La relación entre Dom Pérignon y Quique Dacosta no ha empezado ahora. Esta última colaboración es el resultado de una profunda admiración mutua que viene de lejos. «Llevamos muchos años trabajando con Quique Dacosta y nos pareció muy natural proponerle a él y a su equipo este nuevo proyecto. Durante varios meses hemos reflexionado juntos sobre cómo ofrecer una experiencia inédita, exclusiva, inspiradora y elevadora», explica Raphaël Hernández, Senior Brand Manager de Dom Pérignon en España.
La simbiosis entre ambos talentos es innegable, y de su eclosión surge el primer Plénitude 2 Lounge en España, un espacio con 22 asientos instalado en la terraza de Quique Dacosta Restaurante (Denia, Alicante), donde los amantes de la gastronomía y del champán pueden degustar en exclusiva la ‘metamorfosis’ de Dom Pérignon, en lo que el chef describe como «una experiencia única en torno a la alta cocina, elevada, cuidada y casi mística».
«A través de tres creaciones elaboradas especialmente por Quique Dacosta, el comensal descubre Dom Pérignon Vintage, que tras un mínimo de ocho años de crianza en bodega alcanza la armonía y el equilibrio perfecto, y Dom Pérignon Plénitude 2, que es la segunda vida de una añada. Tras cerca de 15 años de lenta transformación en las bodegas, Dom Pérignon expande su energía y se eleva a un paroxismo de vitalidad esencial y radiante, su estado de Plénitude», adelanta Raphaël Hernández.
La mesa
El Lounge ha sido delineado entre Dom Pérignon y Quique Dacosta bajo la premisa del chef de crear un espacio limpio protagonizado por un elemento ecléctico, una mesa monumental de textura marmoleada de 7 metros de largo, obra de Neolith y concebida «para complacer los sentidos de forma plena».
«El espacio ya existía en Quique Dacosta Restaurante, lo que imaginé en su momento para este proyecto con Dom Pérignon fue crear una mesa común que nos permitiera de algún modo celebrar de forma multitudinaria, en un espacio independiente al restaurante donde poder crear una atmósfera lo suficientemente diferenciada e icónica», explica el chef. «A partir de ahí vino la búsqueda del diseño de una mesa que nos permitiera acceder al centro de la misma en caso de que el planteamiento gastronómico requiera una finalización delante del cliente. Esta fue la idea inspiracional. En definitiva, se trataba de crear una atmósfera muy elegante».
A partir de ahí, Dacosta comenzó a reflexionar sobre las grandes mesas donde se habían escenificado las comidas más icónicas de la historia. «Por partir de una de ellas, me fijé en la Última Cena de Jesucristo y sus apóstoles. Recurrí al pan, al pescado y al cordero como ingredientes evidentes de aquella época para dejarme llevar en la creación de platos creativos, innovadores y técnicamente cuidados, pero que no fueran excesivamente sofisticados en términos gustativos. Porque todo parte de Plénitude 2, que teje la versatilidad y a través de él creamos los platos», detalla el tres estrellas Michelin. «El champán es el hilo conductor de los ingredientes, todo el menú se articula a partir de él, porque se adapta perfectamente a vegetales, pescados y carnes sofisticadas de sabor complejo como el cordero».
El menú
Toda la liturgia de Plénitude 2 Lounge sucede alrededor de esta espectacular mesa. Es un escenario de natural con vocación de compartir, dialogar y disfrutar de la transformación de un vino y de un ingrediente. Un destino de encuentro y hedonismo que se suma a la experiencia que alberga el interior de Quique Dacosta Restaurante con varias opciones de degustación con diferentes pases o ‘actos’.
«Con el champán como guía, recorremos senderos con platos que tienen una segunda vida, apelando a lo que es Plénitude 2, esa segunda vida de una añada. Los amantes de la gastronomía y del vino pueden disfrutar así de una experiencia fantástica en un lugar poco habitual», defiende Quique Dacosta. Así, el acto Plénitude 2, consiste en un homenaje a este champán alrededor de algunos elementos básicos en nuestra cultura, como son, el pan, los peces, el cordero, y por supuesto, el vino. Este acto se vive con media copa de Vintage y una copa de Plénitude 2, y cuesta 220 € por persona.
Este acto se puede degustar solo o bien dentro del menú Cocinar Belleza II, que empieza por dos aperitivos (buñuelo ligero de calabaza vieja y trufa negra, y consomé de calabaza y aceite de sus semillas) para después llegar al pase del champán Dom Pérignon Plénitude 2, resuelto en una oblea de mantequilla ahumada y flores, “los panes y los peces”, y cordero con sesos glaseados y patitas.
A este pase le siguen cuatro más. El tercero, con huevas de bogavante, gamba roja de Denia y té de bledas, y perla a la brasa entre carbones de algas. El cuarto, estofado de cacaus del collaret, pato y anguila ahumada al romero, pan de aceite de oliva virgen extra Farga, y pebres farcides. El quinto, a base de lámina de chuleta curada en atmósfera salina y tuétano de vaca vieja. Y el sexto, la parte dulce, con polvorón de almendras, la caja de Piluca, almendruco verde en rama y candy cremoso de mango. Y, para finalizar, panal de miel de romero y cítricos. Lo has acertado, este es el menú degustación que cuesta 4.000 €, aunque aquí, por pareja.