosas sagradas a las que les tengo respeto, las reglas no están entre ellas". Pregunta: ¿quién dijo esta frase? Tres posibilidades: Frank Underwood, Luis Bárcenas o Ícaro. Habrán marcado la primera, porque del último no conservamos más testimonio que lo escrito por Ovidio, en su Metamorfosis. Relata cómo el hijo de Dédalo -constructor del laberinto del Minotauro- subió y subió hasta abandonar a su guía para acercarse al brillante sol. “Arrastrado por sus ansias de cielo”. Y se quemó. Abrasó la cera con la que sujetaba las plumas de sus alas a su espalda. Ícaro no tenía suficiente con la libertad: su ambición, su codicia y la contabilidad en B acabaron con su viaje. “Sé fuerte”, le dijo su padre mientras veía desplomarse a su criatura y le pedía silencio para conservar parte de su fortuna en el extranjero. Lo pintó Jacob Peeter Gowy, en 1636, y está en el Prado.