Francisco Álvarez Cascos se separa de María Porto, su tercera mujer
El ex vicepresidente del Gobierno y su esposa firmaron hace unas semanas una separación amistosa. Han estado casados diez años.
13 mayo, 2016 22:00Noticias relacionadas
El rumor llevaba varios meses circulando pero ya es oficial que el ex vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez-Cascos (68) y su mujer, María Porto (46) han firmado hace unas semanas una separación amistosa tras diez años de matrimonio, tal y como ha podido confirmar en exclusiva JALEOS. Éste es el tercer divorcio para el ex dirigente popular y el segundo para la galerista. La pareja se conoció en 2003 y a pesar de los 22 años de diferencia y las diferencias ideológicas -Porto es hija del cineasta Juan Antonio Porto, un comunista activo- congeniaron inmediatamente.
Por aquel entonces, Álvarez-Cascos era ministro de Fomento y Portose hacia cargo de la dirección de la galería Marlborough en España, una multinacional del arte con sedes en Nueva York, Londres, Montecarlo y también Barcelona. Porto, abogada de formación, entró como secretaria en la galería y ocho años más tarde alcanzó la dirección. En las Navidades de 2003 les pillaron juntos con los hijos pequeños de ambos en Lanzarote. Las imágenes fueron publicadas por una de las revistas del cuore.
Tardarían un año en mostrarse oficialmente como pareja. Su primer acto público fue en enero de 2004 cuando al ex dirigente popular le hicieron entrega de la Medalla de Honor de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. A finales de enero de 2006, recién obtenido Cascos el divorcio de la que fue su segunda esposa, Gema Ruiz, la pareja se casaba en la más estricta intimidad. El enlace civil contó con apenas una treintena de invitados.
Para él era la tercera boda y la segunda para Porto. Cascos se casó primero con Elisa Fernández Escandón, con la que tuvo cuatro hijos; su segundo matrimonio con la joven Gema Ruiz fue muy comentado. Con ella tuvo dos hijos. María también estuvo casada anteriormente con Virgilio Cano,con el que tuvo un hijo. Cano fue consejero del del socialista Joaquín Leguina cuando era presidente de la Comunidad de Madrid.
UNIDOS POR EL ARTE
El recién estrenado matrimonio no sólo comenzó a compartir techo, sino también negocio de compra venta de arte. Sin embargo, Aqualium Spain S.L y Aqualium By Ximo Lizana las empresas dedicadas a tal fin, están registradas a nombre de María en calidad de Administradora única y Cascos sólo figura como asesor externo.
Los primeros años hasta 2011 el negocio artístico del matrimonio Porto-Cascos fue próspero gracias a las numerosas muestras de arte moderno, principalmente de grandes esculturas, que organizaron en ayuntamientos y entidades de ahorro de medio país. En enero de ese mismo año, Álvarez-Cascos abandonó el PP por desacuerdos con la dirección nacional.
Se afilió a Foro Asturias donde alcanzó la Presidencia de la formación en cuestión de meses. Las urnas también le fueron favorables y fue elegido Presidente del Principado de Asturias, cargo que ocupó desde julio de 2011 hasta mayo de 2012.
Mientras el político atendía su apretada agenda en Oviedo, María Porto continuaba con el negocio del arte, para el que encontró refugio en el Espacio de las Artes creado por El Corte Inglés en su nuevo edificio de Castellana, 85. El matrimonio se acostumbró a vivir separado de lunes a viernes. Solía ser él quien bajaba a la capital los fines de semana.
En público, la galerista siempre ha defendido esta situación, argumentando que no eran la única pareja que por cuestiones laborales vivía separada. El domicilio conyugal, situado en la lujosa madrileña calle Zurbano, tiene una superficie de 350 metros y es propiedad de Porto, en el que ahora comenzará su nueva vida como divorciada.
Cascos esta tranquilo y es noticia este jueves porque ha conseguido pescar un salmón de 4,5 kilos en el Valdés (Asturias), una de sus pasiones. En conversación con EL ESPAÑOL, prefiere no hacer declaraciones sobre su nueva situación personal. La pareja nunca ha querido hablar sobre su vida personal y esta ocasión no iba a ser una excepción. Sólo el tiempo pondrá las cosas en su sitio.