Hay rosados de alta costura, de guarda, rosados delicados que mezclan la elegancia provenzal con la frescura y la identidad del terroir del que provienen y que son perfectos para beber en verano. Rosados, en definitiva, por los que merece la pena pagar un poco más, siempre y cuando sepamos por qué.
1. No te guíes (solo) por la etiqueta
Siempre se ha dicho que los vinos rosados se compran “por los ojos”. Es decir, que sin haberlos probado antes, tendemos a elegir la etiqueta que más nos llama la atención. Por eso el rosado suele ser siempre el vino más pintón de las bodegas. La botella más elegante, el diseño más creativo, el color más sugerente... Elegirlo por guapo es una opción tan válida como otra cualquiera, pero en el vino la belleza también está en el interior.
Dale la vuelta a la botella y fíjate en el origen, en las variedades, en la elaboración. Puede que sea natural o ecológico, que provenga de viñas viejas o que tenga un paso corto por barrica. Todos estos elementos aportan información y tipicidad al vino que estás a punto de comprar. Porque el mundo del rosado está evolucionando, y en España empieza a haber rosés serios, complejos, que se alejan del tradicional color brillante y del sabor a golosina para ganar en calidad y acercarse a la sofisticación del estilo de la Provenza, capaz de poner el vino rosado a la altura del champán. Caminamos hacia rosados que dan protagonismo a la personalidad de las uvas, a la vinificación y a la crianza. Y, créenos, ahí es donde quieres estar.
2. El color también habla
La intensidad de color del vino rosado no tiene nada que ver con la calidad. No es proporcional, vaya. Así que no discrimines un vino por puro prejuicio, porque probablemente te estés perdiendo algo muy rico.
El color del rosado responde al estilo de vinificación (prensado directo o sangrado, mayor o menos extracción), pero también a las tendencias del mercado. En la actualidad los rosados que más triunfan en la pasarela vinícola son los pálidos, los rosas asalmonados o ‘piel de cebolla’ que siguen los estándares provenzales y que se relacionan con una mayor elegancia y sutileza.
3. Ten en cuenta el momento de consumo
La verdadera clave del éxito de los rosados es que son para todo el mundo y para cualquier ocasión. El rosado es para una noche de verano, para una copa con amigos en el aperitivo, a media tarde o como vino de sobremesa más allá de la cena. Son vinos sin complicaciones, pero aún así complejos y sugerentes, como el champán, por eso se suelen beber en entornos similares. Pocos vinos aportan mayor placer a una velada.
Los rosados ofrecen una visión diferente del vino, más moderna, más accesible, menos tradicional, pero al igual que los vinos blancos o los espumosos, los rosados también tienen su momento ideal de consumo. Son perfectos para la primavera y el verano, para tomar al aire libre (incluso con un hielo, por qué no), y aunque no piden comida, su característica frescura les permite armonizar con una amplia variedad de platos. Así, funcionan especialmente bien con mariscos, ensaladas, pastas ligeras, arroces y paellas, carnes blancas a la parrilla y pescados al horno.
4. Si es caro es por una razón
El rosado no es un vino menor. Y eso se refleja en el precio. Los rosados son vinos extremadamente delicados, que requieren de uvas de la máxima calidad y del mayor control posible en su proceso de elaboración. Los viñadores coinciden en que es el vino más difícil de elaborar, por eso no todos se lanzan a la aventura.
Se trata de una categoría de vino cada vez más cuidada y respetable, no sólo en Francia, sino en todo el mundo. En la última década, se ha puesto a la cabeza de las tendencias más potentes del mercado, y es el rey del glamour de la Costa Azul francesa, los Hamptons de Nueva York, Miami o Ibiza. Hay rosados que han sido premiados internacionalmente y que han recibido la máxima puntuación de la guía Parker.
El coste de los más exclusivos puede superar las tres cifras tranquilamente. No hace falta que te gastes ese dineral, pero cuando el precio de un rosado te parezca excesivo, recuerda que su elaboración es casi un trabajo alquímico que requiere de un mimo extraordinario para dar lugar a su reconocida sutileza y elegancia.
5. ¿Rosado o clarete?
Por el color parecen lo mismo, pero son dos vinos diferentes, tanto por su elaboración como por las uvas empleadas. Lo más importante a la hora de elegir uno u otro es saber que ninguno de ellos es mejor o peor. Son, sencillamente, distintos. La antigua práctica de mezclar vino tinto con vino blanco es precisamente eso, antigua. Por eso los claretes que ahora vemos en los lineales lucen con orgullo esta categoría tan nuestra en un intento de devolverle su valor original. El clarete procede de la mezcla de uvas blancas y tintas en diferente proporción. Son vinos jóvenes que realizan una fermentación parcial en contacto con las pieles, dando como resultado un vino de color rosado.
El rosado, provenzal o no, se elabora con uvas tintas. Esta es la mayor diferencia con respecto al clarete. Su color se obtiene controlando el tiempo que las pieles están en contacto con el mosto, ya que este determinará la intensidad del color del vino. Los rosados se elaboran de dos maneras diferentes, a través del sangrado o del prensado directo, y pueden ser jóvenes, crianzas o reservas.
7 rosados españoles para probar este verano
De Los Abuelos Viñas Centenarias Rosado
Fresco, aromático, frutal, complejo, mineral, equilibrado y expresivo. Así es el nuevo rosado de la bodega berciana Pago de los Abuelos. Un vino con carácter, diferente a todos y con la personalidad propia de la viña heroica en la que crece. P.V.P.: 18 €
Aire de Protos
Elaborado en la bodega de Protos en la D. O. Cigales, con viñedos de edades entre 10 y 40 años de viticultores próximos a la zona, Aire de Protos tiene una personalidad compleja marcada por la sutileza de las flores blancas. Fresco y sedoso, su elegante acidez se equilibra con un complejo recuerdo frutal. P.V.P.: 8,75 €
El Rosado de Pagos de Anguix
Elegante y versátil, El Rosado de Pagos de Anguix es un homenaje a los históricos claretes de Ribera del Duero. Elaborado de manera ecológica, muestra la excelencia y riqueza de la tinto fino y la albillo mayor de la región, y atrae por su complejidad aromática y su boca compleja y golosa, sorprendentemente fresca, aunque larga y persistente al mismo tiempo. P.V.P.: 17,25 €
Arrayán Garnacha Rosado
Un vino elaborado con garnacha peluda cien por cien, una uva autóctona minoritaria y recuperada en 2015 por Maite Sánchez, enóloga de la bodega, en los viñedos de Santa Cruz de Retamar (Toledo). Aromático, fresco, equilibrado, elegante, armonioso, delicado, este rosado es el niño mimado de Arrayán. P.V.P.: 16 €
Lía 21 Pradorey
Lía 2021 está elaborado con tempranillo y albillo ecológicos de la finca La Recorba, una plantación a poco más de 800 metros de altitud, 100 % ecológica, propiedad de la bodega burgalesa Pradorey. Su color pálido, limpio y brillante, recuerda a los vinos franceses de la Provenza. Con aromas a melocotón, es fresco y agradable, fiel aliado para la hora del aperitivo. P.V.P.: 8,15 €
Emina Rosé Prestigio
Derrochando primavera desde su imagen hasta su sabor, Emina Rosé Prestigio es un vino elegante, fresco y frutal perfecto para estas fechas. Elaborado en la D.O. Cigales, tierra de tradición rosada por excelencia, su cuidada elaboración se manifiesta desde el viñedo, con cepas viejas de más de 70 años y una combinación única de variedades blancas y tintas. P.V.P.: 14,63 €
Alegría de Vivir
Alegría de Vivir «mediterranean rosé» es la personal creación de un vino
rosado que nace como un manifiesto al optimismo, una invitación a compartir la vida inspirada en la filosofía de la Provenza. Elaborado de manera orgánica con uvas bobal y merlot, su acidez equilibrada y sus notas de fresas silvestres mezcladas con frutas frescas y especias, evocan la luz y serenidad de la región de Valencia. P.V.P.: 15 €