En la última semana, Iñaki Urdangarin (54 años) ha sido protagonista de dos reportajes fotográficos que han revolucionado la crónica rosa nacional. Hace siete días, el programa Sálvame mostró unas imágenes muy esperadas que revelaban cómo se encuentra actualmente la relación del exduque de Palma con Ainhoa Armentia (43). Tras un tiempo separados, y sin pruebas del avance de su noviazgo, al fin se evidenciaba que el idilio continúa, pues los apasionados besos que captó el testigo no dejaban lugar a ningún tipo de duda.
La romántica escena fue tomada en la playa de Bidart, el enclave favorito del exmatrimonio Urdangarin Borbón. Pero lo más curioso es que, apenas unos días después, se tomaron en el mismo lugar unas instantáneas de Iñaki junto a la infanta Cristina (57). Un hecho sorpresivo que mostró la portada de ¡HOLA! este pasado miércoles, 10 de agosto, y en cuyas páginas interiores se pueden conocer los detalles de su encuentro con unas fotos que revelan mucho más de lo que podría parecer a primera vista.
Debido a la llamativa coincidencia de ambas citas en el mismo espacio y con apenas unos días de diferencia, EL ESPAÑOL ha querido conocer qué se desgrana de la actitud que muestra Urdangarin en ambas situaciones, con las dos mujeres de su vida. Para conocer lo que hay detrás de cada gesto, mirada y postura del exjugador de balonmano cuando interactúa con Ainhoa y Cristina, este medio ha contactado con Sonia El Hakim, experta en comunicación no verbal y directora del Máster en Comunicación No Verbal y Habilidades Directivas de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
[Iñaki Urdangarin y Cristina, en Bidart: viaje secreto con Ainhoa y visita "exprés" de la Infanta]
El Hakim observa la escena de Urdangarin y la Infanta en la playa de Bidart y pone el foco en un elemento sobresaliente: "Lo primero que me llama la atención el que lleven las gafas de sol. Tanto Cristina como Iñaki lucen este accesorio en su cita, y aunque puede parecer una tontería, en comunicación no verbal le damos mucha importancia a la zona de la región ocular porque tiene distintas funciones. El mirar a los ojos a una persona dice mucho. Cuando llevamos gafas de sol, pues evidentemente esas funciones no se pueden cumplir. De hecho, en concreto la infanta Cristina llevaba unas gafas de sol súper oscuras. O sea, no se le ven los ojos a través. Y una de las funciones que tiene el mirar a una persona a los ojos es dar importancia a esa persona".
Se trata de un detalle que revela cómo es la relación actual de los exduques, porque como recalca la especialista: "Cuando te miro estoy haciéndote ver que estoy contigo y que te escucho y que te atiendo. Esto no se cumple cuando llevamos gafas de sol y me resulta muy llamativo que en ningún momento en los que están frente a frente estén sin gafas". Solamente en un momento la infanta Cristina no las luce, pero es "justamente cuando no está mirando a Iñaki Urdangarin, sino que está mirando hacia el lado opuesto", un dato que refuerza aún más el hecho de 'restar' importancia a la persona que está ante ti. No se conoce que haya habido un contacto visual entre el exmatrimonio, según lo mostrado en el reportaje playero.
Sin embargo, todo esto es muy diferente en la escena que Iñaki comparte con Ainhoa días antes en ese mismo arenal. No hay presencia de gafas de sol -al menos en el instante que se ha hecho público- y hay "un contacto directo".
Pero existe un elemento que evidencia aún más los distintos sentimientos y realidades que vive Urdangarin cuando comparte espacio con su exmujer y con su novia. "Es muy interesante la orientación, más que la postura, la orientación corporal de la primera foto de Urdangarin con Cristina", subraya la experta en comunicación no verbal. "Y es que cuando nosotros estamos interesados en alguien, cuando tenemos un verdadero interés genuino en una persona, orientamos todo nuestro cuerpo hacia esa persona, es decir, tanto los hombros como las caderas". Y añade: "En una de las imágenes, Iñaki Urdangarin sí que está orientado hacia Cristina, está escuchando lo que Cristina le está diciendo, pero vemos cómo Cristina tiene una orientación ladeada".
Las distancias físicas tan diferentes que se perciben en ambas parejas tienen un porqué muy sencillo, que explica El Hakim: "Tenemos que distinguir entre los dos tipos de fotografías, con Ainhoa y con Cristina, son dos situaciones totalmente diferentes. En la primera situación, Iñaki Urdangarin está en su rol de pareja, de pareja relativamente reciente y por tanto en esa primera etapa de enamoramiento, en la que hay esa voluntad o esa necesidad de conquistar continuamente a la otra persona. Y por el otro lado, con Cristina lo que estamos viendo es a Iñaki Urdangarin en su rol de padre, que es muy diferente. Es un rol en el que tanto él como ella, los vemos enfocados hacia sus hijos, que es lo normal. Son muy civilizados, se reúnen por el bien de los hijos, pero están solamente en su rol de padres sin mayor interés el uno en el otro como pareja, sino que realmente están asumiendo su papel como adultos".
La forma de actuar de Iñaki muestra muy claramente cómo el ser humano reacciona con una pareja y cómo lo hace con una expareja con la que tiene hijos en común. "Estos roles se ven claros en las orientaciones corporales, pero también en lo que nosotros llamamos la proxémica, es el canal de comunicación no verbal que analiza las distancias que guardamos con la gente", cuenta la experta.
"Evidentemente, la distancia que Iñaki y Cristina están guardando es una distancia que nosotros calificamos de distancia personal, es la que guardamos con las personas con las que tenemos una relación de confianza, es decir, que nos conocemos bien, que puede ser la familia extensa, es decir, que no son los íntimos de casa, pero sí son personas con las que tenemos mucha relación o son amigos. Es más o menos la distancia que habría si pongo mi brazo extendido, esa más o menos sería una distancia personal con la otra persona", detalla El Hakim.
No ocurre de igual manera en las imágenes de Iñaki con su nueva ilusión: "Con Ainhoa la distancia que vemos es lo que llamamos una distancia íntima. Es decir, la distancia íntima es aquella en la que la otra persona entra dentro de lo que sería mi burbuja. Es decir, puede tocarme, puede olerme perfectamente. E incluso en esa distancia tan cercana que es la distancia que tenemos cuando abrazamos, por ejemplo, a una persona, incluso se distorsiona un poco la visión de la otra persona. Es una distancia tremendamente próxima, porque es la distancia que dejamos solamente para las personas con las que tenemos un vínculo íntimo, como pueden ser la pareja, como pueden ser los hijos, los padres y hermanos y poco más", explica la analista.
"Con Ainhoa tiene esa distancia íntima porque son pareja y sin embargo con Cristina, al no ser ya pareja pero seguir siendo familia, mantiene una distancia personal, es decir, un poquito más alejado", concluye la experta. Una forma de actuar "absolutamente normal" cuando una persona tiene ambos roles en su vida y los lleva a cabo de forma natural y civilizada.