La vida del que fuera marido de la infanta Cristina (56 años) ha sufrido un gran cambio desde que obtuvo la libertad condicional. Actualmente, Iñaki Urdangarin (54) atraviesa un momento muy dulce y pasa mucho tiempo en Barcelona, donde se le ha visto disfrutando de una cita muy especial, aunque no es con su pareja.

El exjugador de balonmano, que dejó el despacho de abogados de Vitoria en el que trabajaba el pasado mes de marzo, reparte su tiempo entre la ciudad guipuzcoana y la capital catalana, donde tiene muchos vínculos de amistades y también profesionales. Ambas cosas se unen en la reunión que ha mantenido con un grupo de excompañeros del Barça Balonmano que, a juzgar por la gran sonrisa de su rostro, le hizo especial ilusión.

Iñaki y otras nueve personas, entre las que se encontraba Valero Rivera (69), exjugador del equipo blaugrana y exseleccionador nacional, y Enric Masip (52), adjunto a la presidencia del club. Este último fue quien compartió en sus redes sociales la imagen de lo que él califica como #DreamTeam. Como se puede comprobar, Urdangarin sigue unido al equipo con el que alcanzó la gloria deportiva.

El lugar elegido para la comida fue el restaurante Can Moyas, ubicado en la playa de Castelldefels, y especializado en arroces, carnes a la brasa, pescado y marisco. Todos disfrutaron de mesa, mantel y charla, tanto que la cosa acabó alargándose. Era ya de noche cuando Iñaki y su grupo abandonaban el local.

Y mientras, Ainhoa Armentia (43) seguía en Vitoria, a más de 500 kilómetros, trabajando en el bufete y cuidando de sus hijos. Desde que saltó a luz su relación con Urdangarin, en enero de este año, dejó de ser una persona anónima para adquirir cierta notoriedad, que ella ha llevado con paciencia. Ahora ha logrado recuperar cierta calma y hace semanas que no se ve ninguna imagen suya con Iñaki. 

La distancia será uno de los escollos que quizá pongan a prueba su relación, pues es un hecho que el ex de la infanta cada vez pasa más tiempo en Barcelona. Su futuro profesional parece estar allí, relacionado con el balonmano y con el Barça, por supuesto, lo que le obligaría a trasladarse definitivamente o al menos vivir a caballo entre su tierra natal y Cataluña.

Por el momento, el divorcio de Iñaki y Cristina sigue en trámite y parece que será amistoso y de mutuo acuerdo. No habrá problemas económicos y tampoco en lo referente a sus hijos pues todos, excepto Irene (16), ya viven independientemente de sus padres y son mayores de edad. Según ciertas informaciones habrá que esperar hasta después de verano para que los términos de la ruptura legal sean firmados por ambos, poniendo así punto final definitivo a su historia.

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