SAM3, el grafitero que pintó el 'Guernica' en el toro de Osborne: “Cuestionar los iconos nos hace más libres”
El artista urbano asegura que el cuadro de Picasso está más vigente que nunca, porque seguimos viéndolo en cada guerra.
8 junio, 2017 13:26En la carretera de Las Salinas de Santa Pola (Comunidad Valenciana) apareció hace semanas un toro para el indulto. Es la versión de SAM3 del toro del Guernica de Pablo Picasso, dentro del toro de Osborne. El Ayuntamiento pidió clemencia a la nueva obra del artista ilicitano, que ya ha actuado en otras ocasiones sobre la imagen comercial de la famosa bodega. Sin embargo, será borrada, como las anteriores versiones: uno famélico y otro esquelético, en clara referencia a la situación económica que atraviesa este país. SAM3 es un saboteador de las imágenes oficiales, contraprograma la publicidad con un chute de arte (real).
Creo que fue el primer cuadro en que Picasso se mojaba en política y esto tiene que ver con las formas reivindicativas del graffiti
¿Cómo se puede alterar el significado de un icono? “Pervirtiéndolo”, responde categórico el grafitero a este periódico. El contraste entre los dos toros es una perfecta imagen de dos Españas enfrentadas: la que quiere olvidar celebrando, la que quiere recordar denunciando. El toro de Osborne es la viva imagen de la austeridad hedonista española; el Guernica, la que revive con cada conflicto armado. “Desgraciadamente sigue más vigente que nunca. Seguimos viendo el Guernica en Alepo y el niño muerto que sujeta la madre se llama Aylan Kurdi”, señala SAM3.
El artista urbano señala cómo Picasso se fija en definir el horror más que España, porque eso es precisamente “lo que ha impulsado al cuadro a que trascienda como símbolo”. “No quiero con esto quitarle importancia al bombardeo de Guernica, pero hubo muchas masacres durante la guerra, la desbandá de Almería, por ejemplo, también podía haberle inspirado perfectamente”, apunta.
El toro impasible
“El toro del Guernica aparece a la izquierda, iniciando la lectura del cuadro y levantando su cola se identifica con el ojo del diablo”. SAM3 cuenta que el animal ha detenido su marcha, se ha girado, observa el daño causado y con su mirada, “impasible”, reta al espectador. “Ni un pestañeo por todo el estruendo que está generando. El toro del Guernica es el único invicto del cuadro”.
El Guernica ha salido a la calle y se ha plantado en la A-3. Posiblemente sea el cuadro más reproducido en muros de escuelas, plazas y calles, un grito para reivindicar y resistir, que cala más allá de las paredes del museo. Es un símbolo de contacto directo. En el pueblo de SAM3 hubo durante una reproducción mural del cuadro, cerca del hospital. Le fascinaba. Por casualidad, con 16 años le encargaron pintar uno para un bar. “Estudié el Guernica a fondo y leí mucho sobre los estudios que hizo Picasso. Volver a él estos días ha sido muy reconfortante”, reconoce.
Picasso realizó el cuadro en menos de un mes, se lanzó a la tela con hambre, con urgencia tira la línea del primer dibujo. Ya tiene la estructura. Luego, hace ajustes a la composición, varía sobre la marcha, improvisa según aparecen los problemas y resuelve frente al lienzo. Puro gesto y rabia. Pinta el caballo y el toro al tiempo, el primero varía de posición: no puede enroscarse sobre sí mismo y le levanta la cabeza hasta convertirlo en grito estridente.
Un lienzo, un graffiti
Tiene 57 años y una seguridad absoluta sobre su trabajo, ni siquiera necesita retocarlo o perfeccionarlo. Tampoco se preocupa de tapar con el color las líneas más descuidadas. Apenas hay materia, apenas pigmento, casi no utiliza pintura, todo es aguarrás. Un trabajo líquido de máxima efectividad y velocidad. Libre. Quita, pone, ensaya, altera, cambia. A un ritmo tan frenético que parece pintar sobre un muro. Sí, como si fuera un graffiti.
Siempre he considerado el Guernica como un mural móvil, más que como un simple lienzo
¿Fue Picasso, de alguna manera, un grafitero al actuar de aquella manera sobre el lienzo? “Creo que fue el primer cuadro en que Picasso se mojaba en política y esto tiene que ver con las formas reivindicativas del graffiti. Siempre he considerado el Guernica como un mural móvil, más que como un simple lienzo. Sus dimensiones, la manera como fue ejecutado y los goterones de algunos trazos le han otorgado esa condición de fresco”, responde SAM3.
El graffiti es menos susceptible de manipulación por el poder que una pintura. Su esencia es escapar del control y de los marcos institucionales. Aparece y desaparece. Libre como un espejismo. “El graffiti es en sí mismo una reivindicación, no importa tanto su contenido como su contenedor, y es así como está ligado al lugar donde fue ejecutado. Sin embargo, la pintura, como un bien mueble, puede tener un itinerario incierto y por lo tanto más manipulable”.
Dictadura visual
Guernica nació como propaganda republicana contra las atrocidades franquistas, pero terminó asustando al poder: Colin Powell, en tiempos de guerra, prefirió censurarlo y tapar la versión que cuelga en la sede de la ONU. “Vivimos inmersos en una dictadura de lo visual, por eso cualquier incentivo para azuzar la curiosidad y cuestionar las imágenes que nos rodean nos hará ser más libres, al menos por dentro”, señala a este periódico.
Sacar la historia del arte de los museos es tan importante como sacar las imágenes de los santos en Semana Santa, para que lleguen a los profanos que no van a misa
Al sacar Guernica del museo pone en evidencia el aislamiento de la pintura en los museos. SAM3 piensa que sacar la historia del arte de los museos es tan importante como “sacar las imágenes de los santos en Semana Santa, para que lleguen a los profanos que no van a misa”. ¿Debería entrar el toro de Osborne en el Museo Reina Sofía? “En este país se está mejor fuera”.